Sarah Almagro llevaba una vida feliz en su Marbella natal con 18 años. Estaba a punto de entrar en la carrera de Derecho, salía de fiesta con sus amigos y practicaba deporte. La malagueña hacía las cosas propias de una adolescente de su edad. Hasta que, como a Davide Morana, una meningitis meningocócica le cambió la vida por completo ese verano: perdió manos y pies tras sufrir una septicemia producida por la gravísima infección.
Tres años después, la deportista se ha proclamado subcampeona mundial de surf adaptado en Pismo Beach (California). "Es una auténtica locura, la verdad. El uno de diciembre de 2018 estaba saliendo del hospital en silla de ruedas, súper frágil. Se cierran los círculos", reconoce Sarah entusiasmada durante una entrevista telefónica con EL ESPAÑOL de Málaga.
Esta reina de las olas recuerda vivir unas Navidades "duras y diferentes" aquel 2018. "Vuelves a casa en una situación totalmente diferente a la que saliste; y con partes de tu cuerpo que ya no las vas a recuperar nunca. Tenía un trasplante como proyecto", explica. En 2018, la malagueña se sometió a un trasplante de riñón, donado por su padre, que le permitió abandonar las doce horas diarias de diálisis.
Para Sarah, sus padres y amigos han sido pilares "fundamentales" a la hora de afrontar su nueva rutina. "Sin ellos, sin el apoyo que me han dado todos estos años, no hubiese llegado a donde estoy ahora. Otra de las cosas que más me ha ayudado, sobre todo cuando empiezas a socializar, es conocer a gente que tiene amputaciones. Ha sido la mejor psicología. Son los que mejor te entienden", destaca.
Su amor por las olas
La joven, que practica surf adaptado desde verano de 2020, empezó a competir en junio de este año. Antes de perder todas las extremidades a causa de la meningitis ya era bastante buena en deportes: practicaba natación, fútbol, yudo, atletismo e incluso CrossFit. También hacía surf. De hecho, lleva toda una vida ligada a las olas y al mar. Su madre hace bodyboard.
"Ella nos metió a mi hermano y a mí en el mar. Yo tendría cinco años. Empezamos a hacer bodyboard. Con 14 años, mi hermano y yo paseando por la playa vimos a gente haciendo surf. "Con vuestro dinero ahorrado os compráis la tabla", me dijo mi madre. Empecé de forma autodidacta", relata la deportista, que anima a que la gente persiga sus sueños. "Que nadie ni nada os ponga límites. El único límite está en tu cabeza", asegura.
-¿Qué le diría a una persona que está en su situación?
-Es una pregunta difícil. Es una carrera de fondo con muchísimos obstáculos y lo último que puedes hacer es tirar la toalla. Lo mejor es seguir corriendo la maratón, pero no ir tan rápido. Debes ir al ritmo que necesites y disfrutar y saborear cada pequeña victoria que consigas.
Las luchas de Sarah
Sus padres, Silvia Vallejo e Ismael Almagro, han luchado durante tres años para que el Gobierno incluyera un nuevo catálogo de prótesis en los Presupuestos Generales del Estado. Finalmente, lo lograron. "Ha sido lucha bastante dura. Gracias ellos, se ha mejorado ese catálogo protésico súper anticuado para que no sea el paciente el que tenga que adaptar a la prótesis, sino al revés", recalca.
Las prótesis que lleva Sarah actualmente no las cubre la Seguridad Social. "Son muy caras. Nosotros nos vimos en la necesidad de pedir ayudar a la gente para que pudiera normalizar mi vida. Queríamos devolver a la sociedad lo que ha hecho por mí", cuenta. Así nació la asociación sin ánimo de lucro Somos tu ola, que tiene como objetivo recaudar dinero para las prótesis y concienciar a la sociedad.
Silvia e Ismael también abanderaron otra campaña para concienciar sobre la importancia de las vacunas contra la meningitis. Mantuvieron reuniones con responsables del Gobierno a fin de incluir en el calendario la tetravalente de meningitis con serotipos A, C, W. El primer paso ya se ha conseguido con el compromiso de la Junta de Andalucía de incluirla en su calendario.
Almagro se ha convertido en todo un ejemplo de superación en sus redes sociales (Instagram y Tik Tok), en las que acumula miles de seguidores. "Es una responsabilidad muy grande porque la gente te toma como ejemplo en absolutamente todo. Hay que ser precavido. Yo también cometo errores y no soy una persona perfecta, ni lo quiero ser. En las redes sociales intento mostrarme tal y como soy, feliz y con humor. Aunque también me dan bajones como a cualquiera", advierte.
La deportista, que tiene el apoyo para su carrera deportiva con el patrocinio de varias empresas como la escuela de pilotos One Air (su principal sponsor), Seland Neoprene, Deisog y Delug Tablas de Surf, si bien espera contar con más incorporaciones porque "el camino será largo". "Ellos me ayudan con los gastos. Toda ayuda es bienvenida", reconoce.
Almagro ve difícil que el surf adaptado se convierta en deporte paralímpico para los Juegos de París en 2024. Ella confía en que pueda estrenarse Podría en los de 2028. "Todavía queda mucho. Necesitaría una marca para poder clasificarme. Es el objetivo que quiero conseguir", afirma la deportista, que cree que "el surf es un deporte como otro; no está tan arraigado como el fútbol o el deporte, pero en España está en auge".
Su rutina deportiva depende mucho del clima. "Vivo en el Mediterráneo y las olas no son tan frecuentes como en el norte. Cuando hay olas, se deja todo de lado y nos vamos directos al agua. No hay olas siempre, pero entreno cada día. Hago un poco de musculación y cardio", cuenta la surfista que compagina su carrera deportiva con los estudios (está en tercero de Derecho en la Universidad de Málaga).
"La verdad es que está siendo bastante fácil. Tengo que compatibilizarlo con el tema de las prótesis. Subo a Madrid porque tengo que cambiar los encajes. Menos mal que los profesores son bastantes flexibles. Me permiten entregar las prácticas fuera de plazo y hacer los exámenes en fechas determinadas para que pueda asistir a las competiciones. Estoy muy contenta", afirma la malagueña, que tiene la intención de recorrer España contando su historia en conferencias.
En cuanto a accesibilidad, la deportista cree que arquitectónicamente hablando queda "bastante". "Poco a poco van teniendo detalles. Que te pongan una rampa que tenga una inclinación de más de 60 grados cuesta si vas en silla de ruedas. Es una asignatura pendiente en España. A nivel social, poco a poco se ve que la gente va cambiando", reconoce.
Almagro critica la terminología con la que la definen. "Me llaman minusválido y eso significa que soy menos válida. Ninguna persona por el hecho de tener una capacidad diferente es menos válida que nadie. Queda camino por recorrer para ser inclusivos", lamenta la malagueña, que intenta conciencia en redes sociales sobre su realidad y la de muchas otras personas.
-¿Se ha sentido excluida o ha tenido desencuentros con alguna persona?
-Excluida no sería ese el término, pero he vivido algún desencuentro. Una de las veces fui a la playa y estaba todavía sin las prótesis. Estaba sentada en una silla de ruedas y no me podía dar el sol. Tengo injertos en todas las extremidades. Mi madre se acercó a una carpa y le pidió a una mujer si me podía poner a la sombra. La mujer dijo que sí. En cuanto me vio, pidió que me moviera de ahí, que le había entrado una cosa mala por el cuerpo y que sus hijos lo iban a pasar mal. Ni que fuera un bicho raro, es una realidad que se vive y que poco a poco se está dando a conocer.
La malagueña intenta empatizar y comprender a todo aquel que se lo pide, aunque admite que "lo desconocido siempre se juzga". Al final de la conversación, Sarah se sincera: echa en falta esa vida que tenía antes. "Me ha tocado vivir esta. El precio de ser subcampeona ha sido grande porque me he tenido que despedir para siempre de mis manos y mis pies. No me compensa todavía". Mientras tanto, esta reina del mar sigue buscando esa ola perfecta de la que habló Airbag en su canción.