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La tribuna

Herencias: la supresión de las legítimas

30 agosto, 2024 02:23

¿Soy el único que aprovecha los viajes para encontrar inspiración? En uno de mis últimos mis viajes he podido leer un interesante artículo en el arduo mundo de las herencias, en el que muchos juristas se preguntan sobre la importancia de las legítimas en nuestro sistema jurídico, y si tiene sentido dicha figura jurídica en la Sociedad actual.

Analizando me pregunto ¿realmente tienen sentido las legítimas en una sociedad tan cambiante como la actual? ¿por qué tenemos la obligación de dejar una parte de la herencia a nuestros descendientes, ascendientes y/o cónyuge? ¿Por qué no tenemos una libertad absoluta de testar como en otros países ya ocurre?

Siempre he pensado y lo sigo pensando ahora, que el sistema jurídico español en cuestiones hereditarias, es uno de los más avanzados del mundo. No hay que olvidar que la legítima es aquella porción de la herencia que el testador no puede disponer libremente por haberla reservado la ley a determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos o legitimarios (ascendientes, descendientes, cónyuge…), dependiendo del territorio, foral o común, donde resida el causante.

En España tenemos la inmensa fortuna de contar un derecho foral singular en determinadas Comunidades Autónomas (Galicia, País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña y Baleares), donde el sistema de legítimas es diferente al establecido en el Código Civil, derecho común, que obliga a dejar los dos tercios de la herencia a los legitimarios, siendo, un tercio de legítima estricta a repartir entre todos los legitimarios, y otro tercio de mejora, eligiendo al legitimario que se quiere beneficiar.

La diferencia con los territorios forales es notoria, ejemplos como estos, la legítima en el País Vasco y Aragón es de un tercio pudiendo elegir a un hijo determinado en detrimento de los otros o dependiendo de la cuantía de los hijos en Baleares (dependiendo de las islas), hasta una cuarta parte en Galicia y Cataluña o la libertad absoluta de testar en Navarra.

No hay que olvidar que la legítima es aquella porción de la herencia que el testador no puede disponer libremente por haberla reservado la ley a determinados herederos

Más que pensar en la desaparición de las legítimas la pregunta que en mi opinión debemos hacernos es la siguiente ¿Qué está ocurriendo en nuestra Sociedad para que muchos progenitores no quieran que sus legitimarios tengan acceso a esa cuota de legítima?

Me vienen a la memoria muchas canciones en memoria a sus padres o madres de grandes cantautores, por lo que me cuesta pensar en un motivo por la que un padre o una madre no quiera dejar parte de su herencia a sus descendientes en situaciones normales.

Hemos de partir de la base que lo normal en nuestra Sociedad es que en el momento del fallecimiento del causante éste tenga varios matrimonios con hijos de varios cónyuges; hay que tener en cuenta que esta situación no era lo “considerado normal” por nuestros abuelos.

Ahora nos encontramos con disposiciones de última voluntad muy variadas, desde encontrar a cuidadores/as y/o residencias como herederos, hasta el otorgamiento de múltiples testamentos realizados, incluso, en un mismo año con disposiciones totalmente contradictorias… ¿qué está ocurriendo para que el testador cambie de voluntad varias veces en un mismo año? ¿significa que los hijos no se merecen una cuota de la herencia asignada por Ley?

Partiendo de la base que toda relación paterno filial es complicada ¿tendría derecho a la legítima un hijo que cuida de sus padres que, por ejemplo, no trabaja, antes que sus hermanos que tienen sus respectivas familias y que se ocupan de sus progenitores siempre que pueden?

¿Qué está ocurriendo en nuestra Sociedad para que muchos progenitores no quieran que sus legitimarios tengan acceso a esa cuota de legítima?

Actualmente existen causas de desheredación a favor de los legitimarios, siendo las más comunes, el maltrato psicológico o la falta de relación continuada en el tiempo, entre otras…

No hay que olvidar que dichas causas no son fáciles de probar, la jurisprudencia afirma que dicha causa tiene que ser imputable al legitimario, por lo que las que prosperan son las que realmente tienen una justa causa, pero... ¿y los nietos? ¿qué culpa tienen si no son culpables de la situación generada entre los padres y los hijos?

Entramos en los motivos estrictamente personales, unos absolutamente verídicos y debidamente justificados y otros no tanto, con disposiciones de última voluntad sugeridos de forma sutil por parejas casadas en segundas o terceras nupcias, sin escrúpulos, y con nueva descendencia para ir en contra de los hijos de anteriores matrimonios, incluso con hijos menores de edad. Son muchos los casos, que he presenciado y en los que se han producido estas circunstancias con desheredaciones explícitas a hijos de anteriores matrimonios únicamente por interés.

Sorprendería a muchas personas la variedad de casos que se producen a diario sin que los hijos, siendo o considerándose buenos hijos, desconocen, y con una confianza ciega en los cuidadores de sus padres o nuevas parejas, que urden tortuosos planes a sus espaldas.

En esos casos la legítima es un sistema de protección a actuaciones, moralmente muy reprochables y que, sin lugar a duda, se producen a diario. Si las relaciones familiares son complejas se complican el doble con la actuación de terceras personas.

Y en este punto, vuelvo a mi pregunta inicial ¿se debería modificar el sistema de legítimas?

Más que una desaparición entiendo que se debería unificar el sistema de legítimas en España, teniendo definidos de una forma clara, sencilla y concisa los derechos de los legitimarios.

Soy de los que piensan que no es justo que dependiendo del lugar de residencia del causante un hijo tenga derecho a los dos tercios de la herencia, mientras en otros territorios forales sea de una cuarta parte o incluso nada.

Con una supresión del sistema de legítimas deberíamos valorar que se podría abrir la veda a la realización de cualquier tipo de actuación para conseguir ser heredero, llegándose a producir situaciones absolutamente reprochables de personas sin escrúpulos que intentan, porque no decirlo, engañar al causante, para que deje de lado a sus hijos para que ellos sean los herederos. Prefiero no imaginarlo.

Os sugiero la película “La herencia del tío”, donde unos sobrinos y demás familia pugnan entre sí por la suculenta herencia de su tío rico…real como la vida misma.

***  Rafael Vallet Vila es socio del departamento de familia en CECA MAGÁN Abogados.


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