La base científica de Ny-Ålesund, en el archipiélago de Svalbard, es el enclave humano más al norte del planeta. Durante un mes, ha sido el lugar de trabajo de los científicos de la Universidad de Málaga Raquel Carmona y Pablo Cobos, en un estudio centrado en las macroalgas polares del Ártico y su respuesta al cambio climático.

La UMA lleva a cabo estas investigaciones en las regiones polares desde el año 2002, bajo la dirección de Francisco Javier López Gordillo. Los estudios se han centrado en el impacto del aumento de temperatura y CO2 en las macroalgas del Ártico y la Antártida, según detallan.

Debido al aumento de la temperatura en el Ártico y el deshielo glaciar, se prevé un incremento en los aportes de materia orgánica en los ecosistemas costeros, según detalla la científica Carmona, del Departamento de Ecología y Geología de la UMA: esta ha sido su sexta expedición a la zona. Su compañero Cobos es uno de los estudiantes que está haciendo su tesis doctoral en este proyecto.

En esta nueva campaña de investigación, la número 17 de la Universidad de Málaga en el Polo Norte, se ha continuado con el proyecto ‘DYNARCTIC’, que busca estudiar la dinámica del uso de los nutrientes, durante los meses de primavera (de marzo a junio), por los principales productores primarios de Kongsfjorden, un fiordo de Svalbard donde los efectos del cambio climático se dan a una mayor velocidad que en el resto del planeta.

Esta última visita por parte de los investigadores de la UMA comenzó a principios de junio en el archipiélago de Svalbard, en el paralelo 79 Norte, a apenas 1.000 kilómetros del Polo Norte geográfico.

El objetivo principal del estudio es la investigación de la dinámica del uso de nutrientes en las macroalgas y fitoplancton, prestando especial atención a los nutrientes orgánicos debido al aumento previsto por el deshielo de los glaciares, algo "bastante novedoso".

Así, se busca evaluar si las macroalgas pueden utilizar estos nutrientes orgánicos y cómo afectaría esto a su crecimiento y metabolismo. Según explica a EL ESPAÑOL de Málaga la investigadora, estas plantas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas acuáticos, sirviendo como productores primarios y ofreciendo hábitats y alimento para otras especies marinas.

Carmona detalla que las macroalgas "son las grandes olvidadas" de todos los ecosistemas, pese a que tienen efectos significativos en toda la red trófica y en actividades humanas como la pesca. Además, estos organismos son esenciales para el "secuestro" de carbono.

En Kongsfjorden, la concentración de nutrientes inorgánicos es baja durante los meses de verano, periodo en el que la luz solar es permanente durante todas las horas del día. Ello permitiría que el uso de sustratos orgánicos pueda mantener el crecimiento de las macroalgas en dichos meses, según afirma Carmona.

Los trabajos realizados en el Ártico se han dirigido a analizar la capacidad de 4 especies de macroalgas representativas de Kongsfjorden para incorporar nitrógeno y fósforo orgánicos.

Concretamente, se han planteado experimentos con distintos tratamientos de nutrientes con estas especies durante 7 días en cultivo, recogidas por el equipo de buzos del Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research’ (AWI). 

Los resultados preliminares apuntan a que las especies de algas pardas, que forman los grandes bosques submarinos del fiordo, presentan una mayor capacidad de incorporar nitrógeno orgánico que las algas rojas.

Raquel Carmona, junto a varios de los cultivos en el Ártico.

Para la investigadora, en este tiempo se ha observado un aumento de temperatura de tres grados por década. "Se nota ya el retroceso de los glaciares, que no llegan al fiordo".

Carmona asegura que este año han llegado a estar hasta a 10 grados, algo "impensable" antes. "Es un ambiente único, la belleza natural es espectacular, y el silencio".

La científica también lo denomina como una experiencia de "superación". "Vamos a trabajar horas y horas, sábados y domingos también, para aprovechar el tiempo. Muchas veces es necesario adaptarse a las condiciones, ya que las cosas no funcionan como aquí y los aparatos pueden estropearse", cuenta Carmona, y añade que en esos casos "hay que echar mano de la creatividad".

¿Cómo es el día a día en una base científica en el Ártico? El desayuno es de 07:30 a 08:30, y los investigadores comienzan a trabajar en el laboratorio a las 08:15. El almuerzo es de 12:20 a 13:00, y la cena termina a las 17:30, según detalla.

La luz también influye mucho, ya que en verano hay sol de medianoche, lo que significa 24 horas de luz. Los fines de semana hay algunas variaciones; por ejemplo, la cena del sábado es un poco más especial y se sirve de 18:30 a 19:30. "Además, se les pide a los investigadores que no vayan vestidos con ropa de trabajo, sino que se arreglen un poco más", subraya.

Los martes, después de la cena, se realiza una charla científica donde cada grupo presenta sus investigaciones, con estudios de grupos de diferentes países como Noruega, India, Holanda, Japón, Francia, China y Corea.

Imagen tomada por los científicos desde el avión.

A pesar de los desafíos, la experiencia resulta satisfactoria al final, ya que han logrado realizar parte de los experimentos planteados. "Es importante mencionar que hemos traído algas polares al laboratorio polar de la UMA", explica.

¿Cómo se trasladan las algas desde el Ártico a Málaga? El punto crítico es mantener la temperatura y la hidratación. Las algas vienen en papel empapado en agua de mar, siempre manteniendo la temperatura entre tres y cuatro grados. "En cuanto aterrizamos en Málaga, las dejamos en el laboratorio, que cuenta con un tanque de agua de mar en una cámara especial que puede llegar hasta 40 grados bajo cero", detalla la investigadora.

Laboratorio

El Laboratorio de Investigaciones Polares de la Universidad de Málaga se localiza en la finca Grice-Hutchinson. Cuenta con varias cámaras climáticas para experimentación en condiciones de temperatura e iluminación controladas.

Los científicos del grupo mantienen una colección de macroalgas árticas en este laboratorio, con las que realizan experimentos de simulación de la influencia del cambio global en la ecología de las macroalgas, con el fin de determinar la evolución futura del ecosistema de los bosques de algas marinas del Ártico.

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