UBS-Credit Suisse: una crisis bancaria al uso, pero con elementos nuevos
Cada crisis bancaria aporta detalles diferentes tanto en su materialización como en su gestión. Es el caso de la adquisición de urgencia de Credit Suisse por parte de UBS. La escenificación de la operación por parte de las autoridades suizas y los bancos implicados no se ha salido del guion tradicional: justificar que era la única alternativa viable, la operación es fundamental para asegurar la estabilidad financiera, no haber hecho nada habría implicado una quiebra de daño incalculable…
Sin embargo, una buena parte de la solución se sale de los cánones habituales de rescate. En primer lugar, la 'vía rápida' diseñada priva a los accionistas de ejercer sus plenos derechos, especialmente a los de UBS. Esta formalidad, que no es menor, lleva a constituir una provisión de 9.000 millones de francos suizos (unos 9.095 millones de euros) de dinero público para afrontar posibles litigios.
Lejos de ser una ayuda, no deja de ser una especie de 'justiprecio' por torcer de tal manera los planes de una entidad privada que debe recibir los permisos de fusión en todos los mercados donde opera. Parece bastante evidente que los reguladores le concederán los permisos, obviando el discurso tan repetido y extendido de la última década acerca de que no habría más concentraciones de grandes bancos para no crear más entidades demasiado grandes para caer ('too big to fail').
En segundo lugar, es la primera crisis bancaria donde se emplean los bonos híbridos creados para capitalizar los bancos bajo las normas regulatorias de Basilea III: los AT1. El volumen de AT1 que tenía Credit Suisse era de 16.000 millones de francos suizos (unos 16.160 millones de euros), los cuales ante el evento de compra y recapitalización del banco quedan reducidos a valor 0.
Este instrumento, altamente apreciado para muchos inversores institucionales, ha devengado altos intereses en los momentos en que los tipos de interés eran nulos y las probabilidades de resolución de un banco eran mínimas. Pero en el momento en que han tenido que ser utilizados, está generando (y generará en los próximos días) suspicacias por parte de sus inversores.
"Lejos de ser una ayuda, no deja de ser una especie de 'justiprecio' por torcer de tal manera los planes de una entidad privada".
En tercer lugar, es la operación de salvamento bancario donde se pone más hincapié en el negocio de banca de inversión. El compromiso de la nueva entidad será reducir la exposición a banca de inversión hasta el 25% de los activos totales ponderados por riesgo.
La hipótesis implícita de esta operación es que el valor de la banca de inversión de Credit Suisse es tendente a 0, dado que se está pagando a un 6% el valor neto contable de la entidad (suponiendo que no hay alteraciones significativas ni de depósitos ni de créditos). Si éste es el valor residual de la banca comercial, volvemos a formular los mismos interrogantes que hace años se plantearon en torno a la reimplantación de la ley Glass-Steagal de separación entre la banca comercial y la banca de inversión.
Fuera de estos tres aspectos especiales en esta operación, el resto es bastante común. El Banco Nacional de Suiza (SNB) abrirá otra línea de liquidez en calidad de 'prestamista de última instancia' para evitar tensiones de liquidez. UBS tendrá que ejecutar un plan de recorte de costes de 8.000 millones que implica un volumen importante de despidos.
Y en los próximos meses se verá hasta qué punto las carteras de Credit Suisse estaban tan dañadas como para diseñar un plan exprés como éste, afectando al grado de competencia efectiva bancaria en los diferentes mercados en que opera.
"Es la operación de salvamento bancario donde se pone más hincapié en el negocio de banca de inversión".
En suma, más allá de la preservación de la estabilidad financiera, la fusión por absorción de Credit Suisse por parte de UBS deja varios interrogantes. De ellos puede destacarse hasta qué punto las resoluciones bancarias seguirán siendo muy parecidas aun con matices diferentes con respecto a la crisis financiera de 2007-2008.
Los reguladores han aparentado 'inventar la rueda' con las nuevas normas de la última década, pero en realidad la forma de actuar no es muy distinta. Por otro lado, inquieta la elevada posición de dominio del nuevo banco UBS-CS en el segmento de la gestión de grandes patrimonios: más de 5 billones de dólares en activos invertidos. Éste no es, desde luego, un tema menor.
*** Javier Santacruz es economista.