Sergio Roberto de Carvalho de Mato Grosso do Sul (Brasil) es uno de los narcotraficantes más importantes del mundo según la policía federal brasileña, y como en la gran mayoría de personas de su gremio tuvo su periplo en la Costa del Sol. Aquí vivió, y murió. Sólo que lo hizo con una identidad falsa, tras conseguir un pasaporte falso de Surinam y se hizo llamar Paul Wuoter.
Que no se investigara ese pasaporte de Surinam en España tras detenido por el alijo de 1700 kilos del Titan III es bastante llamativo. Surinam es un narcoestado, y ese adjetivo no está elegido al azar. Su vicepresidente es un narcotraficante que está buscado por la Interpol porque fue condenado tanto en Países Bajos y Francia por el mismo delito, tráfico de drogas.
Tiene una historia muy curiosa, su nombre es Ronnie Brunswijk. Entre sus múltiples propiedades tiene una mina de oro, y un equipo de fútbol: el Inter Moengotapoe. Se hizo famoso mundialmente porque con 60 años se vio en plena forma, y decidió alinearse a sí mismo contra el Olimpia de Honduras en la competición internacional de la Liga Concacaf.
La pena para él es que su equipo perdió, y no podía jugar la vuelta en Honduras porque allí hubiera sido detenido por la orden de detención internacional de Interpol. Surinam no extradita a sus ciudadanos, por puede estar tranquilo en su país.
Pero antes de que se le ocurriera viajar con su equipo a Honduras, la Concacaf expulsó a los surineses y hondureños tras subir Brunswijk vídeos a sus redes sociales dándoles dinero a los jugadores del Olimpia. Pues este señor es la segunda persona más importante de Surinam, y de ahí supuestamente era Sergio Roberto de Carvalho.
Los inicios
Este brasileño fue Policía Militar desde finales de los 80 y llegó a tener el cargo de Mayor, eso le hizo poder iniciar sus operaciones en el narcotráfico con grandes contactos. En Brasil fue condenado en 2 ocasiones por tráfico de cocaína a penas bastantes altas y a una por contrabando, en 2016 se le perdió el rastro y se supone que estuvo en Emiratos Árabes Unidos, Ucrania, Portugal y por supuesto España.
Sergio Roberto de Carvalho siempre ha sido hábil usando identidades falsas y con la surinesa fue detenido en 2018 en Marbella. Fue acusado del alijo de 1700 kilos de cocaína incautado en el Titan III que organizó con clanes gallegos.
Estando en libertad bajo fianza de 200.000 euros, y viendo que la Fiscalía Antidroga de Pontevedra le solicitó 13 años de cárcel por liderar ese envío junto al histórico Santos Viñas decidió que era una buena oportunidad para morirse.
Corría el verano de 2020, en plena pandemia. Restricciones y esas cosas que ocurrieron hace dos tardes. Le ayudaron a fingir su muerte por Covid-19 en Marbella, algún médico supuestamente firmó un acta de defunción y en una funeraria incineraron un cadáver. El de Sergio Roberto de Carvalho al menos no, no se sabe quién fue incinerado.
Los empleados de la funeraria siempre han declarado que ese día hicieron su trabajo, y por ahora sólo queda investigado en este tema de ayudar a un vivo a hacerse el muerto un tipo que es amigo del Exmayor Carvalho. Recientemente la sentencia del caso del Titan III fue confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, y la justicia española espera que la justicia belga que lo extradite tras ser juzgado allí.
A Bélgica fue entregado este pasado verano desde Budapest porque en 2022 se le detuvo de nuevo allí, en Hungría Carvalho se hizo pasar por un mexicano y un ucraniano. Para trasladarlo al aeropuerto de Budapest el día de la extradición la policía se desplazó en un convoy casi militarizado. Temían que huyera de nuevo.
Y es normal, porque la Interpol desarticuló su organización criminal a la que se estima que movió hace años más de 50 toneladas de cocaína desde Brasil a Europa, África y Asia. Con todo tipo de métodos, y uno de sus favoritos es el del uso de jet privados. Tenía una flota, y en uno de ellos huyó desde Lisboa a los pocos días de fingir su muerte en Marbella.
Bélgica le va a juzgar por un caso que también tiene relación con Málaga. Se trata de un alijo encontrado en un jet privado en el aeropuerto brasileño de Fortaleza, y que tenía como destino Bruselas con 1.300 kilos de cocaína. En el jet solo estaba de pasajero un ingeniero español que murió de cáncer en una prisión brasileña a los pocos meses de ser detenido.
Se cree que Sergio Roberto de Carvalho conociendo el estado de salud tan delicado de esta persona le ofreció esta oportunidad para dejar una herencia millonaria a su familia. Al estilo Breaking Bad. Aquel trayecto se inició en Málaga: como mostraron los datos de Flightradar en su momento, allí comenzó su triste viaje Ángel G. V.
Y han seguido las malas noticias para Sergio Roberto de Carvalho, en octubre la justicia brasileña le ha comenzado a decomisar más bienes. Ya ocurrió algo similar con la operación de Interpol de 2021 donde se intervinieron más de 150 bienes inmuebles en todo el mundo de propiedad de la organización del exmayor brasileño.
Después de ser juzgado en Bélgica, le tocará el turno a España, y por último le tocará a su querida patria, donde a Carvalho se le volverá a juzgar por delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, falsificación de documentos y homicidio en relación con la delincuencia organizada. No parece probable que se repitan sus días de oro en su mansión marbellí.