Apicultores de Málaga trabajando.

Apicultores de Málaga trabajando. Miel de Málaga

Málaga

La sequía, la avispa oriental y el relevo generacional: los desafíos a las que se enfrentan los apicultores de Málaga

  • El cambio climático ha hecho que se enfrenten a situaciones poco habituales, pero continúan trabajando para que las colmenas de abejas puedan enjambrar sin problemas.
  • Los trabajadores estiman que para este año podrían llegar a sacar hasta 18 kilos de miel por colmena. 
5 septiembre, 2024 07:00

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Cuidar y criar abejas no es solo un oficio, sino una dedicación que se extiende más allá de cualquier horario. Los apicultores, guardianes de estos vitales insectos, trabajan de sol a sol, sin días festivos, porque las abejas no conocen el descanso. De su labor surgen productos como la miel, la jalea real y una variedad de cosméticos naturales, pero desde hace un tiempo su trabajo se ha ido complicando.

Al igual que el resto de ganaderos y agricultores, estos últimos años no están siendo fáciles. La sequía que atraviesa la provincia de Málaga desde hace seis años y la llegada de la avispa oriental pone en peligro el trabajo de las abejas que tratan de mantener sus colmenas día tras día. 

En la Asociación malagueña de Apicultores, que se fundó en 1998, hay 350 socios y tienen registradas 60.000 colmenas que se extienden por las comarcas del Valle del Guadalhorce, Antequera y la Axarquía. Su presidente, Fernando de Miguel, en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga asegura que “con el cambio climático pasan cada vez cosas más extrañas, pero hay trabajo a diario que varía dependiendo de la época del año”. 

Mantener las colmenas y revisarlas es una tarea que está en la rutina diaria de cada uno de los apicultores de la provincia. Durante el otoño y el invierno ese mantenimiento se realiza en cada jornada y una vez que llega la primavera “las colmenas empiezan a enjambrar”, por lo que el trabajo se intensifica para garantizar la cosecha. 

“Prácticamente desde febrero hasta octubre no hay ni domingos”, sostiene De Miguel que hace hincapié en que hay días que trabajan 20 horas al día. “Hay que limpiar las colmenas por la mañana y prepararlas para por la noche llevárselas a otro sitio”, explica. 

En cuanto a la floración, señala que hay en todos sitios y dependiendo de la época del año las abejas van a un sitio u otro. En una época se trasladan a los cultivos de aguacate, en otra a los naranjos o al romero y en otras al eucalipto. 

En este punto, el presidente de la asociación destaca que en verano, por ejemplo, vuela a las zonas en las que se cultiva hay tomillo y en marzo van donde hay aguacates. “Se van moviendo para tener una mayor producción”, asegura. 

Sequía

Del mismo modo que la sequía está haciendo que los agricultores tengan menos aguas para sus cultivos, las flores también están sufriendo estas consecuencias. A menos agua, menos flores y, como resultado, las abejas deben buscar una alternativa para poder seguir realizando sus tareas. 

“No todas las flores dependen de la lluvia. Hay cultivos como los naranjos y los aguacates que se están regando, pero lo que es monte y flores silvestre depende exclusivamente de la lluvia y en esas floraciones sí que se nota cuando es un año de lluvias y cuando no”, expone el apicultor. 

A la falta de agua se suma la avispa oriental, estas han llegado de un momento a otro y el apicultor sostiene que “dan mucho la lata, atacan las colmenas y merman la población de abejas”. Por ello, están intentando que esto siga produciéndose, pese a que “está prohibido trampear con estos animales”. 

Relevo generacional

Otra de las grandes dificultades a las que se enfrenta el sector de la apicultura no está relacionado con el medioambiente. Se trata del relevo generacional. “Es verdad que tenemos gente nueva e hijos de apicultores, pero la edad media de los trabajadores podría ser de 50 años para arriba”, explica. 

Esta situación se da en todo el sector ganadero y agricultor, ya que es “complicado” conseguir que alguien se interese por estos trabajos. “Hay trabajos, no más fáciles, pero más seguros con un horario y un sueldo. Aquí hay trabajo de lunes a domingo y estamos siempre pendientes de las abejas, de si llueve o no y sin hora de salida”, concluye. 

Cosecha del año

Pese a todos estos desafíos y en relación a la cosecha de miel, De Miguel estima que suelen conseguir unos 25 kilos de miel por cada una de ellas, pero en los últimos años han conseguido producir entre 8 y 12 kilos. Eso sí, este año la situación ha mejorado gracias a esas lluvias de marzo y esperan llegar a los 16-18 kilos por colmena.