La alegría vivida el día sin mascarillas no pudo expandirse a todos los rincones de la ciudad. Teatinos y el Ejido fueron dos puntos calientes de Málaga en los que la obligatoriedad de llevar el cubrebocas estuvo vigente durante la jornada D.
En un correo enviado por el coordinador Covid de la UMA a los alumnos el pasado martes, se afirmaba que, pese a la supresión de la obligatoriedad de mascarillas en interiores, se mantenían vigentes los "actuales protocolos e instrucciones sobre el uso" de las mismas dentro de las instalaciones. Esta decisión había sido adoptada a la espera de recibir por parte de la Consejería de Salud "instrucciones correspondientes", además de un posible posicionamiento común con las Universidades Públicas Andaluzas.
Del mismo modo, resaltaba el mensaje, "se deben seguir manteniendo las medidas de seguridad e higiénico sanitarias establecidas, entre ellas, la higiene de manos, la ventilación natural y/o forzada con ventanas y puertas abiertas y la distancia de seguridad, siempre que sea posible".
Lo cierto es que, pese a las críticas suscitadas en redes sociales, la gran mayoría de los estudiantes han cumplido con el mandato publicado, aunque existen algunas excepciones al respecto. H. G., estudiante de una carrera de Ciencias y que prefiere mantenerse en el anonimato, explica que "le ha dado igual" el aviso enviado: "Que vengan a decirme algo; el Real Decreto lo deja bien claro", añade enfadado.
Relata a EL ESPAÑOL de Málaga que durante toda la mañana de ayer estuvo sin ella: "Solo me han pedido que me la ponga para entrar en la biblioteca. Una vez que me he sentado en mi sitio, me la he vuelto a quitar", explica. Afirma que cada "dos por tres" alguien de seguridad se daba un paseo por las galerías, comprobando que todo el mundo la tuviera puesta: "Están controlando mucho más ahora que cuando sí era obligatoria".
En cuanto a la respuesta del alumnado, describe que dentro del aula de estudio la mayoría de personas estaban con la cara descubierta: "Diría que un 70% no la llevaba. Sin embargo, en mi clase éramos unos 40 o 50 y solo estábamos dos sin mascarilla", asegura.
Ignacio, profesor en una facultad de Teatinos, cuenta que ayer fue a trabajar y decidió no ponerse el cubrebocas. Desde su experiencia, asegura que había algunos alumnos que también optaron por no utilizarlas, aunque todos los compañeros docentes sí que la llevaban. Él defiende que el coordinador Covid de la UMA (emisor del "famoso correo") "no es una autoridad al respecto": "Su papel se implementó para establecer planes de contingencia y sobre la vacunación. Cuando he leído el Real Decreto, he dicho que no, que no me la iba a poner. Las mascarillas son una recomendación y no una obligación", subraya.
Eso sí, destaca que tampoco ha tenido problema con nadie y tampoco le consta que haya habido ningún tipo de recriminación. Sobre la sensación de libertad, asegura que recientemente ha estado viajando por países en los que esta norma ya estaba aplicada: "Ya conocía esa la sensación".
Ignacio no es el único que tiene esta opinión. Al respecto del coordinador Covid de la UMA, Guillermo Sánchez-Archidona (profesor de Derecho Financiero) escribía en Twitter: "Que una persona sin ser autoridad sanitaria decida esto, es de los mayores fraudes intelectuales a la comunidad universitaria que he visto en mucho tiempo".
Modificación de la Junta
Durante la tarde de ayer, la Consejería de Salud y Familia procedió a modificar las "instrucciones del 13 de julio de 2021 relativas a la organización de los centros docentes". En este sentido, el texto recoge que la modificación de la obligatoriedad del uso de mascarillas, expuesto en el Real Decreto, conlleva la modificación del apartado 5 de la instrucción décima, que queda de tal manera: "No será obligatorio el uso de la mascarilla en los centros o servicios educativos. Su uso será obligatorio en el transporte escolar colectivo a partir de 6 años y recomendable de 3 a 5 años".