Málaga

El mundo de la cultura ha lamentado esta semana la muerte de Juan Manuel Cruz, el alma de la Librería Rayuela. El cofundador del espacio cultural fallecía el martes a los 65 años a causa de un ictus. El librero malagueño se acababa de jubilar justo este año junto a su inseparable socia, Carmen Niño, después de estar cuatro décadas al frente del establecimiento reconocido con el Premio Nacional de Librero del Año.

El sueño de Carmen y Juan Manuel echó a andar hace justo hace 40 años en un local minúsculo de 47 metros cuadrados. "Yo había terminado Historia y él me propuso abrir la librería en calle Granada, número 43. Empezamos sin dinero. Nos dejaron un poco algunos familiares y amigos. Nos costó mucho porque era un espacio muy pequeño", cuenta Niño al otro lado del teléfono sin que le tiemble la voz.

La cofundadora de la emblemática librería recuerda que al principio tenían muchos problemas económicos, pero se las ideaban para que pudieran seguir adelante. "Me acuerdo que para pagar como teníamos la cuenta mancomunada uno desaparecía cuando venía alguien a cobrar y no aparecía hasta que se iba el proveedor", relata la ceutí de nacimiento, que recuerda que incluso las estanterías las hicieron a mano con mucho cariño y mucha paciencia.

Carmen y Juan Manuel cuando recibieron el Premio Librero del Año.

En esa primera Rayuela se adelantaron a los debates de hoy sobre salud mental y la alta tasa de suicidios, ya que vendían libros de Psicología y Educación. Cerca de la librería daban clases de la materia en San Juan. Allí tenían a un amigo suyo, el profesor Antonio Godoy. Él les aconsejaba sobre qué libros despachar. A partir de ahí empezaron a abrir un campo.

"Nosotros siempre hemos ido intentando cubrir los huecos que había", reconoce Niño. Entre ellos el de los títulos de Psicología y Educación. Los dos vendían de libros autoayuda como No digas sí cuando quieras decir no y Tu zona errónea. Tiraban fundamentalmente del fondo de la editorial Trillas. Pirámide y Martínez Roca todavía no habían comenzado a editar libros de psicología. En ese momento casi todo era exportación. 

Miguel Ríos y Salman Rushdie, visitantes

Entre las anécdotas que Carmen atesora en 40 años hay una muy especial relacionada con el cantante de rock Miguel Ríos. "Entró porque teníamos en el escaparate La saga/fuga de J. B., una novela de Gonzalo Torrente Ballester. Su mujer Margarita quería el libro. En cuanto llegó, Juan cambió la música y puso el Rock and Ríos a todo volumen. Empezó a entrar gente y el artista se puso a firmarle en las tarjetas de visita de la librería. Fue muy simpático", recuerda.

Otra de las historias tiene como protagonista ni más ni menos que al autor de Los versos satánicos, el escritor indiobritánico Salman Rushdie. "Un amigo mío nos vino a visitar a la librería y nos comentó que había estado traduciendo en la Facultad al mismísimo Salman Rushdie. Estamos hablando con él cuando de pronto me dijo: "Por ahí viene". Entró un rato y charló con nosotros", hace memoria.

Salto a calle Cárcer

En 1987 dan con un local en el número 1 de la calle Cárcer de unos 250 metros cuadrados, la sede actual de la librería. "La anterior se nos había quedado pequeña. Buscábamos algo por la zona más grande. Encontramos esto que era una tienda que se llamaba El Mercadillo. Lo que hicimos fue coger ese espacio y dejamos el otro dedicado a una temática. Estábamos entre infantil e idiomas, pero elegimos lo segundo", explica. Luego, ese primer local lo traspasarían a la librería Renacer.

Una vez se instalaron, dedicaron la segunda librería a narrativa, que siempre les había llamado mucho la atención, y a ampliar literatura infantil. "En ese momento había muchas publicaciones de libros infantiles, sobre todo de libros ilustrados, y se produce un cambio importante en la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros", precisa.

Juan Manuel posa junto a García Márquez en la Feria del Libro de Guadalajara (México).

A principios de los 2000, Rayuela empieza a formar comunidad a través de tertulias, cuentacuentos y presentaciones de libros. "Ese año inauguramos una tertulia para adultos para hablar de novedades y otra para literatura infantil y juvenil. Nos centrábamos mucho en presentaciones de libros. Todos los sábados por la mañana hacíamos cuentacuentos", explica. Pero no cualquier cuentacuentos. "No queríamos uno oral, sino de apoyo hacia la lectura para mostrar la cantidad de libros infantiles que iban saliendo", deja claro. Sin olvidar las exposiciones con ilustraciones originales de los libros infantiles.

Tres sedes 

Los dos libreros llegaron a contar con 11 trabajadores; otro espacio en el Centro de Arte Contemporáneo de 2003 a 2010; y Rayuela Idiomas, ubicada en la plaza de la Merced, que cerró hace ya cinco años. "Fernando Francés nos ofreció el espacio del CAC como librería de arte. Era un tema que nos gustaba. Las actividades infantiles las pasamos al CAC", señala.

-Imagino que uno de los momentos más felices fue cuando les dieron el Premio Nacional de Librero del Año en 2005.

-En Málaga lo tienen varias librerías más y en Andalucía muchas. Eso es algo importante porque es un reconocimiento a nivel nacional. Para nosotros fue muy relevante. 

Un escaparate para la edición independiente

El objetivo fundamental de los dos libreros era ofrecer "un espacio de exposición" a partir de una selección de lo que se edita en España. "En estos últimos 25 años se ha editado muy bien por todos los avances técnicos y han nacido, además de los grandes grupos, editoriales independientes como Acantilado, Libros de Asteroide y Anagrama", recalca. 

Para ellos era muy importante que fuera "un escaparate de todos estos editores independientes para que el público no sólo tuviera la oferta de los grandes grupos", incide Carmen, que piensa que lo fundamental era proyectar: "somos sus escaparates". "El libro y la lectura nos gusta. De ahí que las tertulias fueran un sitio donde compartir lecturas y pasar un buen rato. Se formó una comunidad bonita", recuerda. 

A lo largo de cuatro décadas han vivido multitud de crisis de todo tipo. Sin embargo, Rayuela ha resistido. "Las librerías no van a desaparecer nunca y el libro en papel existirá siempre. El libro electrónico es interesante. Hay editoriales que editan en los dos formatos y al papel le han dado una importante presencia de edición, de tipo de papel, de diseño gráfico", subraya. Para ella, "la mirada y la lectura son diferentes porque lo sientes, lo coges y lo hueles".

Tras la crisis de 2008 y la pandemia llegó un momento que estaban "cansados". "Preferíamos que alguien siguiera con la librería y la labor que habíamos hecho dándole otro aire. Noelia Clavero seguirá con la trayectoria de Rayuela muchos años más y le dará su toque", asegura convencida esta licenciada en Historia.

Juan se jubiló en noviembre del año pasado y ella en enero. En febrero dejaban de atender detrás del mostrador tras 40 años. Este martes fallecía desgraciadamente Juan Manuel. Su legado y su recuerdo seguirán vivos mientras siga abierta la Librería Rayuela.

Juan Manuel, en una imagen sonriendo.

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