La euforia fue la gran protagonista del congreso provincial del PSOE de Málaga. El apoyo del 86% a la nueva ejecutiva socialista que lidera Dani Pérez es un síntoma de que el partido trata de cerrar filas después de un proceso complicado: la división del partido entre Susana Díaz y Juan Espadas, las cuitas internas o unas primarias con competencia. De todo aquello no quedó nada este domingo.
Pérez, que lleva más de 20 años en el PSOE de Málaga, clausuró el congreso con mensajes positivos en los que señalaba que "nunca se ha ganado nada a base de pesimismo: no a la resignación y no al derrotismo", frente a esas actitudes: "Esperanza y ganas".
La nueva ejecutiva cuenta con tres vicesecretarios generales: la concejal de Almogía y diputada provincial, Antonia García; el alcalde de Cártama, Jorge Gallardo, y la diputada en el Congreso, Mariló Narváez. De entre estos tres cargos es llamativa la continuidad de García, que mantiene su puesto respecto de la ejecutiva saliente.
La nueva ejecutiva, formada por 56 miembros, mantiene el juego de poderes entre las familias socialistas. La cuota del secretario saliente la cubre Antonia García, el contrapeso de uno de los que se postularon como rival de Dani Pérez, Nacho López, lo pone su compañera de escaño en Madrid Mariló Narváez. La fuerza del espadismo la representa Jorge Gallardo, quien fue una de las primeras voces en pedir una renovación regional durante el mandato de Susana Díaz.
Igualmente llamativa es la presencia de Rafael Granados en la presidencia. Si bien cumple con uno de los requisitos no escritos -es un afiliado veterano-, hasta hace unas semanas no podía hablarse de que fuera un presidente de consenso. Sin embargo, la realidad del 86% de apoyo constata que, como parte del proyecto de Pérez, tiene la confianza de los militantes. Granados, que pertenece a la agrupación Centro, fue concejal del Ayuntamiento de Málaga.
Espadas, conciliador
Fue el secretario general andaluz, Juan Espadas, el que dejó clara la importancia de este congreso: "Dani Pérez ha conseguido en torno a su liderazgo confluir un proyecto político y humano que va a lograr la recuperación del mejor socialismo malagueño". Y en esa afirmación hay mucha lectura entre líneas. Por ejemplo, como apuntan fuentes socialistas, un recado a la anterior dirección. El secretario general saliente, José Luis Ruiz Espejo, que ha completado un traspaso de poderes impoluto, fue una de las chinas en el zapato del nuevo líder andaluz: no sólo apoyó a Susana Díaz en las primarias, sino que demostró su fortaleza con una -mínima- victoria de la expresidenta de la Junta en la provincia.
A Espadas le volvió a salir el espíritu conciliador, en la clausura del congreso recordó que en unos meses se verán inmersos "en una campaña de elecciones autonómicas y en la que tenemos que recuperar, nuevamente, la esperanza y la ilusión de los andaluces y los malagueños".
En ese sentido, indicó que "no se trata de hablar del adversario político ni de confrontar, sino de poner los mejores proyectos de futuro para conseguir que las oportunidades que en estos momentos tenemos, como fondos europeos, con financiación para transformar nuestras ciudades y llegar a todos los rincones del territorio, frenar la despoblación rural o para mejorar la calidad de vida".