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La tribuna

Educación financiera: una responsabilidad compartida

12 agosto, 2024 02:32

Hace unos meses, el Consejo de la Unión Europea volvió a poner sobre la mesa el tema de la educación financiera, destacando los resultados del Eurobarómetro de 2023, según los cuales “los niveles de conocimientos financieros en la UE son bajos y varían significativamente entre los estados miembros”. Esta disparidad es solo uno de los puntos que resaltan la urgente necesidad de implementar medidas para fomentar la educación financiera en todos los países.

Esta vez, el Consejo de la UE ha dado un paso más allá, instando a los estados miembros y a los organismos competentes a integrar la educación financiera en los planes de estudios escolares, con el fin de abordar conceptos clave y adquirir competencias adecuadas a la edad de los alumnos de cada etapa educativa, preparándolos mejor para el futuro. 

En este contexto, los actores del sector financiero debemos tener claro que la educación y formación en temas de inversión debe ser parte de nuestra misión: se trata de una responsabilidad social que prevalece sobre cualquier objetivo comercial. En este momento casi todo está por construir, y además de los proyectos gubernamentales que puedan ponerse en marcha en este sentido, las empresas de este sector tenemos la capacidad de impulsar iniciativas formativas en materia de educación financiera, para que las personas puedan tomar decisiones en este ámbito con pleno conocimiento y capacidad crítica. La educación financiera debería ser una prioridad, no una opción.

“Las personas con conocimientos financieros están mejor preparadas para el futuro, lo que fomenta una mayor participación de los pequeños inversores en los mercados de capitales y contribuye a una mayor estabilidad financiera”, destacaba también el Consejo de la UE. En España, la situación de la educación financiera es especialmente preocupante: según los datos del último Eurobarómetro, nos situamos en el puesto 24 de 27 en cuanto a conocimientos financieros.

Además, un estudio reciente realizado por Cetelem revela que el 59% de los españoles reconoce tener un nivel de conocimientos financieros básico, limitado a gestiones básicas con sus cuentas corrientes, sin llegar a gestiones más avanzadas como productos de ahorro, inversiones o temas relacionados con la bolsa. 

La educación financiera debería ser una prioridad, no una opción

Para mejorar estos datos, es fundamental incorporar la educación financiera, empezando por los conceptos más básicos, en los currículums desde las edades tempranas, para que los jóvenes más adelante puedan administrar sus primeros sueldos con unos conocimientos ya avanzados: entender las distintas maneras de gestionar y planificar sus finanzas personales, ahorrar, y cuando lleguen a este punto, invertir. Los conocimientos financieros deben desarrollarse de la misma manera que las habilidades en matemáticas, lengua o dibujo técnico.

Sin embargo, no solo se observa falta de educación financiera en edades tempranas: el dato más preocupante tiene que ver con los adultos, especialmente aquellos más maduros: el 70% de los encuestados que han cualificado su nivel de conocimientos financieros como básico en la encuesta mencionada son mayores de 65 años. Aquí es donde las firmas del sector financiero tenemos que jugar un papel clave para cerrar la brecha entre los inversores formados, que son pocos, y aquellos que no tienen los conocimientos suficientes para gestionar sus ingresos de manera activa, sobre todo cuando se trata de los colectivos mayores o vulnerables.  

Hoy en día, con las herramientas digitales, es más fácil que nunca llegar a una amplia audiencia con todo tipo de contenido adaptado a las necesidades de distintos públicos. Sin embargo, cuando lanzamos nuestro proyecto, teníamos muy claro que la educación iba a ser uno de nuestros pilares, ya que nos sorprendió la poca cantidad de recursos educativos sobre la inversión en capital privado accesibles para el público general.

Los inversores minoristas representan el 50% de la riqueza mundial, pero solo el 16% de este segmento invierte en capital privado, un activo que sigue siendo un misterio para muchos de ellos, a pesar de que tenga hoy por hoy un nivel de transparencia similar al de los mercados públicos.

Los inversores minoristas representan el 50% de la riqueza mundial, pero solo el 16% de este segmento invierte en capital privado

Según el Eurobarómetro, solamente el 23% de los españoles invierte en un plan de pensiones privado u otro tipo de producto de jubilación. El porcentaje es el mismo en cuanto a los productos de inversión. Términos como TIR o riesgo de liquidez no deberían asustar ni alejar a las personas que están pensando en empezar a invertir, y la única manera de superar este miedo es con la educación.

Conocer estos conceptos es lo que permite a un inversor elegir un producto más afín a su perfil, diversificar su cartera y saber de qué manera una estrategia de inversión a largo plazo puede beneficiar el retorno de su inversión. Sin embargo, para llegar a estos conceptos, tenemos que empezar por lo más básico: una gestión activa de nuestros ingresos y gastos, planificación y ahorro, y una vez tengamos esto, hablar de la inversión tanto en mercados públicos como privados. 

Hacer accesible el conocimiento financiero e impulsar iniciativas adecuadas para todas las franjas de edades nos llevará a construir una sociedad más inclusiva, compuesta por personas que tienen la capacidad de planificar su vida, independizarse y hacer crecer su dinero, algo que a largo plazo tendrá como resultado unos mercados y una economía más fuertes y más estables para todos. 

*** Por Ramiro Iglesias es CEO de Crescenta. 


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