
Un lingote de oro en la sala de cajas de seguridad de la casa de oro ProAurum en Múnich. Reuters
Las correlaciones entre activos le interesan más de lo que se imagina
Pocas definiciones aparentemente técnicas y complicadas son a la vez tan sencillas, fáciles de entender, útiles e importantes, como el concepto de “correlación entre activos financieros”. Sí, ya sé que así leído da miedo, pero si sigue leyendo enseguida verá hasta qué punto es un concepto sencillo a la vez, que enormemente práctico para el inversor.
Correlación entre dos activos es simple y llanamente el dato que nos dice qué hace uno cuando sube o baja el otro. Por ejemplo, normalmente cuando baja mucho la bolsa sube el oro, porque la bolsa es un activo de riesgo y el oro es un activo refugio. Y viceversa. Su correlación histórica ha sido más negativa que positiva. Pero ojo, las correlaciones cambian en función de la situación política, económica y financiera. No son estáticas, se van adaptando, lo que da mucho juego, como veremos más adelante.
Cuando dos activos financieros se mueven en la misma dirección, decimos que la correlación es positiva. Y cuando se mueven en direcciones contrarias, decimos que es negativa. Y lo bueno es que hay muchas posiciones intermedias.
Correlación entre dos activos es simple y llanamente el dato que nos dice qué hace uno cuando sube o baja el otro
Siguiendo con el ejemplo anterior, el oro puede tener una correlación negativa con la bolsa, pero no muy fuerte y no siempre, de forma que puede subir aunque suba la bolsa. Quien haya detectado que ese cambio de correlación que lleva cierto tiempo en vigor ha podido tener dos activos que, en lugar de ir en dirección distinta, se apoyan, pero con la ventaja de que el oro cubre de las caídas bursátiles.
Y esa es la diferencia entre una diversificación alocada y porque sí y una diversificación inteligente. La diversificación a lo loco consiste en meter de todo en una cartera de inversión, bajo la idea de que eso reduce la volatilidad. Ciertamente, la reduce, porque al meter de todo donde sube un activo baja a otro, pero el resultado final es una suma cero, es decir, hemos reducido o anulado la volatilidad, pero también hemos anulado la rentabilidad.
En cambio, quien hizo una diversificación inteligente, puede reducir la volatilidad sin necesidad de anular la rentabilidad. Desgraciadamente, la mayoría de los asesores y gestores hacen lo primero.
Ejemplos hay tantos como activos financieros. Incluso hay correlaciones de los activos financieros con el sector inmobiliario o la inversión en private equity. Quien entiende las correlaciones que hay en cada periodo entre los activos de inversión tiene la llave de la diversificación inteligente.
Quien hizo una diversificación inteligente, puede reducir la volatilidad sin necesidad de anular la rentabilidad
También sirve para potenciar las inversiones. Por ejemplo, el bitcoin se ha demostrado un activo de alto riesgo, de forma que, si a la inversión en el índice tecnológico Nasdaq queremos meterle el turbo, ese es ahora mismo el bitcoin, ya que, cuando hay apetito por el riesgo, sube el doble o el triple que el Nasdaq. En este caso, la correlación es superpositiva (y, por lo tanto, el bitcoin también cae más cuando cae la tecnología).
Antes de acabar, y precisamente por su importancia, volvamos a un concepto que he estado repitiendo —intencionadamente— durante todo el artículo: la correlación “en cada momento”. Porque con la correlación pasa como con la física cuántica, que depende del observador o del entorno.
Las correlaciones financieras van cambiando en función de la situación política y económica. Por ejemplo, quien diga que la correlación entre los bonos (renta fija) y las acciones (renta variable) es siempre negativa no ha estudiado la evolución histórica de estos activos. Muchas veces se mueven en la misma dirección, pero no siempre. Depende del entorno.
En un entorno en el que lo que haga la Reserva Federal de Estados Unidos sea muy importante para las bolsas —el año pasado y el anterior, sin ir más lejos—, la correlación con los bonos suele ser positiva, porque a los bonos lo que más les afecta es lo que haga la inflación y, en consecuencia, la Reserva Federal. Pero otras veces la bolsa está mucho más pendiente de los datos de crecimiento o los resultados empresariales que de lo que haga el banco central.
Con la correlación pasa como con la física cuántica, que depende del observador o del entorno
Y luego está la política. Ahora mismo resulta interesantísimo ver cómo entramos en un nuevo orden mundial y, en paralelo, cambian las correlaciones entre activos. Vemos cómo se van adaptando a ese nuevo orden mundial.
Detectar cuál van a ser las correlaciones en el nuevo orden se está convirtiendo en un elemento fundamental para la rentabilidad futura de una cartera de fondos, porque el orden político mundial está cambiando mucho.
Así que ya lo saben: el tiempo dedicado por un inversor o su asesor a entender y manejar adecuadamente las correlaciones nunca es tiempo perdido. Además, debe ser una actividad constante, porque las correlaciones son cambiantes. Y a más cambia el mundo, más cambian las correlaciones.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.