Es siempre una de las citas culturales más esperadas del verano en Málaga. India Martínez no falla nunca a la capital de la Costa del Sol, ni a los propios malagueños, que ven, año tras año, cómo la cordobesa no se olvida de ellos incluyéndolos en cada gira.
Cuando solo faltaban unos minutos para que dieran las diez de la noche, Manola y su pareja se encontraban ya sentados en la primera fila del Auditorio Cortijo de Torres, algo nerviosos antes de ver a India. El concierto tenía que haberse celebrado el pasado 29 de julio, pero se pospuso a este 19 de agosto, en plena Feria de Málaga, por motivos que nunca se han especificado. Pese a que algunos seguidores de la artista devolvieron las entradas porque veían excesivo que los precios se mantuvieran siendo un concierto en la Feria, Manola se negaba a devolverlas. "A mí la India me gusta muchísimo, se aguanta lo que sea por ella. Yo tengo las entradas desde que se anunció y mírame, aquí estoy en primera fila", afirmó sonriendo.
En el sector derecho de la pista encontramos a Marina, una joven paisana de India Martínez. Se considera "muy fan" y reconoce con sinceridad que para poder venir a Málaga en plena feria ha tenido que hacer grandes esfuerzos. "Mañana me voy a la playa y vamos, por poco no la veo. Hemos tenido que pedir a un familiar la casa para quedarnos para el concierto, ha sido un poco lío. Pero bueno, aquí estamos, para que quede claro que la sigo siempre", expresó.
Aunque estaba previsto que el concierto diera comienzo a las 22.00 horas, fue a las 22.11 h cuando las luces se apagaron y el jaleo de las 2.000 personas del público se fundía con el de los cacharritos. "Oh, la saeta al cantar... al Cristo de los Gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar...", entonaba India Martínez, para aportar aún más diversidad cultural si cabe al momento, en el que solo faltó que Martínez Ares se acercara a saludar o que Encarni Navarro y sus habituales zambobá pidieran hueco en el escenario para tener todas las fiestas de Andalucía representadas en una misma jornada.
Más allá de las bromas, la artista firmó una brillante interpretación de La Saeta y, tras ella, saludó al público que acudió al auditorio para verle: "¿Vosotros sabéis a lo que venís esta noche? ¿Estáis preparados? Os veo sentados muy agustito... Ya había ganas de subirme al escenario después de todo lo que hemos pasado, sin mascarillas, viéndoos las caras... ¡Quiero que sintáis cosas bonitas aquí dentro!".
El escenario se fundió a rosa con una intro renovada del tema Conmigo y la canción Todo no es casualidad. Con chaquetilla taurina de color fucsia y pantalón blanco de lunares negros, vestuario habitual en la gira, la artista parecía hacer un guiño a la Feria de Málaga. "¡Vosotros sí que me hacíais falta, Málaga!", decía.
Durante la noche, hubo tiempo para todo. Pudimos ver a la India más sensual con Convénceme, donde no subió al escenario a Marc Anthony, pero se conformó con el público malagueño —"pero si os tengo a vosotros, ¿qué más quiero?— para pasarse la noche, como dice la canción, "en el sofá o en la cama".
También hubo tiempo para la bachata. La artista subió al escenario a una pareja, a una madre y una hija, y a una pequeña que se ganó un fuerte abrazo de la artista con una pancarta que rezaba "India tiene una voz que llega al corazón". Entre el público también había muchos valientes que se animaban a bailar Loco. "La parejita que ha bailado en medio del pasillo me ha motivado... ha sido de película", bromeaba India, pendiente de todo lo que ocurría en la pista del auditorio.
Tampoco faltó el "gitaneo", así denomina ella a la parte del concierto en la que la vemos más flamenca que nunca sobre su cajón, demostrando una faceta poco vista en conciertos anteriores. Tras La Gitana, la cordobesa dedicó Solo tú, uno de sus clásicos, a los acompañantes que llegan a sus conciertos "medio obligados", pero que quieren mucho a la persona que tienen al lado. "¡Hay que valorar más a los acompañantes!", manifestaba India.
Mientras que las coristas de la cantante en la gira, interpretaban con delicadeza un tema que la cordobesa lanzó cuando solo era una adolescente, Vida mía, esta se cambiaba de outfit, eligiendo esta vez un short blanco deportivo con top negro y blusa rosa oversize con unas zapatillas blancas tipo Buffalo.
"Esto es una gira que no estaba planeada. Hasta el nombre, 90 minutos más, se lo habéis puesto vosotros", contaba. También le rogaron sus seguidores que en este tour tenía que estar un bloque de temas que no son propios como Ramito de violetas dede Manzanita u Hola, mi amor de Junco. "Son temas que he cantado desde pequeñita, que me trasladan a momentos inolvidables", expresó. India cantó El Regalo, de Junco, visiblemente emocionada. Fue la última canción que le cantó a su abuela Cati antes de fallecer y, teniendo a gran parte de la familia entre el público, no tenía claro si iba a ser capaz de terminar de cantarla.
Bajó las estrellas, a través de las linternas de los móviles, para interpretar Olvidé Respirar, el tema que lanzó en colaboración con el almeriense David Bisbal, y se tiró al suelo para cantar Ángel. "A veces la gente no sabe, a veces la gente no entiende. Te juzgan por ser diferente", cantaba con rabia, llegando a quitarse el micrófono en varias ocasiones.
Sobre las 23.20 horas, la artista alertó de que con su versión de Hoy cerraba la noche. Fueron muchos los que dejaron sus asientos para acercarse todo lo que pudieron a la cordobesa, que irradiaba felicidad al sentir al público tan cerca de ella —el escenario del Auditorio lo dificulta al ser tan alto—. Al acabar el tema, la artista salió del escenario como prometió, pero las luces no se encendían. "Queda aún la más importante, la que da nombre a la gira", comentaban entre el público los más avispados cuchicheando.
Y así fue. A las 23.30 horas, India Martínez volvía a salir a las tablas frente a Málaga para iniciar los bises, que se convirtieron más bien en el tercer bloque del concierto, conformado por sus canciones más icónicas.
Llegó el turno de 90 minutos. Cuando comenzaban los primeros acordes, India llamó al escenario a Antonio, un joven que se hizo de rogar. "¿Se habrá rajado?", bromeaba la artista en la espera. El equipo de la cantante había acordado que Antonio subiera en esta canción para pedirle matrimonio a Laura, su pareja, que no daba crédito a lo que estaba ocurriendo —y que dijo que sí, por cierto—.
Tras el momentazo, le llegó el turno a Vencer al amor, canción con la que la cantante cordobesa no dudó en bajar del escenario para sentir al público malagueño más cerca. Sus seguidores enloquecieron, quizá demasiado, haciendo imposible que la artista pudiera acabar con comodidad la canción, teniendo que ser devuelta al escenario entre carreras y con ayuda de los agentes de seguridad presentes, pese a su insistencia en que cada uno volviera a su asiento para disfrutar mejor de la actuación.
Para acabar con alegría tras Los gatos no ladran, Aguasanta, con la que Málaga se puso a bailar con una gran sonrisa en la cara. La Feria de Málaga había vuelto para ofrecerles noventa minutos más con India Martínez llenos de ilusión, alegría y emoción después de dos años complicados.