Lo que viene ocurriendo con el tren de la Costa del Sol en las últimas décadas es para tirar de refranero popular. "Quien no llora no mama", pueden afirmar aquellos que desde hace años reclaman un impulso real para la extensión del ferrocarril hasta Marbella y Estepona y que ahora se encuentran con que el Gobierno, tras negar reiteradamente, se abre a sentarse a la mesa para analizar el asunto. Incluso, puede aplicarse aquello de "poco es algo; menos es nada", admitiendo que aunque no es para tirar las campanas al vuelo, el gesto supone un cambio de discurso en toda regla.
La decisión del Ministerio de Transporte (por ahora solo en forma de anuncio) de poner en marcha una mesa de trabajo es sorpresiva, no solo por el fondo de la cuestión, sino por las formas. El planteamiento se ha hecho sin previamente haber apuntado la cuestión con los ayuntamientos de la costa y la Junta de Andalucía, instituciones con las que, a priori, quiere entablar conversaciones.
Detalles a los que sumar el momento elegido: a pocas horas de las elecciones europeas de este domingo y apenas dos días después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudiese a un mitin del PSOE en el que no dijo una sola palabra del tren litoral.
Más allá de este marco y a la espera de que se concreten los movimientos, es evidente el giro en la posición del Ejecutivo central. Durante años ha negado la mayor, incluso rechazando la existencia de documentos técnicos previos en los que se dibujaba la extensión ferroviaria. Eso es al menos lo que han llegado a verbalizar el ministro del ramo, Óscar Puente, y el secretario de Estado de Movilidad, José Antonio Santano.
Ambos han sido corregidos en respuesta parlamentaria del propio ministerio, documento en el que se admitiría la existencia de un estudio informativo que sirvió de base para que en el año 2018 el otrora ministro de Fomento Íñigo de la Serna presentase en Marbella una propuesta con varias opciones de trazado.
La nueva postura de Transporte abre al menos la esperanza a que se avance por un camino apenas explorado. Salvo la labor realizada por la Junta de Andalucía en los inicios de la actuación, llegando incluso a disponer de proyectos constructivos y a adjudicar un primer tramo de unos 3 kilómetros, ningún Gobierno central, ya sea con el PP o el PSOE, ha sido capaz de profundizar realmente en la operación. Y no habrá sido por tiempo, dado que esta infraestructura pasó a estar bajo el paraguas competencial del Estado en 2010.
Desde ese momento, en que la Junta, con el PSOE al frente, pasó las riendas del corredor ferroviario al Gobierno, con el PSOE al frente, ha habido continuas reservas económicas en los presupuestos nacionales. En algunos casos testimoniales. Y sin embargo, la realidad es que la base técnica sobre la que asentar los pilares del nuevo tren es más bien escasa.
Precisamente, la ausencia de estos trabajos previos ha enterrado por completo la posibilidad de que el tren de la Costa del Sol, que fue exclusivo del trazado del Corredor Mediterráneo promovido por la Unión Europea, haya optado al menos a los miles de millones de euros disponibles con los Next Generation.
El último estudio elaborado
La última aportación en esta materia ni siquiera corresponde al Gobierno, sino a la labor realizada por la consultora ARCS, de la mano de Unicaja Banco. Ese estudio vio la luz a principios de este año. Por más que el análisis viene a concluir la idoneidad de afrontar esta operación, remarcando que se trata de una inversión rentable desde el punto de vista social y económico, generando un ahorro de unos 24.500 millones de euros, a ojos de los técnicos de Transporte, es "insuficiente".
El principal valor de la pretendida mesa de trabajo es que genera un espacio de diálogo inexistente en torno al tren a Marbella. Y ello es esencial para alcanzar compromisos mínimos, tales como la activación de los estudios necesarios con los que confirmar o desechar la viabilidad de la infraestructura, así como determinar qué medio de comunicación debe unir Málaga con Marbella y Estepona.
¿Una simple prolongación del Cercanías, con los tiempos de viaje que ello supondría? ¿Un ramal directo desde el aeropuerto en forma de alta velocidad? ¿Debe abrirse la iniciativa al capital privado? Son algunas de las preguntas que vienen sobrevolando sobre este tren nunca nacido y que, a priori, empezarán a tener respuesta en unas semanas.
En concreto, si se confirma la previsión expuesta por el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, será a finales de este mes de junio o principios de julio cuando tenga lugar esta mesa, previa convocatoria del resto de actores públicos implicados.
La formalización de esa especie de grupo de trabajo inicial, que debe tener continuidad con compromisos de financiación de trabajos técnicos y de análisis, será clave para el corredor de la Costa del Sol. Y esto no es menor, por cuando debe servir para sembrar su semilla.
Aunque ahora el foco se coloca necesariamente sobre el papel de la Administración central, es evidente la necesidad de escrutar el comportamiento de las otras administraciones locales, autonómica y provincial, todas ellas en manos del Partido Popular, organización que en los últimos seis años ha encabezado la demanda del tren a Marbella y, en la misma medida, la crítica al Gobierno.