El sector de la hostelería de Málaga, uno de los grandes pilares de la economía provincial, con unos 13.000 establecimientos, afronta un 2023 histórico. Los datos manejados por la patronal apuntan que a lo largo del verano habrá picos con hasta 110.000 contrataciones, a lo que ha de sumarse una facturación creciente respecto a 2019, antes de la llegada de la pandemia de la Covid. Factores ciertamente positivos que se topan con una pérdida de rentabilidad debido al incremento de los costes y del precio de las materias prima.
La suma de todos estos factores hace que a ojos de los empresarios hosteleros el momento sea más que favorable. "Teniendo en cuenta de dónde venimos y todo lo que hemos pasado, podemos hablar en términos positivos", reflexiona Javier Frutos, presidente de Mahos, la principal asociación del sector.
Pese a este optimismo renovado, Frutos insiste en que muchos negocios tendrán que esperar aún dos o tres años para recuperar la normalidad perdida por la crisis sanitaria y el impacto que la misma tuvo sobre la economía. Y ello incluyendo el cierre definitivo de cientos de bares y restaurantes.
Los vientos, por tanto, que empujan la actividad hostelera no esconden la preocupación existente entre los empresarios sobre la falta de trabajadores "preparados y formados". Las cifras de contratación antes mencionadas ponen de relieve que la alta demanda laboral que hay en la provincia recibe respuesta, pero ¿con el personal adecuado?
Ese es uno de las grandes cuestiones que viene centrando la atención de Mahos desde hace años, hasta el punto de haber insistido en la necesidad de crear más escuelas o, incluso, que sean los propios empresarios los que propicien un mayor aprendizaje de sus empleados.
La realidad es que pese a estos intentos trabajar en un bar o un restaurante sigue generando recelo entre muchos jóvenes. Incluso de aquellos que afrontan su primera experiencia laboral. ¿Por qué? Lejos de la sospecha largamente extendida, Frutos defiende las condiciones marcadas por el sector de la hostelería, que incluye dos días de descanso a la semana.
"Hay reticencia a trabajar en nuestro sector; trabajamos cuando los clientes están de vacaciones; tenemos que hacernos más atractivos"
"Es cierto que hay reticencia a trabajar en nuestro sector; trabajamos cuando los clientes están de vacaciones o disfrutando", admite el presidente de Mahos. Y aunque cree que este segmento de la economía malagueña ha ganado madurez con el paso de los años, tienen ante sí el reto de "hacerse más atractivo".
A su juicio, uno de los factores que más penaliza al sector es el de los turnos partidos. "Es el principal hándicap; hay que tratar de ver qué manera hay de conciliar con el trabajador y las horas que tú estás abierto", defiende.
Una tarea, en cualquier caso, que no se antoja sencilla, dado que alrededor del 80% de los propietarios de bares y restaurantes son autónomos. "Son empresas pequeñas donde hay 6 o 7 trabajadores y eso hace muy complicado poner los horarios para que tengan turnos seguidos o para libren el fin de semana", añade.
Otro de los sambenitos que trata de romper Frutos es el del sueldo. "El problema que tenemos es que la gente no tiene conocimiento de lo que se paga en la hostelería; al final, el salario más básico que pueda haber puede ser de unos 1.500 euros en bruto", asegura. Un salario que a su juicio es más que interesante "para empezar tu vida profesional". "Si te formas va a llegar antes esa mejora; se están pagando salarios bastante altos a jefes de cocina, jefes de sala, segundos encargados…".
Es tal la necesidad que los empresarios tienen de personal cualificado y preparado, que el presidente de Mahos asegura que cualquier joven que responda a esas condiciones tiene garantizado un puesto de trabajo al 100%.