El mensajero del miedo
Richard Condon escribió y publicó en 1959 una novela con el nombre de este artículo. Su obra fue llevada a las pantallas originalmente en 1962 y posteriormente en 2004 con una mediocre adaptación. Básicamente es una trama política sobre el lavado de cerebros que supuestamente sufrieron algunos de los prisioneros americanos durante la guerra de Corea.
Novela y película, exponen la idea de la manipulación de las mentes y el poder de los medios de comunicación como vía de control de la opinión de la sociedad y cómo las personas pueden ser influenciadas y controladas a través de técnicas de propaganda a través de mensajes de terror y violencia sin siquiera darse cuenta de su propia manipulación.
La inflación ha sido doblegada. Los picos quedan atrás y los datos que vamos conociendo secuencialmente son el resultado del éxito de bancos centrales y gobiernos. Ese es el mensaje propagandístico.
Como todos los meses de agosto disfruto de mis descanso estival en Francia lo cual me sirve para ampliar la visión sesgada que en ocasiones impone el lugar de residencia. En un año la inflación ha hecho un daño terrible y es visible en todos los ámbitos de la vida. Alimentación, transporte, ropa, calzado, libros… Las rentas están disparadas y los alquileres están en unos niveles que por momentos hacen parecer que el chollo sea endeudarse para adquirir la propiedad en lugar de arrendar. Hasta que uno hace números con el Euribor, otro efecto colateral de la inflación.
El país afronta una grave crisis de acceso a la vivienda que, como no puede ser de otra manera en un país de mentalidad estatal e intervencionista, ha llevado a que muchos ayuntamientos hayan iniciado una lucha fratricida contra las disrupciones desinflacionarias, como por ejemplo, Airbnb.
En un año la inflación ha hecho un daño terrible y es visible en todos los ámbitos de la vida
La inflación general de los servicios, esa parte del consumo a la que nadie prestaba atención y de repente emergió demostrando la gran mentira del político de que los precios suben por los combustibles, expone bien a las claras el empobrecimiento de la población. Los precios de vivienda y alquileres en el país vecino se han disparado de tal manera que ni con más regulación se puede afrontar un coste razonable.
El ocio en los mismos sitios con los mismos ingredientes, Francia en eso no innova, se ha encarecido de media alrededor de un 35% lo que a medio plazo hará a muchas familias replantearse si es un destino turístico o un lujo.
El mensajero del miedo debería ser una figura que denuncia la manipulación y la propaganda estatal y no un partícipe de la misma. Lamentablemente en economía, más en mercados financieros, la abundancia de agoreros apocalípticos ha desgastado en exceso a los mensajeros.
Decir que la inflación ha sido una trama de corrupción político económica convierte a los mensajeros en una especie de secta denostada tipo “tierra-planistas”. Lo que es innegable es que los ciudadanos han aceptado el juego y participan con gozo de un empobrecimiento que ni se normaliza ni se corrige.