Violeta Aragón es desde 2006 una de las voces más autorizadas para hablar de la industria de la construcción y la promoción de viviendas en la provincia de Málaga. Y eso son palabras mayores cuando se trata de uno de los grandes sectores económicos del territorio.
A su responsabilidad como secretaria general de la asociación que agrupa a los empresarios del sector suma desde hace años la portavocía de la plataforma en favor del tren litoral, esa infraestructura por todos los grupos defendida pero que permanece en el olvido más de dos décadas después de ponerse sobre la mesa.
-¿Desde cuándo lleva en la Asociación de Constructores y Promotores?
-Creo que desde 2006.
-¿Y cómo llegó?
-Soy ingeniera de caminos y empecé trabajando en obras, con Ferrovial.
-Siempre se ha hablado de la construcción como un sector muy masculinizado.
-Es cierto que cuando empecé la carrera éramos muy pocas mujeres. Podíamos ser cuatro chicas y los otros 60 eran chicos. Pese a ello, no me he sentido en ningún momento diferente por ser mujer. Es verdad que cuando se hizo el proceso de selección para entrar en la Asociación de Constructores, el que fuera presidente del ente, José Joaquín Erroz Lecumberri, dijo que no se podía poner a una mujer al frente del colectivo. Después me pidió perdón y de hecho votó a favor de mi designación.
-El sector viene de un año complicado. El impacto de la guerra de Ucrania se ha notado de manera especial en el alza de los precios. ¿Cuál es la fotografía actual?
-Si hablamos de la promoción inmobiliaria la cosa va muy bien en Málaga, pero el de la construcción es el que más se ha visto resentido, sobre todo por la subida de los precios de los materiales. Los que trabajan para promotores privados han tenido que renegociar los contratos; el problema más grave lo han tenido las que están especializadas en obra pública.
-Pero muchas administraciones se comprometieron a buscar el modo de minimizar el impacto con modificaciones en los presupuestos.
-Hemos estado peleando mucho para que el problema que se tiene en obra pública se solucione de manera ágil. Salió un decreto especial del Gobierno, que era insuficiente porque no contemplaba todos los materiales ni todas las obras. La Junta optó por hacer un desarrollo de ese decreto pero cubriendo más necesidades de las empresas. Ante esta situación, el Gobierno ha ido sacando rectificaciones de su decreto que se van acercando a lo que plantea la Junta y anuncia un recurso del decreto andaluz por inconstitucional.
"Las administraciones no están respondiendo a las peticiones de revisión de precios que están haciendo los contratistas, de los ayuntamientos diría que casi ninguno ha contestado"
-La realidad es que las administraciones no están respondiendo a las peticiones de revisión de precios que están haciendo los contratistas. Se han presentado todas las peticiones y de los ayuntamientos diría que casi ninguno ha contestado; se han quedado en un silencio, que es negativo. Cualquier empresa que quiera solicitarlo tendría que ir a un juzgado.
-Están en una especie de tierra de nadie.
-La realidad es que eso que se dijo que se iba a ayudar a los contratistas de obra pública la realidad no se está produciendo. Y eso provoca que gran número de obras que han sido licitadas hayan quedado desiertas. Y el anuncio del Gobierno de recursos de inconstitucionalidad ha generado más confusión en este tema.
-Eso en la pata de la construcción de obra pública.
-Sí, porque la previsión es que la promoción de vivienda siga yendo muy bien. La demanda sigue siendo superior a la oferta.
-¿Estamos mejor que en la época del boom inmobiliario?
-Son etapas diferentes. A lo mejor antes había un volumen de negocio mayor e incluso los precios eran más elevados. Estamos en un buen momento porque parece que la producción está más equilibrada con la demanda real. En otro momento la demanda pudo ser más ficticia, más voluble. Los datos de compraventa hasta septiembre ya son similares a todo 2021.
-Y los precios no paran de crecer.
-En la provincia están subiendo a unas cifras muy por encima de lo que ocurre en otras provincias españolas.
-¿Es para preocuparse?
-Forma parte de la lógica del mercado, pero eso no quiere decir que no nos tengamos que ocupar. Hay que dar respuesta a mercados diferentes. En Málaga tenemos ese mercado de segunda residencia, de turismo residencial, para el que hay que hacer un producto especial. Pero hay que dar respuesta a los malagueños, que tienen que vivir y necesitan un producto diferente, a unos precios diferentes. De eso hay que ocuparse.
-Desde el sector, ¿hay respuesta actualmente para esos malagueños de los que habla?
-Hay promociones para ese público, pero son muy limitadas. Eso hace que haya un desfase entre la oferta y la demanda y no puedan tener respuesta. La percepción es la de que no pueden comprar viviendas. Y eso porque hay pocas promociones de obra nueva que puedan ser destinadas a ese público.
-¿Y eso es porque al empresario no le interesa? Entiendo que entre una vivienda más barata y una más cara siempre optará por hacer la segunda.
-Depende, es una cuestión de márgenes y no siempre que el precio es mayor implica un mayor margen para el empresario. Hay que tener en cuenta los costes y en eso hay que ir al origen y el origen es el precio del suelo, los impuestos… Del precio final de una vivienda el 30% son impuestos, y otro 30-40% es el suelo. Hay zonas donde el suelo es muy escaso y eso hace que el precio se eleve mucho y hace que el precio final sea más alto. Si hubiese más suelo, el suelo se podría abaratar y se podrían hacer otros productos.
"Hay que dar respuesta a los malagueños, que tienen que vivir y necesitan un producto diferente, a unos precios diferentes. De eso hay que ocuparse"
-Ante este evidente problema, ¿qué se puede hacer?
-Nosotros planteamos cosas a las administraciones. Hay empresas que durante años han hecho VPO y ahora no las hacen porque no salen los números. Hay que resolver ese desequilibrio para que las empresas puedan hacer ese producto. Un ejemplo son las parcelas que van a salir en el sector Universidad. Aunque en ese caso es verdad que hay un apoyo de fondos Next Generation, con los suelos a coste cero para las empresas.
Seguro que habrá interés de los empresarios y si se pusiera más suelo público con esta fórmula se harían más viviendas protegidas. Al final de lo que se trata es de aumentar la oferta. Hay que dar un paso más. El problema es que muchos de los que no pueden acceder a una vivienda también se quedan fuera de los límites que marca la VPO por tema de renta.
No pueden optar a estas, pero tampoco tienen el ahorro suficiente para entrar en otra vivienda. Y es para ese grupo de población para el que se han planteado los avales de la Junta de Andalucía. Porque si no tenemos un problema. Si la gente se dedica a pagar permanentemente un alquiler, a los precios actuales, nunca tendrá el ahorro necesario para acceder a una vivienda.
-Desde el punto de vista de los promotores, ¿en Málaga capital hacen falta más suelos en el mercado?
-Es verdad que hay sectores que no se han desarrollado, pero el problema es cuánto tardan. Si hoy fuese posible empezar a construir viviendas en muchos de estos suelos quizás tendríamos menos problemas y habría una oferta mucho más amplia. Muchos proyectos que podemos ver como elitistas, caso de las torres en Repsol, incluyen un porcentaje importante de vivienda de protección.
Todo esto hace que la puesta en carga de suelos no llegue a acompasarse con las necesidades de la población. Para el inversor y la población es inasumible todo el tiempo que pasa. Si hay que hacer todo el procedimiento para tener un suelo disponible, incluyendo el plan parcial, el proyecto de urbanización, la urbanización, pueden ser décadas. Eso complica mucho. También desde el punto de vista de la financiación. En muchas ocasiones te metes en una inversión sin saber cuál va a ser tu rentabilidad porque no sabes cuándo se va a hacer efectiva. Los que entran en este tipo de operaciones tienen mucho mérito.
-¿Bienvenidos los fondos de inversión?
-Son necesarios. Porque es fundamental el capital. Y las entidades financieras, tras la última crisis, no financian los suelos. ¿Cómo se pueden hacer todos estos desarrollos que van a durar décadas si no hay un fondo de inversión que apueste por ellos?
-¿Le sorprende el éxito de Málaga?
-Creo que es algo de hace muchos años. Cuando la crisis fue tan grande, en Málaga tuvimos problemas, pero el mercado nunca paró. La gente apostaba por Málaga. Es un trabajo de largo recorrido. Se percibe en el exterior el cambio de Málaga.
-Desde hace años vienen advirtiendo del problema que tiene el sector con la falta de mano de obra.
-Sigue preocupando. Veo que no es el único sector con problemas. Por el nivel de especialización que tienen las empresas los productos que se hacen son más elaborados. Antes se pensaba que a la construcción podía entrar cualquiera. Pero no es la realidad. Tiene que ser gente preparada. Hay una curva de envejecimiento muy pronunciada en el sector de la construcción, no se incorpora gente nueva. Muchos de los profesionales que estaban dejaron el sector en la crisis y los que permanecen han envejecido y no conseguimos atraer a ese público joven.
-¿Cómo se logra eso?
-Hay que cambiar dos percepciones. La primera es que es un trabajo muy duro. Es verdad que lo es en algunos apartados, pero hay muchos puestos que cada vez están más industrializados, con maquinaria que facilita la labor. La segunda es que tenemos que ser capaces de dar estabilidad a lo largo del tiempo y hacer una proyección de carrera para los que entren en el sector. No podemos tener picos de sierra que generen inestabilidad.
"Hay una curva de envejecimiento muy pronunciada en la construcción, no se incorpora gente nueva (...) tenemos que ser capaces de dar estabilidad a lo largo del tiempo y hacer una proyección de carrera"
-Antes hablábamos del éxito de Málaga. ¿Le gusta cómo está la ciudad?
-Es enriquecedor que haya apuesta de inversión de terceros. Esto lo tenemos que canalizar para que sea positivo. Es una oportunidad de crecer, de que nuestra gente se pueda quedar aquí. Es un lujo que otras provincias no pueden tener. Y hay que canalizarlo y hacer que esas oportunidades sean también para los malagueños, no sólo para los que vienen de fuera.
-¿Por dónde cree que pasan los retos de la ciudad?
-Hay que equilibrar la ciudad para todos. Se apuesta mucho por el Centro, pero hay muchos barrios y hay que trabajar en ellos. No solo en los existentes, también en los nuevos desarrollos.
-La gran prioridad del alcalde es el Plan Málaga Litoral. ¿Le convence?
-Puede ser muy interesante. Hay que recordar que la apertura del puerto generó un nuevo centro para la ciudad. Y ese plan debe generar más espacios para el peatón. Eso siempre es positivo. Es un buen proyecto.
-Lo que ocurre es que son más de 400 millones de euros.
-Sí, pero hay que pensar en grandes proyectos, no pensar en lo que cuesta si no en los beneficios que puede ocasionar. El ejemplo es el mismo que el tren litoral. Decimos que esto cuesta… Pero lo que tenemos que ver es el coste-beneficio. Y los beneficios no siempre hay que computarlos desde el punto de vista monetario.
-Ha hecho mención al tren litoral como ese gran proyecto pendiente en la provincia. Usted es además portavoz de la plataforma que desde hace años viene reclamándolo.
-Todos lo han asumido como una necesidad y lo han apoyado. Me sorprende que si todo el mundo está de acuerdo con este proyecto por qué nadie toma… No llego a entenderlo. Hay zonas con menos población y menos necesidades que ya cuentan con un transporte ferroviario, mejor que el que tenemos aquí.
-¿Lo podremos ver?
-Confío firmemente y por eso apuesto por ello. Los grandes proyectos no se pueden abandonar, hay que aspirar a conseguirlos. Después de tanto tiempo el movimiento social y ciudadano quizás se ha calmado, se ha aburrido de esperar. Ese movimiento exigiendo algunas infraestructuras necesarias, caso del tren litoral o el agua…
Hay cosas que claman al cielo y no sé por qué no nos levantamos y exigimos que se resuelva de manera inmediata. Hace falta una Málaga más activa. Parece que estos grandes proyectos se quedan en la disputa política, que los ciudadanos los ven como espectadores. Eso tiene que cambiar para que empujemos entre todos, es la única forma de que avance.
"Podemos perder toda la competitividad si desde el aeropuerto no tenemos conexión en un radio de 30 kilómetros y sólo puedes usar el coche y tardas más en llegar que en el viaje desde tu país"
-Suena casi tercermundista que Marbella siga siendo la única ciudad de más de 100.000 habitantes sin tren.
-Al final, es toda la costa. Desde Málaga a Marbella hay un territorio continuo, en ese espacio habitan más de 1,5 millones de personas que no tienen una solución ferroviaria. Eso parece impensable. Y es gente que se mueve por motivos laborales, a los que se suman los del turismo.
-Y la previsión es que esto crezca…
-Es lo que está ocurriendo. Hablamos mucho del teletrabajo, pero eso implica que haya una persona que vive y trabaja desde Marbella pero que una vez a la semana tiene que coger un avión. ¿Por qué Málaga se ha posicionado como punto estratégico? Porque tenemos un aeropuerto internacional, pero podemos perder toda la competitividad si desde el aeropuerto no podemos tener conexión en un radio de 30 kilómetros porque sólo puedes usar el coche y tardas más en llegar a tu destino que en el viaje desde tu país.
-¿Su posición sobre la torre del puerto es favorable?
-Sí. Estamos a favor de cualquier proyecto que venga a aportar un desarrollo para Málaga y entendemos que la torre lo hace. No se trata de que todos los edificios se hagan en altura, pero el futuro va en esa dirección por economía de costes y servicios. Siempre edificios de calidad. Hay que apostar por que cada vez que se haga un proyecto sea de calidad.
-Hay gente que ha expresado su sorpresa con las torres de Martiricos. ¿A usted le ha pasado?
-Ya sabíamos que eran torres de 30 plantas. No me ha sorprendido. Me parecen bien los movimientos vecinales y sociales, pero lo que no entiendo es que los pronunciamientos sean a posteriori. Cuando las cosas están consumadas no vale lamentarse de algo.
-Ahora hay grupos políticos que respaldaban el proyecto de la torre que ahora no lo hacen.
-¿Y por qué? Quiero que los proyectos se estudien en el origen con todo el rigor y que los que tienen que decidir, que los hemos puesto para eso, sean consecuentes con las decisiones que se adoptan. No podemos ir cambiando de criterio a lo largo del proceso, que ya de por sí es largo e incierto.
Ahora nos encontramos con que se pueden cambiar las reglas del juego a mitad del camino; esto es un caos. Si al principio del debate se decide que no, será que no. Pero si se apuesta por ello trabajemos por poner fácil que el desarrollo que se ha acordado se lleve adelante en los términos en los que se ha acordado. Si no es así se genera una inseguridad jurídica permanente y nos quedaremos parados porque no habrá capital que quiera apostar por Málaga.
"No se pueden cambiar las reglas del juego a mitad del camino, eso genera inseguridad jurídica y nos quedaremos parados porque no habrá capital que quiera apostar por Málaga"
-Y, en esta línea, hablemos del proyecto de Repsol.
-Ha ocurrido lo mismo. Aparece un recurso cuando ya se ha producido la subasta de los suelos y las empresas han asumido unos gastos muy elevados porque hablamos de un proyecto que aporta valor a la ciudad. Es en ese momento cuando alguien decide… Hemos tenido 10 años para movernos. La crítica absoluta al movimiento que se ha producido en Repsol en un momento que no procedía. Confío en la legalidad del proyecto y de los análisis que se han hecho. Las ciudades tienen que crecer, tienen que tener viviendas, oficinas, con zonas verdes amplias que hay que mantener.
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