Sebastián Sánchez Isabel M. Ruiz

Ni la presencia del gran Paco Martínez Soria en mitad de Manhattan, con boina y gallinas incluidas, habría causado tanto asombro y estupor como la piara de jabalíes que esta misma semana ha ‘invadido’ una playa de Marbella como si de un comando militar se tratara.

El carácter extraordinario de la escena ha hecho que, más allá su conversión en imagen viral, muchos se hayan preguntado qué hacen estos animales bajando desde las montañas de la localidad de la Costa del Sol hasta el mismo litoral.

Una de las primeras razones parece evidente: el principio de supervivencia de toda especie. “Es un comportamiento natural cuando hay falta de agua y alimento. Los animales buscan ese agua y ese alimento donde sea”, explican fuentes de la Delegación de Sostenibilidad de la Junta de Andalucía.

A ello apuntan también desde el propio ayuntamiento marbellí, que asegura que, "en época de sequía, los jabalíes van buscando alimentos y se acercan a los lugares donde se encuentran contenedores de residuos sólidos urbanos".

Lo sucedido en la costa marbellí es, en parte, un efecto colateral más de la falta de agua que sobreviene a toda la provincia de Málaga. La escasez de los elementos vitales esenciales hace que una especie como esta no dude en adentrarse en un espacio urbano pese al riesgo que ello puede provocar.

La presencia de animales salvajes está siendo foco de numerosos estudios en los últimos años, sobre todo, después de que en los meses de confinamiento social por la pandemia, se adueñaran de decenas de ciudades vacías. Varios de ellos apuntan a una misma conclusión: estas especies manifiestan una adaptación sin precedentes a la vida urbana

Una revisión de cerca de un centenar de estudios sobre la fauna urbana de seis continentes elaborada en 2020 demostró que un 93% de los mamíferos urbanizados presentaban conductas diferentes a las de sus congéneres que habitaban áreas rurales. Muchos de estos animales, entre los que está precisamente el jabalí, modificaron su comportamiento, adaptándose a un estilo de vida nocturno para evitar a los humanos o extendiendo su dieta a alimentos propios de los mismos.  

Muestra de ello es el vídeo que el pasado mes de mayo se hizo viral y en el que aparecía una familia de jabalíes paseando en plena noche, aprovechando la ausencia de tráfico y de ruido, por el barrio de El Limonar.

De hecho, no hay que olvidar que "en muchas ciudades rodeadas de monte, los jabalíes son parte de la fauna autóctona del entorno", apunta Jesús Olivero, doctor en Biología por la UMA y experto en Biogeografía, Diversidad y Conservación. 

Por lo que cuentan desde el organismo autonómico, aunque la de Marbella es la experiencia que más ha trascendido, no es la única registrada en los últimos meses en la parte occidental de la provincia malagueña. “Son situaciones que se suelen dar en localizaciones con zona de interfaz, en municipios como Estepona, Benahavís y Mijas”, indican, admitiendo que son puntos en los que ya se ha actuado.

Olivero apunta a otras de las posibles razones que explican estos hechos: el aumento de las poblaciones de jabalí, acompañado de una baja presión cinegética y de la ausencia de depredadores naturales, que en este caso se delimita en exclusiva al lobo. 

Según datos del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos, cada año se cazan unos 400.000 jabalíes en España, pero eso es insuficiente para controlar las poblaciones de estos animales. Actualmente, calculan que hay más de un millón de ejemplares en todo el país y las proyecciones apuntan a que en 2025 podrían ser el doble

Ante esta perspectiva, el reto está en cómo ponerles coto. En el caso de Marbella, desde hace varios meses, el Ayuntamiento tiene en marcha un plan de contención que incluye una campaña informativa en zonas como Bello Horizonte, Xarblanca o Nagüeles, así como en áreas de dominio público hidráulico, para recordar a los ciudadanos que está prohibido alimentar a estos animales. 

A finales del mes de junio, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, por su parte, autorizó de forma excepcional la caza selectiva de ejemplares de jabalí y otras especies como el ciervo, el gamo o el muflón entre el 30 de junio y el 27 de agosto.

"La falta de agua y de alimentos, junto con una densidad inadecuada de poblaciones de animales, puede resultar en un aumento de enfermedades entre los animales silvestres y su transmisión a la cabaña ganadera", justificaba la decisión. 

Junto a estos peligros está además el que suponen para la propia población. Un estudio elaborado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y publicado en 2018, ya alertaba del aumento de la agresividad de los jabalíes que buscan comida por las calles de la parte alta de la Ciudad Condal hacia los humanos. "Constituye un problema de seguridad", asevera el profesor de la UMA. 

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