La puntilla para hundir a los autónomos
En el contexto económico en el que nos encontramos, saliendo de una crisis económica sin precedentes provocada por la Covid-19, el colectivo de autónomos necesita, más que nunca, el apoyo de todas las instituciones públicas.
Un anhelo al que por lo visto sólo aspiramos aquellos que creemos que el modelo productivo español es correcto, que lo que hace falta no es cambiar dicho modelo en aras de una mal entendida modernización. Lo que hay que hacer es productivo el modelo. Y en España hay muchas empresas y autónomos que eran completamente viables en marzo de 2020 y que lo serán con un poco de apoyo.
EL 70% de los autónomos no saben qué es la recuperación aún y prácticamente un 30% no espera recuperarse hasta 2023. Hay, todavía, a fecha 30 de septiembre, 226.000 autónomos en cese de actividad, y 700.000 autónomos viviendo una situación muy complicada tras 17 meses de pandemia.
Y el resto de lo que nos rodea, obviando la pandemia, no es que sea una alegría. Las energías nos castigan cada vez más y duplican los costes de nuestros negocios hasta dejarnos sin margen. La luz, con carácter general, ha subido un 44% en el último año, los carburantes un 23%.
A todo esto sumamos con los Presupuestos Generales del Estado presentados para 2022 un nuevo empujón al vacío. El Gobierno no tiene otra forma de ayudar a los autónomos que dándoles un nuevo sablazo. Suben las bases de cotización, la mínima de los autónomos persona física de 944 a 960 euros y la mínima de societarios de 1.214 a 1.234 euros, lo que supone, a un tipo del 30,6%, subirles la cuota entre 95 y 390 euros al año, dependiendo de si cotiza por la base mínima o por la máxima.
El objetivo del Gobierno debería ser eliminar trabas, bajar impuestos y facilitar la actividad a los autónomos.
Pongamos las cifras sobre la mesa. Un autónomo societario en base mínima (su mecánico del taller, su gestor, su proveedor de aceite…) abonará de cuota a la seguridad social, ingrese lo que ingrese, cada mes de 2022, 377,87 euros, y un autónomo persona física (su profesor de inglés, su panadero, su fontanero, su taxista), como mínimo 293,94 euros.
Así, sencillo, a sumar a todo lo demás. La puntilla para hundir a los autónomos. Como si no tuviéramos ya la hucha vacía. El pantano está seco, señores. La recuperación no ha llegado. Ha llovido en verano sí, la actividad ha vuelto, la economía se ha reactivado, pero agua… el agua sigue muy cerca del lodo. Y hay que vivir muy lejos de la economía real para no darse cuenta.
Para más inri, esta subida se ha hecho por primera vez en 15 años sin consulta previa con los agentes sociales. Ni patronal, ni sindicatos, ni asociaciones de autónomos han sido consultadas para elevar las bases de cotización.
El objetivo del Gobierno debería ser eliminar trabas, bajar impuestos y facilitar la actividad a los autónomos y a los nuevos emprendedores. Y, sin embargo, sigue empeñado en ponerle zancadillas a los autónomos y poniendo muy difícil su actividad económica.
Por todo ello, instamos al gobierno de la nación a paralizar la subida de las bases mínimas de cotización de los autónomos en 2022. No es el momento. Los autónomos primero se tienen que recuperar y después se les podrá exigir mayores cotizaciones. Y tendrán que articular un mecanismo por el que aquellos que no ingresan lo suficiente no paguen cuotas del todo excesivas y no adecuadas.
Por eso, en lugar de lo que se pretende hacer que no es otra cosa que la puntilla a muchos negocios, también instamos al Gobierno de España a ampliar la tarifa plana de 60 euros de 12 meses a 24 meses. Los resultados están ahí, casi 9 de cada 10 autónomos que iniciaron su actividad incentivados por la tarifa plana mantienen su actividad transcurridos esos 2 años, lo que da buena nota de que hay incentivos al fomento del empleo y, sobre todo, del empleo al trabajo autónomo, que funcionan.
Ayuden a los autónomos y no les pongan más zancadillas, es el camino correcto y no la senda egoísta que han elegido.
*** Lorenzo Amor es presidente de ATA.