En los últimos meses se acumula el flujo de noticias negativas, tales como la guerra comercial entre EEUU y China, con sus implicaciones para Europa -principalmente para el potente sector del automóvil-, la posibilidad de que se produzca un Brexit duro y las novedades sobre un enfriamiento económico, o, en el peor de los casos, una crisis.
Así, es lógico que el sentimiento de los inversores minoristas muestre los mayores niveles de pesimismo desde el año 2016, y que se lleven produciendo salidas de los fondos de renta variable en los últimos 12 meses, con volúmenes que no se veían desde el año 2008-. Y, en cambio, se produzcan entradas récord en los fondos de renta fija, a pesar de las bajas rentabilidad de la mayoría de los bonos.
Y si con esto no era bastante, tenemos que añadir que el consenso de mercado espera una bajada de ventas y beneficios en los resultados que se están empezando a publicar sobre el tercer trimestre, tanto de las empresas europeas como americanas.
Cualquiera que lea lo anterior y no supiera qué han hecho las bolsas, pensaría que estas están cayendo fuertemente en el año. Pues no. Todo lo contrario, presentan subidas cercanas al 20%. ¿Cómo es posible? En mi opinión se debe a tres factores:
1) La recompra de acciones propias por parte de las empresas está alcanzando niveles record, tanto en EEUU como en Europa, con importes estimados de 900.000 millones en EEUU y de algo menos de la mitad en Europa, que compensan los 246.000 millones de salidas en fondos americanos de bolsa y los menos de 100.000 millones en fondos europeos de bolsa.
2) Los bajos tipos de interés están impulsando la compra de compañías cotizadas por parte de competidores, fondos de capital riesgo e inversores privados, permitiendo financiar estas compras a tipos de interés muy bajos y que hacen la operación financieramente atractiva, incluso comprando a un precio elevado.
3) Los mercados se adelantan enormemente a la evolución de la economía. Como ejemplo podemos ver cómo en la anterior crisis las bolsas tocaron mínimos a principios de 2009, mientras que la crisis económica continuó hasta el 2012.
Una vez más, esta situación demuestra lo difícil que es predecir el comportamiento de la bolsa, incluso para los mayores expertos. Como dice Warren Buffett, “nunca he tenido una opinión sobre lo que va a hacer el mercado porque probablemente no sería acertada”.
*Antonio Aspas es socio de Buy & Hold.