El vídeo suma más de 1.3 millones de visualizaciones. En las imágenes se puede ver a un hombre, vestido con un traje de luces grana y azabache, hablando con uno de los monosabios de La Malagueta. Hasta ahí, todo normal; sobre todo si tenemos en cuenta que el coso malagueño ha acogido varios festejos taurinos en la última semana.
La razón por la que el tuit se ha viralizado ha sido el comentario que acompaña de @onil_shaq: "Pues Lewandowski sí que se ha adaptado bien a España", reza el post. El impacto ha sido tal que se ha convertido en uno de los temas de conversación en redes durante las últimas horas. Alguna de las interacciones acumula casi 3.000 RT y cerca de 30.000 me gusta.
El parecido de Emilio Bolaños (así se llama este banderillero) con el futbolista del F.C. Barcelona "es innegable", com diria aquell. Sin embargo, detrás de esta imagen mediática, se esconde uno de los tipos más queridos del coso costasoleño. Su participación, año tras año, en el Certamen de Escuelas Taurinas le ha convertido en un rostro muy reconocible por los miles de aficionados que cada agosto llenan los tendidos.
Militar de profesión, y reservista hasta el pasado mes de junio, Bolaños ha destinado sus últimos años laborales al departamento de furgones blindados. Una tarea que compagina con su gran pasión: la tauromaquia. Desde hace 29 años, su vida ha girado en torno a capotes, monteras y palitroques, que es como llaman familiarmente a las banderillas.
Sobre la popularidad alcanzada en las últimas horas, relata a EL ESPAÑOL de Málaga que se enteró por la llamada de un compañero: "Me ha hecho gracia. He sido famoso por dos días", comenta entre risas. Según su nuera, si se ha hecho viral, "es por algo", aunque confiesa no encontrar similitud con el jugador polaco.
En cuanto al momento de la filmación, explica que no se enteró de que le estaban grabando: "No conozco al muchacho, pero me lo he tomado con filosofía, soy una persona risueña, a la que le gusta el cachondeo. Si tengo ese parecido, ¡qué le vamos a hacer! Puede que le haya llegado hasta a él (Lewandowski). Si no es antitaurino, sería gracioso", explica en tono humorístico.
Bolaños llegó a la escuela taurina a finales de 1992 y desde el primer momento tuvo claro que su lugar estaba entre los hombres de plata: "Estuve entrenando durante todo el invierno, compaginando mi formación con mi trabajo como taxista. De hecho, me conocían así, como El taxista".
Su primera actuación llegó 1993, abriendo la puerta a un camino en el que el toro y el tiempo le han ido curtiendo como profesional: "Antes, en Málaga, había festejos por todos lados. Mijas, Torremolinos, Marbella, Estepona... Así se hizo profesional Emilio Bolaños", relata.
El éxito de su popularidad no ha sido fruto del azar, ni el carisma. Ni tan siquiera de su reciente parecido con Lewandowski: "Me costó muchísimo porque empecé bastante mayor, con 26 años, pero me he ganado el respeto de la afición y los compañeros", subraya.
Padre e hijo
Todos este tiempo haciendo el paseíllo cada feria (el Certamen de novilladas gratuitas ya suma XV ediciones) se refleja en el cariño del público. Es común escuchar a los aficionados corear su nombre cuando pasa por delante de alguna familia. Incluso, según relata, había ocasiones en las que llegaba a "pasar fatiga": "Nos íbamos a correr antes de vestirnos y la gente me paraba. Y eso que todavía no había salido el vídeo comparándome con el futbolista", bromea.
Pero si por algo se le conoce es por haber formado parte del dúo de los Bolaños. Durante varias temporadas, Emilio y su hijo Christian participaron como banderilleros de la Escuela Taurina de Málaga: "La gente pensaba que éramos hermanos, hasta que alguien de los presentes indicó que no, que éramos padre e hijo".
Christian comenzó en la torería para ser novillero. Relata que al principio se lo llevaban al campo, a los tentaderos y a algunos pueblos: "Pero yo no lo veía; era muy nervioso", asegura el progenitor. Un día, en vistas del futuro que le deparaba, le propuso que cogiera los palos: "Se vino junto al resto de banderilleros, Alejandro Sánchez, Truji... Así se hizo profesional. No es porque sea mi hijo, pero era el mejor. Mucha gente me lo decía, que iba a comer de esto, pero que tenía que irse de Málaga".
La primera vez que torearon juntos fue, como no, en La Malagueta: "No sé el año, pero sí recuerdo que todo el que me conocía me notaba nervioso. Lo pasé peor por él que por mí, aunque mi Christian estuvo increíble", asegura.
Ahora, su vida continúa por una línea diferente: "Siempre quiso ser piloto, así que se fue al ejército y ahora es sargento y tiene licencia para llevar helicópteros. Mi hijo mayor también es militar. Les he inculcado todo lo que me ha gustado y no he podido ser. Ellos lo han conseguido; estoy feliz por ver adónde los he llevado. No hay plaza a la que vaya y no me pregunten por Christian. Incluso compañeros a los que no conozco", explica.
Aunque el camino recorrido hasta llegar a vestirse de luces ha sido "muy complicado", confiesa haber podido cumplir su sueño: "Empecé muy mayor, así que jamás me vi toreando corrida de toros junto a nombres propios de la talla de Trujillo, El Cid, Ponce (en festivales) o incluso el Cordobés padre. Me siento muy orgulloso", sentencia.