Málaga

Paul Strand se dedicó toda su vida a retratar a gente corriente tal y como era en medio mundo. El fotógrafo neoyorquino de padres inmigrantes fijó primero la mirada en su ciudad natal y las duras condiciones de vida para algunos de sus ciudadanos. "Sus fotografías son la expresión directa del presente, evitando los trucos y cualquier ismo", dijo de él su colega y artista Alfred Stieglitz

El Museo Carmen Thyssen de Málaga ha inaugurado este lunes su primera exposición temporal dedicada exclusivamente a la fotografía, ofreciendo al visitante una nueva experiencia del arte del siglo XX a través de un lenguaje y un medio de gran modernidad de la mano del artista. 

Paul Strand. La belleza directa, abierta al público hasta el próximo 6 de marzo, reúne por primera vez la colección completa del inquieto creador que posee la Fundación MAPFRE, la más extensa que se conserva fuera de Estados Unidos, compuesta por más de un centenar de imágenes que conforman un completo recorrido por la trayectoria de uno de los fotógrafos más importantes del pasado siglo. 

La inauguración de la nueva exposición temporal ha contado este lunes con la presencia del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno; la directora del área de Cultura de Fundación MAPFRE, Nadia Arroyo; y el comisario de la muestra Carlos Gollonet, conservador jefe de fotografía de Fundación MAPFRE. 

Paul Strand nació en Nueva York, en el seno de una familia inmigrante de la República Checa. Fue alumno de  Lewis W. Hine en la Ethical Culture School y una visita a la galería 291 de Alfred Stieglitz le hizo pensar en la fotografía como algo más que una afición. A partir de ese momento desarrolló una vida dedicada a la observación directa del mundo (arquitectura, objetos cotidianos, paisaje o paisanaje) y a su aprehensión a  través del objetivo con encuadres insólitos.

Recorrido expositivo 

Las 131 imágenes expuestas permiten al visitante recorrer los grandes hitos de la trayectoria del neoyorquino, desde sus inicios en su ciudad natal y a través de sus viajes por numerosos lugares de América, Europa y África, hasta sus últimos años en la campiña francesa. Creador fundamental y pionero de la historia de la fotografía moderna, Strand mantuvo como constante una aproximación sincera e intensa a los paisajes y retratos que protagonizaron su obra, en fotografías que interpelan al espectador desde la perfección de sus encuadres y su belleza directa.

Durante las décadas de 1910 y 1920, Strand configuró una forma de mirar que le permitió realizar fotografías que escaparon a su tiempo, en las que experimentó con la geometría y con puntos de vista insólitos aplicados a la arquitectura, a los objetos, al paisaje o a las plantas. En esta etapa, abordó también proyectos de fotografía social, donde introdujo un elemento documental y una base de experiencia cotidiana que será crucial para la fotografía urbana del siglo XX. 

Además, en el año 1921 se inició en el cine y, junto al pintor y fotógrafo Charles Sheeler, realizó una de las películas pioneras en el lenguaje fílmico de la vanguardia, Manhatta, inspirada en poemas de Walt Whitman.  

En la década de 1930, su activismo político lleva a Strand a México, donde realiza las imágenes que compondrán The Mexican Porfolio, publicado en 1940. En los fotograbados de México aparecen por primera  vez objetos de la cultura popular junto a retratos, buscando una relación espiritual entre las gentes y su tierra, que será leitmotiv de su producción posterior.  

Retrospectiva en el MoMA

En el año 1945, el museo MoMA de Nueva York le organiza una retrospectiva, la mayor consagrada hasta entonces a un fotógrafo. Del éxito de esta exposición surgiría un proyecto sobre Nueva Inglaterra en los años sucesivos, que daría como resultado su primer libro propio de fotografías, Time in New England (1950). 

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y con el advenimiento del macartismo anticomunista, Strand abandona voluntariamente Estados Unidos en 1949 y se instala en Francia. En Europa se interesa cada vez más por temas sociales y realiza una serie de publicaciones en las que la fotografía crea una narrativa similar a la de las obras cinematográficas. 

En el año 1955, Paul adquiere una propiedad en Orgeval, un pequeño pueblo al oeste de París, que se convirtió en su pequeño refugio para experimentar con la fotografía entre sus continuos viajes que le llevaron a países tan distintos como Rumanía, Marruecos, Egipto o Ghana. 

En estos años, su singular acercamiento a la realidad de la gente y de los lugares muestra su compromiso ético y social y está asociado a las nuevas corrientes de pensamiento que surgieron durante la posguerra, como el humanismo, dando visibilidad a otras culturas y formas de vida. 

Tras sus campañas fotográficas en el extranjero, siempre volvía a Orgeval donde tuvo su primer cuarto oscuro y preparó libros, exposiciones y porfolios y recibía también a numerosos amigos y colaboradores. 

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