Los resultados obtenidos en los últimos trabajos de investigación del Cerro del Villar no dejan lugar a dudas. El asentamiento fenicio mejor conservado del extremo occidental del Mediterráneo está en Málaga y se encuentra en un estado “excepcional”. Así lo ha asegurado el profesor del departamento de Ciencias Históricas de la UMA y director de las excavaciones, José Suárez.

Contextualizando la operación, el académico ha explicado que el sur de la península ibérica tiene dos grandes puntos que son epicentro de la cultura fenicia: Huelva y Málaga. En el caso de la Costa del Sol, existen distintas implantaciones clave para profundizar en el estudio de este campo. Sin embargo, la accesibilidad a las fuentes materiales no es sencilla.

La Rebanadilla, ubicada bajo la segunda pista del aeropuerto y los restos sobre los que se edifica el actual Rectorado son claros ejemplos: “Estas limitaciones convierten al Cerro del Villar en un yacimiento excepcional para el conocimiento de la región”. 

Este punto de encuentro para comunidades locales, pero a la que llegan importaciones de Cerdeña, Grecia u Oriente Próximo, y con presencia significativa del mundo indígena, está declarado como Bien de Interés Cultural, siendo propiedad de la consejería de Medio Ambiente. Descubierto en la década de los 60, no fue hasta 20 años después cuando el equipo liderado por Maria Eugenia Aubet comenzó a estudiar el terreno.

Ejes urbanísticos del asentamiento.

Por aquel entonces, se realizaron cortes arqueológicos en menos del 10% de la superficie investigable. Entre los hallazgos, se localizaron retazos de una calle con anchura a la que se adhieren tiendas vinculadas a edificios comerciales: “Se plantea como una vía comercial en la que se producían transacciones comerciales con la población”.

También se pudo identificar una casa y su organización interna, con patio y acceso desde el embarcadero, y que ha sido reconstruida a través de una recreación digital.

Resultados

Estas nuevas labores han permitido conocer “en detalle el profundo cambio” medioambiental que se empieza a producir en la bahía de Málaga tras la presencia fenicia, así como la evidencia de diversos episodios catastróficos de naturaleza fluvial o marítima. 

De hecho, tal y como publicó este periódico, el Proyecto General de Investigación de 2021 ya abundaba en la idea de que, a inicios del siglo VII a. C., el asentamiento sufrió un escenario de destrucción, posiblemente de origen fluvial, produciéndose la destrucción por una gran venida de agua por la dinámica de reforestación generada en el estuario.

identificación de las estructuras conservadas en el subsuelo.

Lo mismo ocurrió entre finales del siglo VII e inicios del VI, cuando, muy probablemente, se produjo "un evento marino de alta energía", como un tsunami o un gran temporal.

¿Qué supone este hito de la investigación? Una de las claves reside en la posibilidad de caracterizar los talleres cerámicos que funcionaban dentro del entramado urbano. Ha sido posible gracias a los estudios de composición mineralógica y de Rayos X: “Se han establecido las redes de distribución de los productos; en particular, conservas de pescado y otros de origen agrícola, que se distribuyen en redes de intercambio”.

El alcance de esta actividad traspasa las fronteras del asentamiento. Tal y como ha detallado Suárez, habría llegado hasta puntos del interior de la península, como la Serranía de Ronda; la costa Atlántica, como Lisboa o zonas del Mediterráneo como Alicante

El trabajo de campo ha sido determinante a la hora de obtener esta información. Tras la primera fase de desbroce para facilitar las labores de prospección, se procedió al levantamiento digital microtopográfico, con una precisión de curva de nivel cada 50 centímetros. 

Estas tareas con medios no invasivos (cabe recordar que todavía no se ha abordado la excavación), no permiten profundizar demasiado en todos los ámbitos. Sin embargo, los trabajos del proyecto dejaban claro que las principales actividades tenían que ver con la elaboración de conservas de pescado: “Se han encontrado restos de escama o vértebras de las capturas”

Del mismo modo, han aparecido ánforas locales que constatan que el cerro comercializaba sus productos en su entorno inmediato. 

Terreno

También se ha procedido a la perforación del terreno, consiguiendo muestras que permitirán identificar la evolución del actual entorno desde el inicio del holoceno, cuando era un estuario abierto al mar: “Incluso anterior a la propia formación de la isla”, ha incidido.  

Uno de los trabajos de mayor interés, y que ha aportado la novedad más significativa, ha sido el ofrecido por las prospecciones geofísicas. Los resultados, tildados de “sorprendentes” por el profesor Suárez permiten apreciar la “visión general del asentamiento”, poniendo de manifiesto la existencia de un “denso y complejo urbano”. 

En las imágenes mostradas por el académico, se observa cómo en un pequeño espacio de terreno se cruzan ramificaciones que conforman un entramado habitable. Calles, casas, arterias principales… Elementos indispensables en cualquier urbe y que ya estaban presentes en el siglo VIII a.C

 Las excavaciones, que se llevarán a cabo en septiembre, van a permitir detallar con precisión el grado de conocimiento que se concentra en el lugar. Así, teniendo en cuenta la bibliografía relativa a la cultura fenicia, es “previsible” que existan zonas con edificios públicos junto con talleres o barrios de posible carácter multiétnico

“Aprender sobre la evolución paleoambiental y las características internas nos va a servir para conocer la expansión de esta cultura por el mediterráneo occidental”, ha explicado. 

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