La detención del futbolista Dani Alves por una presunta agresión sexual ha vuelto a poner las miradas en los protocolos de actuación establecidos para estas situaciones. La coordinación entre la discoteca, los Mossos d'Esquadra, el hospital y la propia víctima permitió dar una respuesta rápida y conjunta al caso del futbolista. Sin embargo, la existencia de un modus operandi no es algo exclusivo de Cataluña, sino que se extiende a todas las comunidades. ¿Cómo es la hoja de ruta marcada por las salas de ocio y centros de salud de Málaga?
El presidente de la Federación Andalucía de Noche, Juan Rambla, en conversación con este periódico, explica que la alarma generada durante el verano pasado por la sumisión química y los pinchazos sirvió para delimitar los pasos a seguir. Como norma general, explica, los establecimientos tienen un circuito de cámaras para disuadir al agresor de realizar este tipo de actuaciones. Al menos en el interior. Eso, sumado al control de accesos y la seguridad, son los principales mecanismos preventivos.
No obstante, un ataque de este calibre puede producirse en cualquier lugar y en cualquier momento. Si el responsable de la sala recibe algún tipo de notificación, se ponen en marcha las técnicas aprendidas (generalmente recomendadas por la policía): “Lo primero es separar al agresor para que no haya contacto entre ellos. A continuación, se lleva a la víctima a un sitio tranquilo para que pueda ser atendida con calma y se avisa a seguridad para que retenga a la persona hasta la llegada de los agentes, a los que también se les notifica”, relata Rambla.
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Aunque cada provincia funciona “de forma distinta”, las reuniones entre jefes de discoteca y responsables de los cuerpos de seguridad son habituales cuando se produce algún problema. Además, según relata el presidente de Andalucía de Noche, los porteros y policías suelen conocerse de vista al hacer las rondas por puntos muy específicos, por lo que “colaboran a menudo”. Estas sinergias profesionales se producen, normalmente, ante hurtos, los delitos más comunes en las puertas de los locales y las colas.
A raíz de la feria y los pinchazos del verano, desde la Federación enviaron un comunicado determinando la forma de actuación: “La mayoría ya lo hacían por sentido común, pero ha servido para unificar las formas”.
El protocolo médico
En líneas generales, afirma Rambla, las agresiones sexuales no son comunes dentro del establecimiento por los controles de acceso, las cámaras, y la presencia de personal de mantenimiento encargado de la limpieza de los baños. Sin embargo, quejas como tocamientos discrecionales suelen ser más habituales.
¿Pero qué pasa con la víctima cuando se ha cometido un delito sexual? Es aquí donde entra en juego el papel de los sanitarios, quienes tienen definido qué hacer en cada momento. Por señalar algún ejemplo, el Hospital Regional Universitario trabaja con un procedimiento de coordinación provincial de actuaciones en agresiones sexuales.
Se trata de una adaptación del procedimiento habitual en función de la configuración del centro. Igual que ocurre en los libros en los que el lector puede ir definiendo la propia historia, estas situaciones ofrecen múltiples opciones que, a veces, se van cruzando. Así, en caso de que la "víctima de supuesta agresión sexual" acuda sola y no quiera denunciar, se le ofrecerá asistencia clínica, ginecológica y general. Esto implica la exploración ginecológica, general y toma de muestras asistenciales, profilaxis de embarazo o tratamiento de lesiones, entre otras.
No destruir pruebas
Además, se procederá a la cumplimentación de documentos (informe médico) y al plan de seguimiento sanitario. Como apéndice, se refleja la disposición de ropa interior de un solo uso y ropa de calle (chándal o similar) para ofrecer a la persona agredida tras el alta.
En cambio, si quiere denunciar (o es menor de 16 años, ha sufrido un secuestro, trastornos que le impidan la toma de decisiones libremente, ingesta de tóxicos o disminución del nivel de conciencia), se llamará al 112 pidiendo presencia policial y del forense, en este caso al juzgado de guardia. Esto ocurrirá en el caso de que la víctima haya puesto la denuncia o tenga intención de hacerla.
Otro de los aspectos que se señalan es que, en caso de urgencia vital, su tratamiento será siempre prioritario, intentando no destruir pruebas y tomando muestras de sangre y orina para toxicología sin demora.