Como se advirtió en este artículo, las organizaciones criminales llevan tiempo utilizando el puerto de Málaga para sus fines. El crimen organizado está aprovechando el auge comercial del puerto de Málaga. Le ofrece una nueva oportunidad para introducir droga sin colapsar otras rutas de narcotráfico que están demasiado explotadas y no tiene, por ejemplo, aún el control de Algeciras.
Las organizaciones criminales realizan “estudios de mercado” para conocer si merece la pena arriesgar parte de su capital en establecer nuevos itinerarios que en un inicio son un gran riesgo para estas mafias. Este fenómeno no solo está ocurriendo en Málaga, hay tanta cocaína producida en Latinoamérica que está llegando droga a cualquier puerto europeo.
La última incautación de 600 kilos de cocaína en un contenedor de buques escondidos entre plátanos este pasado mes de febrero supone la mayor de la historia en el puerto de Málaga, y revela que se están realizando envíos de cierta entidad por este puerto. En 2019 se detuvo a varios estibadores y a otras personas que pretendían establecer una ruta desde puertos brasileños hacia el puerto de Málaga.
En aquella ocasión se incautaron 8 kilos de cocaína, que formaban una prueba inicial y que evidenciaban las intenciones de muchas organizaciones criminales. Esa vez les salió mal el ensayo aunque tomaron todas las precauciones que pudieron, se comunicaban con móviles con sistemas encriptados. Ya es evidente que se ha creado una ruta habitual por el puerto de Málaga. Si llegan envíos de 600 kilos de cocaína con un valor que supera en las calles los 20 millones de euros es porque están involucrados distintos clanes de narcotráfico.
El método más habitual para cargamentos de ese tamaño es el del gancho ciego, que consiste en la mayoría de las ocasiones en introducir la cocaína en los puertos de origen sin que el propietario del contenedor tenga conocimiento alguno de esta actividad.
Esa droga viaja en mochilas deportivas con cierta capacidad para que puedan ser retiradas del contenedor con mucha facilidad tras manipular los precintos correspondientes. Si una mafia utiliza esta forma para transportar la droga necesita de personas que tengan acceso a recintos portuarios, ya que en el momento que el transportista tenga orden de despachar la mercancía la organización criminal ya no tendrá control sobre ella. Por ello la ruta de 2019 necesitaba de estibadores para retirar droga de contenedores que previamente conocen.
En países como Holanda el principal problema que genera este método no es solo la corrupción portuaria. Es que cientos de personas han sido detenidas en los últimos años tras infiltrarse en puertos como el de Rotterdam. Su objetivo es sacar de los contenedores contaminados las partidas de cocaína, e incluso forman campamentos en contenedores vacíos para permanecer allí varias noches hasta poder salir y hacer el cometido para el que les contrató la organización criminal de turno.
Nuevas rutas
Esta semana también se ha detectado en el puerto de Vigo una nueva ruta que la Mafia Albanesa tenía interés en establecer y se detuvo a dos personas que querían rescatar un alijo de cocaína de un contenedor.
Esto mismo ha ocurrido en estas semanas en Rotterdam (Holanda) y en Vlissingen-Oost (Holanda), en este último se detuvo incluso a dos albaneses. Algo bastante extraño porque la mafia albanesa no suele utilizar para este cometido a personas de su misma nacionalidad. El lunes 28 de febrero detuvieron a 6 personas en el puerto de Rotterdam intentando sacar partidas de cocaína de allí, y el sábado pasado la propia policía holandesa abrió fuego contra otras 6 personas que estaban infiltradas en el recinto portuario de Vlissingen-Oost. Todos ellos en busca de sacar cocaína de los puertos.
Buzos en el temporal
Hay una nueva ruta marítima que el narcotráfico ha utilizado y que ha sido hasta un asunto de Estado para Polonia. Todo comenzó en enero cuando tres buzos españoles, en pleno temporal, avisaron a los servicios de emergencias polacos para que les rescatasen de una embarcación a unas pocas millas del puerto de Gdansk.
Tenían los móviles apagados, no disponían de licencia para navegar en esa embarcación, ni luces, y adquirieron un propulsor submarino. Como cerca del puerto de Gdansk existen instalaciones militares, en un primer momento se pudo pensar que podían formar parte de algún servicio secreto pero no era el caso.
Con este tema el primer ministro polaco ofreció aclaraciones porque la historia resultaba un tanto extraña. Mateusz Morawiecki declaró en enero que los buzos fueron identificados pero liberados porque no habían cometido ningún delito. Informó que los buzos fueron monitoreados por agencias policiales internacionales y que todo formaba parte de una investigación muy exhaustiva contra una organización criminal.
Los buzos estaban esa fría noche polaca para retirar un alijo de cocaína del casco de un buque, pero por alguna causa desconocida no pudieron realizar su misión. Los buzos habían viajado desde España en coche, y en el mismo día que fueron rescatados adquirieron una embarcación y alquilaron el equipo de buceo. Ellos dijeron que buscaban ámbar marino, pero se ve que tenían tanta prisa que había que partir en una noche de temporal en Polonia.
Las últimas informaciones que el primer ministro polaco ofreció fue que solicitó un informe exhaustivo sobre este evento, dejando claro que se trataba de un tema relacionado con el narcotráfico internacional. Pronto habrá más noticias.