El barrio de la Victoria vuelve a situarse en el centro mediático del debate. Y lo hace después de que el Ayuntamiento haya reabierto el melón de una posible reforma en su configuración. Basta con dar un paseo por la calle principal de este distrito para comprobar cómo la apuesta de la ciudad por la movilidad cuenta con algunas carencias en la zona: aceras estrechas, tráfico constante (con lo que conlleva en cuanto a la polución y el ruido) y un uso social del espacio en el que conviven, no sin dificultad, realidades tan dispares como el transporte, el comercio o el ocio.
EL ESPAÑOL de Málaga ha hablado con un empresario del barrio propietario de dos negocios, y firmante en el documento que distintos colectivos de la Victoria han planteado al Consistorio. Sostiene que las aceras evidencian un gran problema de dimensión: "Tienen que ampliarse para el peatón, porque la calle tiene la anchura que tiene y no podemos hacerla más grande", subraya.
Menos de ocho metros de calzada en la que hay que aglutinar dos carriles de circulación (uno en sentido ascendente y otro descendente) y un espacio para los servicios: "Nos encontramos con que en esta vía están los aparcamientos, carga y descarga, contenedores de basura y muchas cosas que forman parte del día a día de la ciudad".
Una estructura urbanística que vertebra el sentido en el que se desarrolla la vida en el popular barrio malagueño. Las opciones pasan por eliminar aparcamientos o uno de los carriles, dejando la vía en un único sentido. Una posibilidad a la que ya se ha puesto reparos desde el área de Movilidad: "Entendemos que la EMT necesita esos carriles, pero tiene que haber técnicos especializados que vean por dónde derivar el flujo de tráfico", subraya. Como ejemplo, añade que existen antecedentes en los que la calle está cortada, como Semana Santa o durante el "socavón de 2013": "Hay épocas en las que el paso está suspendido y se sufre este problema. Entendemos que el Ayuntamiento tiene que hacer un proyecto con la mejor de las opciones, que creemos que es la nuestra".
A ese conglomerado de realidades hay que sumar más impedimentos de tránsito ¿Cómo se manifiesta este problema entre los caminantes? "Resulta habitual ver complicaciones de paso cuando coinciden dos camiones o vehículos de gran tamaño", expone. Pero no es el único ejemplo; apunta a que los naranjos reciben golpes constantemente de los espejos retrovisores de autobuses: "Pasan muy cerca de los peatones, y eso que hay algunas farolas que delimitan el espacio".
La economía
Sin embargo, parte de este alumbrado público actúa a la vez como obstáculo para el discurrir de los vecinos: "Hay puntos por los que no pasa una silla de ruedas; si viene otra de frente, imagínate. Pero no hace falta ir a estos casos, que son más habituales de lo que pensamos. Si quieres adelantar a alguien, tienes que invadir parte de la calzada", destaca este comerciante de Lagunillas, que sostiene que no es únicamente un problema del barrio, sino de la propia ciudad, ya que la calle Victoria es la alfombra que dirige hacia el Santuario, "uno de los principales puntos de Málaga".
La reflexión se traslada también al plano empresarial. Aunque sus locales no se encuentren propiamente en el foco del debate, sí que se ven afectados por cualquier decisión que afecte al resto: "La ciudad ha ido creciendo y es el urbanismo el que tiene que reconvertirla para el beneficio de los vecinos". La cuestión no reside "únicamente en el factor económico", pero un escenario en el que la gente puede pasear con facilidad también repercute positivamente en los comercios.
Sea cual sea la respuesta, este firmante insiste en que la Victoria requiere una solución urgente, debido a los impedimentos existentes para compatibilizar el día a día con las actividades cotidianas. Una reflexión que debe encauzar las dos realidades más latentes de este histórico enclave de la ciudad: sus vecinos y su entorno.