Elder Carranza junto a las bandejas de su codiciado cochinillo asado y su pan recién horneado en Locco Pizza.

Elder Carranza junto a las bandejas de su codiciado cochinillo asado y su pan recién horneado en Locco Pizza. Locco Pizza

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La locura del cochinillo asado de un cubano en su tienda de Oporto: la cola da la vuelta a la esquina esta Navidad

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La deliciosa paleta de cochinillo asada que hace el cubano Elder Carrazana en su pizzería Locco Pizza ha desatado la locura en Madrid. Es su local de la Avenida de Oporto la larga cola en la puerta es una constante. Los vídeos en los que sale este plato se han viralizado y reciben miles de llamadas y whatsapps de gente que quiere hacerse con esta codiciada bandeja para Navidad.

En su pequeño local de comida para llevar sólo puede hacer 230 paletas y miles de personas interesadas se han quedado sin ella. "Me llamó una que casi llora cuando le dije que no había, se le puso la voz malita. Al final quieres lo mejor para tu familia en Navidades", informa el dueño de Locco Pizza, que durante los minutos de entrevista telefónica con este diario ha recibido más de cinco llamadas de gente intentando reservar. 

El cubano asegura recibir miles de llamadas ("el año pasado tuve más de 3.000 llamadas en 3 horas") y no consigue quitar de su WhatsApp el mensaje de '+999' de toda la gente que le escribe para hacerse con una de sus deseadas paletas. "¡Una locura! Todo el mundo la quiere y están todas reservadas".

Elder Carrazana en la entrada de Locco Pizza.

Elder Carrazana en la entrada de Locco Pizza. Locco Pizza

El lunes 9 de diciembre, la cola daba la vuelta a la esquina. Más de 250 personas se congregaron en Locco Pizza para intentar reservar para Nochebuena la deliciosa paleta de 7 kilos. Decenas de ellas se quedaron sin ella.

Aparte de para Navidad, se pueden encargar paletas asadas para eventos durante todo el año. Sirven para comer unas 14 personas por un precio de 50 euros. "Este martes he vendido diez, el sábado se llevan cuatro a una boda, los bares nos la piden para venderlas ellos...", informan desde el famoso local de Carabanchel.

Bocadillo de cerdo

Elder, originario de Cuba, cumple 9 años en Madrid. "España es mi segunda patria. Mi bisabuelo era canario y mi abuelo gallego", explica.

Después de años como pizzero en la capital, su empresa lo despidió por la pandemia y decidió "no chocar con la misma piedra" y crear su propio negocio. Así, el 28 de octubre de 2020 inauguró Locco Pizza.

Aunque empezó haciendo pizzas, decidió hacerle un guiño a su isla con una pizza de carne de cerdo asado, un plato típico de Cuba que también gusta mucho en España, porque, al fin y al cabo, es "una copia de la pata canaria".

La buena aceptación fue tal que creó con un bocadillo de cerdo asado por el que cada fin de semana se forman filas de más de 20 metros en la puerta de la tienda. Venden 200 bocadillos al día, una cifra insuficiente para la gran demanda que hay.

"Mi abuelo español era panadero y me enseñó a hacer pan cubano. Decidí, aparte de pizzas, hacer bocadillos. Sacamos el pan calentito del horno recién hecho y la gente se lleva el bocadillo supercaliente. Comida en vivo y artesana", afirma Elder, que los vende a 5 euros; aunque, por cada euro extra, puedes añadirle carne, "como se hace en Cuba, que le puedes poner 'un peso más de carne'".

El éxito de la carne del bocadillo, le llevó a vender directamente las paletas. "Es única. Tan crujiente, jugosa y conseguimos sacarle el mejor sabor. La carne es ibérica, que es la mejor, y la buena alimentación de los cerdos es clave".

Actualmente, Elder Carrazana en sus redes sociales de Locco Pizza cuenta con más de 51 mil seguidores en TikTok, 49 mil en Instagram, 21 mil en Facebook y 14 mil en Youtube. "Algunos vídeos los han visto más de 3 millones de personas", asegura el 'influencer'.

"Es imposible atender la demanda de la gente", confiesa Elder, que junto a sus tres empleados, ha triunfado en el distrito de Carabanchel. El éxito de Locco Pizza le ha llevado a buscar un local "seis veces más grande" que el actual, en el que los clientes puedan sentarse a cenar y poner en funcionamiento nueve hornos, en vez de tres, para seguir haciendo cientos y cientos de cerdos asados para los madrileños.