En España se le conocía por Paul Wuoter, una persona oriunda de Surinam; aunque su nombre real es Sergio Roberto de Carvalho, un expolicía militar brasileño de Mato Grosso do Sul. Oficialmente murió en Marbella el 29 de agosto de 2020, pero acaba de ser detenido en Budapest. No estaba muerto, estaba tomándose un goulash.

La realidad en el narcotráfico siempre supera a la ficción, porque este hombre cumple más clichés de los que una serie sobre el crimen organizado ofrece. Era uno de los narcotraficantes más buscados del mundo y se le acusa de mover 49 toneladas de cocaína en estos últimos años. Sus contactos en las mafias internacionales son incontables y ahora veremos porqué.

Hasta su primer fallecimiento, vivía en un modesto inmueble de dos millones de euros en una de las mejores urbanizaciones de Benahavís, viajaba en jets privados y fingió su muerte para eludir el juicio por el Titan III en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Es un remolcador panameño que fue intervenido con 1.700 kilos de cocaína en agosto de 2018, en el que había involucrados históricos narcos de las Rías Baixas.

Ahora se tendrá que investigar a las personas que le ayudaron en España a simular su muerte, porque el certificado de defunción está firmado supuestamente por un médico de cirugía estética que realizó parte de su formación en Brasil, y que regenta una clínica en Marbella.

El Rey de los Cielos

Para las autoridades de Brasil era su objetivo número uno, en su país natal se le conoce como el Pablo Escobar brasileño o como Mayor Carvalho. Su carrera criminal comenzó hace muchos años, ingresó en la Policía Militar en 1980 y ejerció hasta 1996 aunque oficialmente no fue expulsado hasta 2018.

Empezó con el contrabando, y terminó en el narcotráfico internacional. Siendo policía militar brasileño llegó a convertirse en Mayor, pero se le truncó la carrera como miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad de Brasil en 1997 cuando le condenaron a 8 años de cárcel tras la incautación de 237 kilos de cocaína. Sus primeros pasos fuera de la ley se detectaron en 1988 con el contrabando de neumáticos, a pesar de este currículum fue sorteando todos los obstáculos legales posibles. En 1998 se le acusó de corromper a un juez tras solicitarle la libertad provisional. Un año más tarde en su celda le descubrieron 180.000 dólares, un fax y un GPS, porque seguía coordinando los alijos desde la prisión. En esa época, ya era un experto comunicándose en clave con sus subalternos.

Cuando logró salir de la cárcel a principios de los 2000, decidió introducirse en la adulteración de combustibles y en diversificar su negoció con máquinas tragaperras modificadas y dos casinos. La policía federal brasileña lo tenía en el punto de mira, y conocía la logística que había diseñado en los puertos de Paranaguá y Santos, los dos principales de Brasil, para exportar cocaína a Amberes (Bélgica), Rotterdam (Países Bajos), Hamburgo (Alemania), Algeciras y Barcelona (España), Gioia Tauro y Livorno (Italia), Lisboa (Portugal) y Le Havre (Francia).

Como queda acreditado en el libro de Allan de Abreu Cocaína-Ruta de Caipira, el Mayor Carvalho en un principio compraba la cocaína en Colombia y Bolivia, y la introducía en Brasil en aviones utilizando pistas clandestinas. Consta que perdió dos aviones en accidentes ocurridos en 1997, uno en Bolivia y otra en Colombia. Luego dio el salto a Europa.

Identidad falsa ucraniana de Sergio Roberto de Carvalho

En 2017 cambió de rumbo y de identidad aterrizando en Marbella con el nombre de Paul Wuoter, fingía ser un empresario holandés nacido en Surinam. Con una sociedad creada en Dubái adquirió inmuebles en la Avenida de la Libertad de Lisboa, y se compró una vivienda de 2 millones de euros en la urbanización Capanes Sur de Benahavís. En una furgoneta aparcada en el garaje de la vivienda de Lisboa se le incautaron 12 millones de eruos en efectivo: fue en la operación Enterprise de Interpol, en 2020. Parece que siempre pagaba las cuentas de sus amigos; eso fue después de ser detenido en la Costa del Sol en 2018, y luego liberado en 2020. La Fiscalía española cree que no perdió el tiempo por aquí y le acusó a 13 de años de cárcel por liderar un alijo de 1.700 kilos de cocaína del Titán III. Los investigados en el procedimiento lo señalan a él como el dueño de la mercancía. Aún no hay sentencia del asunto, aunque el juicio finalizó a finales de 2021.

Estando en libertad provisional tras abonar 200.000 € de fianza, llegó el 29 de agosto de 2020, una jornada con bastante repercusión para muchas organizaciones criminales que confiaban su futuro en el Mayor Carvalho. Ese día ocurrió su primera muerte en Marbella, porque Sergio Roberto de Carvalho tiene más vidas que un gato. Al día siguiente se le incineró y, al tiempo, se presentó un certificado de defunción en la Audiencia Provincial de Pontevedra , el juzgado que le investigaba por el alijo del Titan III. Esto produjo que la acusación contra él se archivase, ya que se extingue la responsabilidad penal si estás muerto. Se desvanecían las únicas cuentas pendientes con la justicia en España y también en el mundo, porque ningún otro país tenía acusaciones contra él en ese momento.

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La policía brasileña estaba advertida de que esta muerte era una patraña, y acertaron. El Mayor Carvalho fue detenido esta semana en Budapest junto a un escolta que le acompañaba. En Hungría era un ciudadano mexicano. Se ha coordinado la policía brasileña, la portuguesa y lo DEA para ubicarlo y lograr llevarlo ante la Justicia de nuevo, gracias a la información recibida por parte del periodista portugués Víctor Marques. Aún no se conoce si se extraditara a Brasil o España, porque la Audiencia Nacional extraditó a un ciudadano colombiano detenido en Motril (Granada) en noviembre de 2020 al que se considera como el hombre de confianza de Carvalho en nuestro país.

Un capo con presupuesto ilimitado

Mientras la policía brasileña finalizaba en noviembre de 2020 su investigación contra la organización de Sergio Roberto de Carvalho, él aprovechó la ventaja de constar como fallecido. Utilizó una nueva identidad falsa para marcharse de Marbella, dirigirse al aeropuerto portugués de Cascáis, donde había comprado varias aeronaves, y desde ahí tomar un vuelo hacia Kiev. Su siguiente destino acreditado fue Dubái: en Emiratos Árabes Unidos tiene su sede la sociedad principal con la que adquiere bienes por muchos lugares del mundo. Y poco más se supo.

En noviembre de 2020, la Interpol lanzó la operación Enterprise contra la organización liderada por el protagonista de este artículo. Detuvieron a 45 personas —la mayoría en Brasil—, incautaron 70 vehículos de lujo, 37 aviones, 12 millones de euros en efectivo en Lisboa y más de 160 inmuebles, entre otros bienes relevantes.

Propiedades de su organización incautadas por Europol.

También se le relaciona con varios envíos de cocaína a Amberes o Rotterdam, y con un jet cargado con cerca de 600 kilos de cocaína en el que viajaba el expresidente del Boavista junto a un empresario español.

Se sabe que Carvalho estaba trasladándose continuamente por toda Europa en jets privados, y Portugal cree que la empresa de jets privados Airjetsul es suya.

Contactos

Sergio Roberto de Carvalho es un socio fiable en el narcotráfico internacional y su fama le precede. Trabajaba para todos; introducía cocaína en Europa, Asia y África. Eso significaba que es el eje central de muchas organizaciones.

La capacidad económica de esta persona era tal que fue capaz de fletar en junio de 2020, en plena época dura de la pandemia, un Boeing 747-400F cargado con 400 toneladas de material sanitario desde China a Florianópolis. En ese aeropuerto brasileño no se veía un avión así desde 1995. Está confirmado por conversaciones telefónicas detectadas por la Policía Federal de Brasil entre Carvalho y su hermana, y publicado por el prestigioso columnista brasileño Josmar Jozino. Con este material sanitario se blanqueó dinero del narcotráfico y no se sabe si consiguió introducir su mercancía en otros lugares, pero la policía brasileña sospecha que intentó hacer lo mismo en EEUU y en el estado de Sao Paulo.

Muchas mafias se quedan sin una persona clave en su negocio, ya que Carvalho disponía de aviones y la logística perfecta en los puertos que controlaba. Ahora veremos que la depara el futuro en el juicio por el Titán III en España, por la operación Enterprise en Brasil y quizás en otros países. Lo que si sabemos es la única persona en el mundo que morirá dos veces.

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