La madrugada del 8 de septiembre de 2024 saltaron todas las alarmas cuando un fuego empezó a extenderse por Sierra Bermeja sin que los bomberos forestales pudieran hacer nada para evitar que las llamas se propagaron. Y así fue como empezó la pesadilla del Valle del Genal que se prolongó durante 46 días.
Aquel incendio forestal terminó arrasando más de 8.400 hectáreas pertenecientes a siete pueblos malagueños: Estepona (4.117 hectáreas); Casares, Jubrique, Genalguacil (1.000 hectáreas cada uno); Júzcar (471), Faraján (285) y Benahavís (0,48). 2.000 de ellas pertenecen a terrenos privados. Además, 2.670 personas tuvieron que salir de sus casas con angustia y dolor en el pecho por no saber qué iban a encontrarse a la vuelta.
Nadie podía creer lo que estaba ocurriendo. Las montañas que los habían visto crecer estaban desapareciendo delante de sus ojos y los bomberos, pese a estar dándolo todo, no daban abasto. Eso sí, su actuación siempre será recordada, ya que estuvieron trabajando más de 6.000 efectivos del INFOCA y tuvieron que despedir al bombero almeriense Carlos Martínez Haro que falleció en servicio.
Cabe recordar que el incendio fue catalogado como un fuego de sexta generación y originó una meteorología propia con la formación de pirocúmulos que hacían que el fuego generara nuevos focos, dejando poco margen a los bomberos y complicando su tarea, puesto que tenían que luchar con la complicadísima orografía y la densa masa forestal.
Ahora, tres años más tarde, concretamente, 1.095 días después de que aquel fuego comenzara, alcaldes de algunos de los municipios más afectados sostienen que se ha desaprovechado mucha de la madera, numerosos vecinos han perdido sus negocios y lo que sustentaba su economía familiar y las ayudas no han llegado.
Alcaldes de Jubrique y Genalguacil
En este sentido, Alberto Benítez, alcalde de Jubrique sostiene que “este último año no se ha trabajado en el tema de la madera del incendio y se ha podido, por lo que ya no se ha podido aprovechar”. Asimismo, añade que gran parte de la madera que quedó afectada por las llamas se sacó, pero “hemos visto cómo los pinos se han partido porque estaban podridos, haciendo la madera totalmente inservible”.
“Los vecinos lo que piensan es que mucha de esa madera se podría haber sacado licitando incluso empresas madereras que tenemos aquí en el municipio”, añade Benítez que sostiene que también ha habido cosas que se han arreglado.
Entre los trabajos realizados destaca las mejoras en la carretera. “El fuego dañó las vallas de contención y se han arreglado”, apostilla el regidor. Además, asegura que este año, concretamente en abril, consiguieron recuperar las captaciones de agua que perdieron en el incendio.
Por su parte, Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil, asegura que los municipios afectados por el incendio de 2021 están abandonados por las administraciones públicas. Además, incide en que “los trabajos que se han hecho en la sierra han sido mínimos. Cerca de la carretera sí para que se vean, pero luego campo a través no”.
En este sentido, remarca que durante el incendio se quemaron alcornoques de más de 300 años y esos árboles “tardarán en recuperarse mínimo dos o tres generaciones”. De igual forma, asegura que aquellas familias que perdieron su finca aquel año no han recibido “ni una sola ayuda”.
Del mismo modo que Jubrique ha recuperado las captaciones de agua que se quemaron hace tres años, en Genalguacil van a comenzar a ejecutarse ahora las obras de recuperación de las tuberías que se perdieron en aquel momento.
Por ello, ambos regidores al mirar al futuro esperan que la sierra pueda recuperarse poco a poco y “con la ilusión de volverla a ver algún día como era”.
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