17 de octubre de 2022, hotel Palace. Madrid, 09:00 horas. Desayuno con el ministro Subirats. El café con cruasán acompañado de un discurso de alguien importante es ya un clásico en la capital del Reino. Se dice que a las 8 horas de la tarde en la ciudad de las Cortes o das una conferencia o te la dan. Ahora también ocurre, cada vez más, a las 9 de la mañana. Una hora más europea y que permite mayor conciliación familiar.
Subirats es un académico cuya presentadora definió de "seductor y seducido". Seductor por su porte y bagaje intelectual y seducido por el mundo de la política. Su discurso se desarrolló con brillantez y el rigor de quién considera lo público como pivote esencial de leña sociedad. Estoy de acuerdo, lo público es parte de la sociedad que hemos construido los seres humanos en el devenir que nos ha llevado al siglo XXI.
¿Hasta dónde debe crecer la Administración sin ahogar al otro componente esencial de esa sociedad, la iniciativa privada? Es en lo que quizás haya ciudadanos que no estén tan de acuerdo con el ministro de Universidades actual. Máxime ahora que se ha demostrado que el ciudadano medio trabaja hasta casi finales de julio para pagar los impuestos.
Se necesita más universidad y mejor financiada. Sin ella, no hay innovación de fondo. Sin innovación no hay transferencia a la sociedad y sin esta transferencia se pierde competitividad.
Europa, lo dijo el ministro, tiene en sus universidades el mayor potencial del mundo. Nadie puede competir con este Viejo Continente en la generación de "pensamiento crítico", uno de los grandes valores europeos. España está en esa Europa y si quiere permanecer en su élite tiene que potenciar su sistema universitario.
Por eso, parece loable la aspiración del ministro de llegar a una financiación adecuada de la universidad con cargo a gastos del Presupuesto del Estado. En 2022, se destinaron al Ministerio de Universidades 430,6 millones de euros, el 0,28% de los gastos totales. Solo Presidencia y Consumo tuvieron menos. En 2023, son 441,6 millones, con un incremento del 2,6%. Sigue sin llegar a lo que el ministro Subirats considera pertinente.
De todas formas, como dijo el ministro, casi todas las universidades públicas son competencia de las autonomías. Por tanto, esas cifras del los PGE 2023 no son las más importantes. Son las comunidades autónomas las que deben dedicar los recursos que consideren necesarios. Un gasto que debe aumentarse, según su opinión.
Y es una financiación necesaria. La duda es si debe salir de los Presupuestos. Es decir, de los impuestos recaudados.
El sector de universidades tiene dos componentes: el público y el privado. Si el público tiene déficit de financiación, debería dimensionarse de manera adecuada. Si remodela su oferta educativa e investigadora también conseguiría inversión extra presupuestaria. Es cuestión de estrategia y buena gobernanza.
Además, para mantener el nivel universitario (docencia e investigación) adecuado está también el sector privado que se financia fuera de los Presupuestos del Estado. Un sector privado que ha demostrado un gran dinamismo en los últimos años.
"Una combinación de universidades públicas y privadas es una solución no sólo más económica, también más social"
El Estado debe suplir aquellos servicios que la iniciativa privada no cubre. Por eso una combinación de universidades públicas y privadas es una solución no sólo más económica, también más social, eficaz y eficiente.
Un sistema universitario de esas características se puede convertir, además, en un sector exportador, un "turismo" de gran valor añadido. La atracción de estudiantes y talento académico es, además, una fuente de ingresos internos desde el exterior. También una forma de inmigración selectiva, ya que, como en EEUU, se puede retener a los mejores talentos, fuente de creación intelectual y académica para el futuro.
Tenemos un idioma que practican casi 600 millones de personas y que cada vez puede ofrecer mejores ofertas en inglés. Esa combinación es una fuente de riqueza a explotar. Una industria no contaminante, de alto valor añadido.
Por eso, estoy de acuerdo con el ministro en aumentar la financiación de la universidad española. En lo que puedo discrepar es en cómo hacerlo y de dónde deben venir esos recursos.
*** José Ramón Pin es profesor del IESE.