En 2018 apareció en la Costa del Sol un grupo de sicarios desconocidos para las autoridades españolas y que provenían de la ciudad de Malmo (Suecia). Estos criminales cometieron al menos dos asesinatos y dos atentados con bombas por encargo. Trabajaron para organizaciones del máximo nivel; Cartel del Golfo, Mocro Maffia y clanes de Marsella y ahora han admitido en la Audiencia Provincial su responsabilidad en los terribles hechos que cambiaron el panorama del narcotráfico en la Costa del Sol.

Para estar en ese nivel de contactos en el crimen organizado se necesita un buen bagaje, y la banda liderada por Amir Faten Mekky, nacido en 1997 en Dinamarca pero criado en Suecia, lo tenía. Suecia está siendo un buen ejemplo como laboratorio del crimen organizado europeo, el año pasado murieron asesinadas por arma de fuego 62 personas. La cifra es bastante mala porque es el récord del país, y en 391 ocasiones se realizaron disparos contra personas u objetivos para amedrentar a rivales.

En este contexto Amir Mekky, su hermano Fahkry Mekky, y otros dos hermanos llamados Karim y Ahmed Abdul Karim (nacidos en Irak pero criados en Suecia) formaron una banda muy potente en Malmo, la ciudad que hasta hace varios años era la clave para controlar el narcotráfico en Suecia. Esto ya ha cambiado porque han tomado la delantera las organizaciones de Estocolmo, y esa modificación en importancia se ha debido a que se implantaron planes sociales contra las pandillas juveniles que impartían su ley en los barrios de Malmo.

El descenso de tiroteos y atentados con bombas ha sido notable en esa ciudad. Suecia es un país en el que este año se han cometido 52 atentados con explosivos, y en el que esta semana se ha detenido a un chico de 17 años que es sospechoso de un atentado en 2022 en Södermalm, un precioso barrio de Estocolmo. 22 familias fueron evacuadas durante unos días porque la bomba se detonó en un bloque de pisos.

Explosión en Södermalm el año pasado.

Así que en 2018 a Mekky le contactaron miembros de la Mocro Maffia, ya que tenía relaciones con el líder del principal clan de estas organizaciones: Ridoaun Taghi. Este tipo es el mayor narcotraficante de los Países Bajos y el responsable de que la Princesa del país no pueda salir de su casa sin escolta policial. Mekky, tras los asesinatos que se cometieron en Marbella huyó a Dubai, lugar también de refugio para Taghi hasta que fueron detenidos en distintas fechas. Pero antes de aquello Mekky se trajo a la Costa del Sol su experiencia en el crimen organizado para implantarla aquí.

En 2018 David Ávila Ramos “El Maradona” había contraído una deuda por el robo de una partida de cocaína. La versión de la Fiscalía antidroga de Málaga es que el presunto narcotraficante ceutí Sofian Ahmed Barrak alías “El Zocato” contactó con el clan liderado por Mekky para deshacerse del Maradona, con el que había tenido bastantes desavenencias en el mercado del narcotráfico.

Al Maradona lo avisaron, como sucede en el crimen organizado cuando están en juego cantidades de dinero que te solucionan varias hipotecas. Le quemaron un gimnasio en San Pedro de Alcántara tras estamparle un vehículo que le habían sustraído a la actriz Belén Rueda. Luego fue un chiringuito en Estepona del que era propietario. Hasta ahí fueron sucesos más o menos controlados de luchas internas de grupos de narcos.

Pero en la tarde del 12 de mayo de 2018 sobre las 13:50 todo cambió en las mafias asentadas en la Costa del Sol. El Maradona fue asesinado tras salir de la Iglesia Virgen del Rocío de San Pedro de Alcántara en presencia de su mujer, de su hijo y de amistades. Ahmed Abdul Karim se apeó de una Yamaha T-Max conducida por su hermano Karim y disparó en 5 ocasiones contra David Ávila Ramos, que acababa de presenciar como su hijo había realizado la primera comunión.

Fue un asesinato plenamente planificado ya que se eligió un día muy especial para una familia y se cometió con muchos testigos presentes. Con el Maradona no tuvieron piedad, por eso hay otra versión de lo ocurrido. Ese relato es que un grupo vinculado al clan del Golfo de Colombia perdió un alijo de cocaína que debía llegar a España. Lo que se cuenta es que esa droga fue ofrecida a narcos holandeses que conocían que había sido sustraída y avisaron de la responsabilidad en los hechos del grupo que dirigía Maradona. Tras el asesinato de este narco, las amenazas a sus hombres siguieron porque la deuda no había sido saldada.

El 20 de agosto de 2018 estos sicarios volvieron a actuar en Estepona para acabar con la vida del Zocato. De madrugada salió de su vivienda, y Ahmed Abdul Karim llegó en una bicicleta y lo acribilló a tiros. La versión defendida en sede judicial fue que Amir Mekky lo mantuvo entretenido toda la tarde de ese día en Puerto Banús en la que estuvieron departiendo tranquilamente hasta altas horas de la madrugada. Tras volver Zocato a su lujosa vivienda, le realizaron una llamada y salió del hogar para ser asesinado sin testigos.

La versión de la Fiscalía defiende que el grupo sueco asesinó al Zocato porque no les pagó a tiempo el asesinato del Maradona. Ahmed Abdul Karim ha confesado estos asesinatos a preguntas del Fiscal Antidroga Carlos Tejada durante el juicio en la Audiencia Provincial de Málaga. Dijo que los cometió por diferencias personales.

Todos los acusados en este juicio han llegado a un acuerdo con la Fiscalía para admitir su participación en los hechos de forma más o menos rotunda. Así no serán condenados a la prisión permanente revisable en el caso de los sicarios y contra las personas que propiciaron la logística para la realización de los asesinatos se les solicitaba 12 años de cárcel. Estas penas serán considerablemente rebajadas tras la admisión de los hechos y del pago de las indemnizaciones correspondientes.

Los atentados con bomba que ocurrieron en octubre de 2018 en San Pedro de Alcántara y en Benahavís ya fueron juzgados en abril del año pasado y acabaron con condenas de 34 años para los tres sicarios acusados. Entre ellos estaba Karim Abdul Karim del grupo de Mekky y hermano del principal responsable de los asesinatos del Maradona y Zocato.

El vacío dejado en Suecia

Daños tras la bomba en la nave de San Pedro de Alcántara en 2018

Este grupo de sicarios usó los métodos a los que está acostumbrado, disparos a plena luz del día y bombas sin escatimar daños. Tras su arresto la violencia en Suecia no ha dejado de acentuarse. Han aumentado las pandillas dedicadas a traficar con drogas, y el control de los suburbios de los principales clanes se ha consolidado. Tanto estas pandillas de jóvenes como los miembros de bandas moteras han conseguido rutas de narcotráfico muy eficaces para sus intereses que defienden con sangre. Solo la semana pasada se ha detenido a 20 personas relacionadas con una organización criminal que usaba a empresas de transporte para trasladar la droga desde España a Suecia.

Y en esta semana en Vallentuna y Malmo explotaron dos bombas en edificios residenciales, en Vinsta (Estocolmo) y Höör se descubrieron explosivos en áreas públicas. En todos estos casos actuó el equipo de la policía sueca especializado en la desactivación de artefactos explosivos. Sus salidas son rutinarias porque es raro el día que no se descubre algún elemento en el que las bandas que se dedican al narcotráfico en Suecia los usen para señalar a enemigos.