Hace un par de semanas la cotización de Facebook, Amazon y Google se vio fuertemente castigada por la noticia de que el gobierno estadounidense iba a iniciar una investigación por sus prácticas competitivas, lo que podría dar lugar a medidas antimonopolio.
Estas medidas son diversas, pudiendo ir desde una limitación de sus políticas comerciales -como cuando a Microsoft en 1998 se le prohibió poner su navegador por defecto en Windows-; a una segregación de sus negocios -como ocurrió con AT&T en 1984-. Para que el gobierno pueda imponer estas medidas, debe demostrar que tienen una cuota de mercado monopolística y que se está perjudicando a los usuarios -como, por ejemplo, subiendo precios o impidiendo una mejora tecnológica-.
Ante esta situación, ¿qué deberían hacer los inversores? ¿Deberían vender sus acciones en estas compañías? Si nos basamos en la experiencia, existen tres argumentos para no vender las acciones de estas compañías, al menos no por este motivo:
1) Las investigaciones por prácticas antimonopolio duran de media más de cinco años. Durante este tiempo van a seguir pudiendo operar con normalidad. Las sentencias se recurren hasta la última instancia, y muchas veces ganan las empresas los casos, como ya pasó con Microsoft cuando el gobierno americano intentó su división.
2) Es difícil demostrar que haya habido subida de precios en cualquiera de las tres compañías, ya que los servicios de Facebook y Google son gratuitos; y los de Amazon han supuesto una importante bajada de precios para todos los sectores donde compiten, beneficiando a los consumidores. También es difícil demostrar un perjuicio para los usuarios, ya que estas tres compañías han incentivado el desarrollo tecnológico y han puesto múltiples servicios en manos de los usuarios. Respecto al control de mercado también es difícil de justificar en alguno de los segmentos donde operan, ya que por ejemplo las ventas de Amazon son la mitad de las de Wal-Mart.
3) Incluso aunque se consiguiese sacar adelante una división de las empresas, la suma de las partes podría ser mayor que el todo. Por ejemplo, YouTube se considera que podría tener un valor de más de 100.000 millones de euros. Lo mismo se puede aplicar para Instagram; o WhatsApp, que además no genera ingresos, y que como compañía independiente sí empezaría a monetizar.
Si nos remontamos a la división de AT&T, un inversor que hubiera comprado 100 acciones de la compañía el día antes de la separación (el 30 de diciembre de 1983) habría pagado 6.150 dólares, y al día siguiente habría recibido 10 acciones de las 7 compañías en las que se dividió a la compañía. La valoración actual de estas acciones sería superior a los 40.000 dólares, además de haber recibido todos los dividendos abonados durante estos años.
Como vemos, no hay que asustarse por los titulares, sino analizar los datos, tras lo cual no parece que esta posible investigación antimonopolio nos deba hacer apresurarnos a vender nuestras acciones en estas compañías.
*Antonio Aspas es socio de Buy & Hold