Málaga

Pablo Barce (Málaga, 1987) estuvo nominado hace dos años en los Premios Goya por un cortometraje sensacional llamado El nadador. Su debut como cineasta, reconocido con un galardón en los Forqué, visibiliza de forma cruda y nada tópica el drama de la emigración en el Mediterráneo. A través de los ojos de un joven de Larache, el artista retrata la vida de aquellos que piensan a menudo en jugarse la vida cruzando el Estrecho a cambio de un futuro mejor.

El director está preparando ahora su primer largometraje, La tierra de Amira, donde dará voz a las temporeras marroquíes de la fresa de Huelva. La película con guion de Pedro García Ríos y Rodrigo Martín podría estar protagonizado por Mina El Hammani y Paco Tous. De momento están en fase de financiación y han recibido el apoyo de la Comunidad de Madrid y Canal Sur.

"La televisión autonómica andaluza ha sido la primera pata para hacer esto. Es un apoyo genial. Ayuda mucho. Tenemos visibilidad y se va armando el proyecto. Es una alegría. Se ve un poquito de luz y hay posibilidad de que lo saquemos adelante", cuenta Barce entusiasmado en un descanso de un nuevo proyecto. Se trata de una serie documental de Movistar+, plataforma con la que ya colaboró en el montaje de la docuserie de Lola Flores.

Una imagen del corto 'El nadador'. Mohamed Bachir

Pedro García Ríos, uno de los socios de la productora Dexiderius, le propuso dirigir este filme. Precisamente al malagueño le interesa "muchísimo" el cine social (lo deja claro en su primer corto). La película cuenta la historia de una chica marroquí que viene a España para trabajar como temporera en Huelva. Durante su estancia piensa en quedarse y buscarse la vida sin ser una esclava del campo.

Amira acabará conociendo y conviviendo con un señor mayor y de pueblo con una finca. Él vive solo y no quiere saber de nadie. "Ahí empieza la acción de la película: la convivencia entre dos personas que son muy diferentes y que vienen de dos mundos muy distintos, pero que al final acaban aguantándose y aprendiendo el uno del otro", explica Barce.

El protagonista masculino, cuyo papel podría interpretar Paco Tous, está inspirado en su abuelo materno. "He buscado mis conexiones personales. Él ha tenido una finca en Carratraca. Quería que el protagonista masculino fuese como mi abuelo", reconoce. El director ha llevado a su terreno el guion justamente buscando esas conexiones con lo que a él le entusiasma: sus raíces, el cine social y el mundo de la emigración.

También aprovechará para poner la lupa en la precariedad, la pobreza y la vida en los márgenes de estos trabajadores. "Esa parte de la esclavitud que vive la gente que viene al campo andaluz a trabajar está muy poco explorada en el cine. Aquí están pasando cosas muy graves y hay gente que lo está pasando mal. Cada tanto leemos noticias de temporeros que mueren porque se han incendiado las chabolas precarias donde vivían, o de gente que trabaja de sol a sol", critica.

Barce volverá a rodar en Larache su próximo corto. Mohamed Bachir

Abusos laborales

El libro Las señoras de la fresa de Chadia Arab les ha servido como fuente para su investigación. En él se recogen testimonios de mujeres marroquíes que vienen a trabajar a Andalucía. "Se te cae el alma al suelo cuando lees lo que Arab cuenta sobre su situación laboral. Sufren abusos. Llevan a mogollón de mujeres casadas porque lo que quieren es que vuelvan a Marruecos y no intenten quedarse en España. Tú vienes, cobras una miseria y de vuelta a tu país", reprocha. 

Incluso "les piden que cojan directamente las fresas con las manos, sin guantes, y eso hace que se les estropeen mogollón", lamenta el director, que piensa que es "súper importante mostrar estas cosas que se saben, que todo el mundo conoce y que no se solucionan".

-¿Habrá algún tirón a la ultraderecha?

-Habrá tironcito de orejas. Si esta gente no viene a trabajar, eso no lo hace nadie. La mayoría de españoles no quiere trabajar recogiendo fresa o aceituna. El campo lo están heredando los inmigrantes. Sin ellos estaría muriendo. Todos nos vamos a las ciudades y vivimos en una sociedad cada vez más tecnológica.

'Moro', su segundo corto

Barce también está inmerso en su segundo cortometraje, ambientado de nuevo en Larache (en concreto en los años 70). "Moro es la historia de mi familia paterna. Mis abuelos y mi padre vivieron allí cuando formaba parte del Protectorado español. Decidieron venirse a España cuando Marruecos se independizó. Las cosas se pusieron más complicadas para los de afuera a nivel laboral. Muchos siguieron viviendo allí y la convivencia siempre ha sido amable", reconoce.

Su familia paterna dejó Larache y se fueron a Málaga (su padre tendría 13 años). Fue un proceso muy traumático para él porque era casi adolescente y se había asentado en aquella tierra. "Aquí en España se notaba mucho más los efectos del franquismo. En Larache vivían medio ajenos a la situación, en una especie de paraíso, y convivían muchas culturas juntas (la musulmana, la judía y la cristiana). Cuando llegó aquí se encontró con un mundo muy diferente", relata.

Esta historia de desarraigo, de cambio y de movimiento forzoso cuenta ya con el apoyo del Festival de Cine de Málaga. "El nadador es la historia de un chico que quiere irse y decide volver en el último momento, y aquí un joven que quiere quedarse a toda costa y que tiene su vida se tiene que ir de forma obligada", resume.

El malagueño alterna su vocación de cineasta con sus trabajos como montador. "Últimamente no paro. En la pandemia creamos la Asociación de Montadores. Ha sido un empujón. Hay una avalancha de curro", celebra. A su brillante carrera como montador (la película Chavalas; la serie Lola y el documental Ruibal por libre), Barce suma ahora dos ambiciosos proyectos que podrían ver la luz en 2024.

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