El pasado lunes día 10, la familia del malagueño José Carlos Castro le perdía la pista tras salir de su casa, en Parque Mediterráneo, en el distrito de Carretera de Cádiz. El joven, de 31 años, solía salir a andar por la playa por las mañanas, pero justo ese día decidió acudir a Decathlon a comprar la indumentaria adecuada para hacer el Camino de Santiago, que le gustaba hacer cada vez que necesitaba despejarse, como era el caso. Según su madre, José Carlos avisó a ella y a su padre de que tendrían que llevarle al aeropuerto hoy día 12.
Por la tarde de ese mismo lunes, tras hacer la compra para el viaje, le dijo a su madre que se iría a andar a la playa, ya que no fue a primera hora. Iba en pantalón corto y su madre le dijo que hacía frío. "Después de pedirle que cerrara los ojos a su padre para enseñarle el regalo que no pudo darle por haber estado confinado en Navidad, se despidió de los dos dándonos un beso y diciendo que nos quería, pero era lo habitual. Es un niño muy cariñoso", relata su madre, Antonia Hidalgo.
Respecto a su forma de ser, Antonia había notado que, desde hace algo más de un mes su hijo "estaba un poco mal, con ansiedad". La madre apunta a que no dormía apenas, siempre estaba especialmente nervioso y achaca esta actitud a unos problemas que había tenido en el almacén donde trabajaba hasta el pasado 31 de diciembre, cuando firmó su carta de despido. Además, recuerda que hace cinco años el joven sufrió un brote psicótico del que se recuperó perfectamente un tiempo después.
Antonia relata que su hijo nunca tuvo problemas con nadie antes, ni ha jugado con las drogas. Tampoco bebe ni fuma. "Esas cosas no le gustan, tampoco salía a bailar. Era un niño muy bueno y noble", cuenta la madre.
"Cogió la Covid en el trabajo y me lo pegó a mí en mitad de las fiestas porque las circunstancias en el almacén no eran las adecuadas para una pandemia", manifiesta Antonia, alegando que su hijo denunció públicamente esta situación por el bien de todos sus compañeros y que era algo "que le alteraba mucho".
Cuando llegó la madrugada del lunes y su hijo seguía sin aparecer, decidieron ir a denunciar la desaparición. Le llamó la atención que solo se llevó una mochila, pero no llevaba ropa abrigada ni comida. Todo lo que había preparado para realizar el Camino de Santiago seguía estando en casa.
José Carlos había estado trabajando durante nueve años en Madrid, pero cuando llegó el confinamiento, que pasó en Ibiza con una chica que conoció, decidió volver a sus orígenes en Málaga con sus padres. Lleva en la capital un año y casi siete meses.
La familia pide colaboración ciudadana y, sobre todo, que se difunda su foto. A la madre de José Carlos le consta que tenía amigos en Galicia, concretamente en la zona de Finisterre, pero no tiene contacto con ellos ni saben sus nombres. Asimismo, José Carlos cuenta con un hermano en Asturias, pero este está igual de preocupado porque no sabe absolutamente nada de él ni de su paradero, según relata su madre.
En cuanto al teléfono móvil del chico, les aparece desconectado. Ninguno de sus amigos ha podido contactar con él durante estos días. Sobre este tema Antonia recuerda que su hijo le dijo que quería cambiar de número para desconectar de todo lo anterior y que solo iba a darle el teléfono a su círculo de amigos más cercano y a su familia. "Igualmente no creo que se refiriera a hacerlo de esta forma", justifica su madre.
Algunos de sus amigos y compañeros de trabajo, con los que ha podido tener contacto este periódico, argumentan que José Carlos es un chico totalmente normal, alegre y muy amigo de sus amigos. Además, relatan que siempre está dispuesto a hacer planes tan sencillos como ir a comer un campero por su barrio o almorzar en una venta. "Está muy pendiente de los amigos que están pasando una mala racha, por lo que estamos consternados y preocupados por lo que le haya podido pasar", dicen.
Además, una de ellas, recuerda cómo el joven le contó por Whatsapp que tenía ganas de empezar desde cero una nueva vida en otra parte y que no descartaba irse a Dublín con un compañero que trabajaba en un hotel de allí en cuanto pudiera. Su familia también sabía esto y, pese a que no descartan cualquier hipótesis, creen que es complicado que se marchara allí sin pasaporte Covid.
Respecto a la apariencia de José Carlos Castro, tiene 31 años, está delgado y viste pantalón corto, deportivo. Así, tiene una cicatriz en la ceja y los ojos de color verde claro. Su pelo es castaño, pero lo tiene rapado, mide 1,80 y calza un 45 de pie. En el momento de la desaparición vestía pantalón corto de color azul oscuro y una chaqueta. Además, llevaba una mochila, también azul oscuro. La Policía ya está investigando el suceso, así que si tienes alguna información sobre el paradero de José Carlos no dude en llamar al 112 o a los teléfonos 642650775 o 649952957.