Como consecuencia del pesimismo que transmiten las redes sociales -especialmente aquellos que se han perdido la subida bursátil del año en curso-, muchos inversores se han quedado fuera. Y ahora se están preguntando si están a tiempo de subirse al tren de la rentabilidad.
El problema con las redes sociales es que las opiniones están sesgadas, en función de la posición o los intereses de los opinantes. Quienes se han quedado fuera del mercado “retuitean” y ponen “likes” a todas las opiniones que digan que la bolsa va a bajar. Y quiénes están “dentro” hacen lo propio con las que dicen que va a seguir subiendo. Y lo mismo ocurre con los datos: los que se han perdido la subida bursátil publican la red datos negativos para las bolsas. Y viceversa.
Y ocurre lo mismo en función de los intereses. Si una entidad financiera está colocando un determinado producto o invirtiendo en un determinado activo, apoya todas las opiniones que ayuden en su campaña de colocación o a su inversión.
Quienes se han quedado fuera del mercado “retuitean” y ponen “likes” a todas las opiniones que digan que la bolsa va a bajar
En este entorno, separar el grano de la paja se ha convertido en una oferta de alto valor añadido. Vamos a tratar de hacerlo desde el punto de vista de si las bolsas tienen la gasolina necesaria para seguir subiendo.
El surtidor más importante para los mercados son los bancos centrales. Especialmente, la Reserva Federal de Estados Unidos. Hay un refrán que dice “no te enfrentes a la Fed“, que no puede ser más cierto: si la Fed sube los tipos de interés de forma continuada, el mejor sitio en el que se puede estar es en liquidez, es decir, en fondos monetarios o letras del tesoro. Pero el refrán también es válido en sentido contrario: si la Fed va a bajar los tipos de interés, hay que estar invertido.
Si la Fed va a bajar los tipos de interés, hay que estar invertido
Ahora mismo la Fed no está en disposición de bajar los tipos de interés. Pero cada vez hay más probabilidades de que haya dejado de subirlos, al menos en lo que a este ciclo se refiere. Y los mercados se adelantan, es decir, actúan en función de aquello que piensan que ocurrirá dentro de seis meses o un año. En otras palabras, en los mercados también funciona lo de “tonto el último”, si me permiten la expresión, dada la importancia de entender el concepto de anticipación bursátil, que es como se diría técnicamente.
Esto significa que hay muchas probabilidades de que los mercados ya estén descontando el fin de la subida de tipos y algunas de que empiecen a descontar en breve la posibilidad de bajadas. Siempre y cuando la inflación siga bajando, claro. Y viceversa: si la inflación repuntara, esas posibilidades se esfumarían, por lo que podemos concluir que el surtidor de gasolina Reserva Federal está medio lleno y llenándose.
Otro surtidor muy importante es la liquidez. Estamos hablando de ese dinero que está en cuentas corrientes, depósitos, fondos monetarios o letras del Tesoro. Y ese surtidor pocas veces ha estado tan lleno como ahora.
Eso no significa que el mercado bursátil pueda aprovecharlo en breve. Podrá aprovecharlo cuando bajen los tipos de interés y, en paralelo, haya subido la bolsa.
Los mercados se adelantan, es decir, actúan en función de aquello que piensan que ocurrirá dentro de seis meses o un año
Los inversores buscarán incrementar su rentabilidad añadiendo pequeñas posiciones en bolsa, atraídos por la revalorización previa. El surtidor “liquidez” está a tope, pero pasarán meses hasta que empiece a trasvasarse esa gasolina al mercado.
Llegados a este punto hay una cuestión muy importante a tener en cuenta: a más recesión, más gasolina. Nos habrán escuchado decir eso de que, ahora mismo, en los mercados, “cuanto peor, mejor”. Cuanto peor para la economía real, mejor para las bolsas. No hay mejor antídoto contra la inflación que la recesión y ahora mismo lo que dispara las cotizaciones son las buenas cifras de inflación o cualquier dato que señale en esa dirección.
Otra fuente de gasolina son los resultados empresariales. En Estados Unidos están batiendo las expectativas de los analistas, pero la posible debilidad económica juega en contra. Nosotros pensamos que ahora mismo aportan o quitan más combustible la Fed o la liquidez que los resultados empresariales. Pero esto sí que es una opinión, no un dato.
Finalmente, están los agujeros en el depósito. O los riesgos de que alguien tire una cerilla en pleno repostaje, que en esta ocasión vienen de Oriente Medio. De momento es sólo un riesgo, pero un riesgo a vigilar.
Cuanto peor para la economía real, mejor para las bolsas
¿Conclusión? Pues que al igual que existe café solo, cortado o con leche, en los mercados puedes estar invertido a tope, parcialmente o no estarlo en absoluto. Con el nivel actual de gasolina, al inversor medio le interesa pedirse un cortado y, al más agresivo, un café solo.
Y, por último, pero no menos importante: hay que valorar como se distribuyen esas inversiones. En las bolsas nunca llueve igual para todos y, a veces, las diferencias son muy llamativas, ya sea por activos, sectores, países o estilos de gestión. Ya están siéndolo y lo van a ser más. De eso sí que pueden estar totalmente seguros.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.