Bancos centrales que intentan sorber y soplar a la vez
Valga la metáfora para visualizar a la Fed, valdría también para el BCE, en su continuado ejercicio de funambulismo. El problema es que siguen sin mirar abajo no ya para entender la distancia del abismo sino para comprobar lo que pensamos todos, que carecen de red.
Lo que está pasando con los bancos es muy sintomático. Personalmente no cuestiono el rol que comprende su condición de prestamista de última instancia. Es quizás la figura menos controvertida y cuestionada, al menos por mi parte, de todas las que competen a estas entidades. Otra cosa son las magnitudes.
Las tensiones de corto plazo no aminoran a pesar de los esfuerzos hechos para respaldar los depósitos y recuperar la confianza tras el colapso de SVB Financial y Signature Bank.
Según datos de Bloomberg, en la semana que finalizó el 15 de marzo se tomaron prestados 152.850 millones de dólares en la ventana de descuento de la Fed frente a los 4.580 millones de la semana anterior, superando el récord de 111.000 millones dejado por la crisis financiera de 2008.
El problema añadido es que, al incluir un aumento de 440.000 millones en los saldos de reserva de la Fed, los préstamos de emergencia revirtieron todo el QT de la Fed que comenzó en junio de 2022. De ahí lo sorber y soplar a la vez. La Fed lleva algo menos de un año reduciendo el balance subiendo además tipos, pero lo expande en apenas unos días al mismo nivel de cuando la inflación estaba en récord.
Las tensiones de corto plazo no aminoran a pesar de los esfuerzos hechos para respaldar los depósitos y recuperar la confianza.
Todo esto ahonda la sensación creciente de miedo si tenemos en cuenta que solo en la semana pasada 120.000 millones de dólares buscaron refugio en el mercado monetario siendo este el mayor aumento desde principios de 2020, cuando la pandemia eclosionó con toda su crudeza, lo que refleja una mayor aversión al riesgo y una huida hacia la seguridad.
La situación no mejora y los cortafuegos han limitado que el incendio se propague, pero lo cierto es que tampoco se apaga. La pasada semana un consorcio de grandes bancos anunció un acuerdo para realizar 30.000 millones en depósitos en First Republic Bank, cuyas acciones cayeron hasta un 73%.
Los depósitos estarían obligados a permanecer en FRC durante al menos 120 días. Sin embargo, la compañía continuó presionada por el temor a la huida de clientes dado su gran volumen de depósitos no asegurados, al igual que SIVB y SBNY. La sangría sigue pues abierta.
Lagarde aseguró el jueves, con muy poca convicción, que lo que ocurre en Estados Unidos no es trasladable a Europa. Pero lo que es indudable es que si se dan las condiciones para una fuga de depósitos la cascada de acontecimientos es literalmente la misma.
La situación no mejora y los cortafuegos han limitado que el incendio se propague, pero lo cierto es que tampoco se apaga.
Mientras el sistema de banca fraccionario se mantenga y los depósitos se sustenten en un sistema monetario basado en meras promesas de pago y no respaldado por recursos sólidos, la burbuja seguirá aumentando.
Insisto en que el mantra de las mayores exigencias de capital de la banca con respecto a 2008 es como decirle a quien acaba de sufrir la amputación de una pierna que puede seguir caminando en lugar hacerle entender que la realidad, es que ya no tiene una extremidad.