Muchos asocian agosto a la Feria de Málaga, pero también con el Canela Party. El festival promete siempre ser "el pitote más gordo del verano" y este año supera con creces las expectativas. Sus organizadores celebrarán la edición más ambiciosa y con "mejor cartel" en 15 años tras varios aplazamientos, algunas cancelaciones de grupos y una pandemia. Ty Segall y Sleaford Mods encabezan la fiesta musical prevista del 24 al 27 de agosto en la plaza de toros de Torremolinos.
"Llevamos más de tres años en esta edición. El último Canela fue el primer fin de semana de agosto de 2019. Este virus ha destrozado muchas cosas, pero nos hemos ido recuperando. Cada año hemos ido mejorando el cartel", asegura Beto Pérez, uno de los fundadores del festival, durante una entrevista en compañía de Antonio Mata, otro de los organizadores, en El Ultimo Mono Juice & Coffee.
Los ideólogos del Canela Party han vivido una odisea hasta llegar a la edición número 14 este 2022. El último mazazo ha venido de la mano de King Gizzard and the Lizard Wizard. El conjunto australiano de rock psicodélico anunciaba la semana pasada la cancelación de la gira europea por motivos de salud (en concreto de su cantante, Stu Mackenzie).
La cancelación de King Gizzard
"Nos duele, pero más le dolerá a él (Stu Mackenzie). Nosotros nos enteramos de la cancelación el viernes a mediodía. Fue un shock. En los próximos días habrá una buena confirmación tras el aplazamiento de su tour. Esperamos que se recupere y vuelvan pronto", dice Pérez mientras Mata reconoce que "hay cosas que no puedes controlar y son imposibles de prever".
Ambos reconocen que llevan detrás de la banda varios años, aunque tiene un caché "muy alto". "Le hicimos una oferta que podíamos asumir. Pensamos: "No lo van a coger". Y aceptaron. Ha sido una putada. Aún así hay algo más allá de los grupos que es el espíritu del pitote del Canela. Si los quitamos seguimos teniendo un cartel increíble. Estamos muy contentos", celebran.
20.000 personas
La organización del Canela plantea esta edición como la más grande. Van a pasar de llenar una sala con 4.000 personas a las 20.000 en total en la plaza de toros de Torremolinos al aire libre. "Es un paso que queríamos dar desde hace muchos años. No encontrábamos el momento. Empezó todo con un escenario y ahora habrá dos. Estamos muy contentos y nerviosos", se sincera Beto.
Antonio cuenta que siempre lo habían querido hacer al aire libre. "Lo hemos hecho cuando se han dado las circunstancias", aclara Antonio mientras deja claro que aquí ponen el tope. Para ellos es "una prioridad que la gente esté cómoda". "No queremos que se convierta en un festival masificado y sin alma. No tendría sentido crecer de golpe. Queremos crecer de forma sostenible", defienden.
-¿Qué os anima a seguir?
-B.: Nosotros llevamos 15 años con el Canela y no hemos visto un duro. Tú dile a cualquier empresa que lo haga. Nos flipa la música y las bandas que traemos. Es un plan de amigos que ha crecido. Empezó siendo una fiesta de 100 personas. Estamos un poco locos y chalados. No te metes en una cosa así si no tienes una pasión muy grande. Me he dado cuenta de que la música me hace feliz y me siento realizado organizando esto. Si esto no sale bien no te despiden ni te arruinas. "Vamos a montar el festival que queremos", pensamos. Hay mucha gente que comparte nuestros gustos y la fiesta que se monta alrededor no se hace en ningún otro lado.
A: Cuando las cosas se hacen con cariño y con pasión se transmite al público. Es lo que diferencia al Canela de otros festivales. Tenemos una motivación diferente al de la gran mayoría de festivales. Hay festivales pequeños que comparten una filosofía similar a la nuestra. No pensamos en atraer más público, sino en invitar a grupos que nos encanten para disfrutarlos en directo. Nunca invitaríamos a una banda que no nos gustara aunque metiera a 15.000 personas.
"Vamos a festivales con 200 bandas en el cartel y tienes tres días. Al final ves a 20 o 30 grupos. ¿De qué te sirve que haya 50 bandas que te encantan si va a ser imposible que las veas? Nuestro abono es barato y puedes verlo todo", recalca Antonio. Para los organizadores, el cartel de 2022 es el mejor de las 14 ediciones. Entre sus bandas invitadas hay algunas de relevancia internacional como Ty Segall y Sleaford Mods; e importantes grupos de la escena independiente española como Carolina Durante, Mujeres, Airbag y Camellos.
Chiquito de la Calzada
Los organizadores han decidido llamar a los dos escenarios Fistro y Jarl como pequeño homenaje a un malagueño muy querido: Chiquito de la Calzada. "Los macrofestivales tienen nombres de escenarios de marcas y nosotros hemos decidido dedicárselo a Chiquito. Hemos hablado con la familia. Nos dijeron que les parecía un homenaje muy bonito y nos autorizaron", relatan orgullosos.
Si algo caracteriza al festival es que todos (bandas incluidas) van disfrazadas, además de las toneladas de confeti desparramadas por el suelo ("este año hasta tendremos cañones de confeti, casi una movida especial", adelantan). Esta tradición hunde sus raíces en el grupo de hardcore The Skirmish Society, del que era miembro uno de los fundadores (el diseñador gráfico Álvaro Fernández).
"En todos sus conciertos se disfrazaban, lanzaban confeti y regalaban caramelos. En una cena nocturna salió el cartel del primer Canela. ¿Por qué no se disfraza todo el mundo además del grupo? Era la seña de identidad de un grupo y ahora del festival. Ahí nació, en una reunión informal de amigos", rememoran. Eso fue en mayo de 2007. Ese mes de agosto se celebró la primera edición.
-¿Veremos a muchas Rosalías?
-B: Seguro. Lo mismo un 10% de los asistentes va así. Recordamos tres o cuatro disfraces de ella en otras ediciones. Una pareja un año se vistió de Rosalía y C. Tangana.
-¿Recuerdan alguno especialmente chulo?
-A: Un grupo de personas que emulaban a los personajes de la película Amanece que no es poco. Se llevaron el premio al mejor disfraz grupal. También recordamos uno del Pimpi Florida, de la ola del melillero algo abstracto y hasta na procesión de la Virgen del Carmen con barcas incluidas.
-¿Y el peor?
-A: Uno que llevaba el miembro del grupo valenciano Siesta. Se puso encima una caja de cartón destrozada.
-B: Recuerdo que no hay obligación de disfrazarse, pero es recomendable.
-¿La mayoría se suele disfrazar, no?
-B: A veces las bandas internacionales no vienen disfrazadas. Avisamos al grupo de que es una fiesta de disfraces, llegan y se sorprenden porque no se lo creen. La gente se pasa meses preparándolos. Y en muchos casos reflejan fenómenos culturales de actualidad o polémicas de la ciudad. Quién sabe si alguno vendrá disfrazado de la torre del Puerto.
Metz: "Ha sido el mejor concierto de nuestra vida"
Entre las anécdotas guardan con cariño una protagonizada por la banda canadiense de rock Metz. "Tuvieron un incidente súper jodido. Venían de un festival celebrado en Europa del Este. Tenían que hacer escala en Frankfurt. Les desapareció el equipo y las maletas. Llegaron con las manos vacías, sin nada. Los tuvimos que llevar a comprar objetos de higiene personal. La noche antes nos mandaron un listado con el equipo que necesitaban y se le conseguimos en tiempo récord", hacen memoria.
"Venían totalmente derrotados y con una depresión de caballo. Vieron a la gente disfrazaba bajándose del autobús y nos dijeron: "Buscadnos algo". Agotaron el papel higiénico de la sala intentando disfrazarse de momias. En la sala París 15 había chalecos reflectantes y cascos de obras, y con eso salieron. Cuando terminaron el directo nos dijeron: "Ha sido el mejor concierto de nuestra vida". Al mes siguiente nos escribieron: "Muchas gracias por haber conseguido convertir un momento muy duro en una noche inolvidable", recuerda con cariño Antonio.
'Problemas' con la policía
Beto también recuerda otras anécdotas protagonizadas por ellos mismos. "Una es con la Policía. Un ratito antes de empezar el Canela casi siempre voy a la playa a que me de el aire. Ese año iba con el maletero hasta arriba de confeti. Iba a explotar. Conducía por la Araña cuando me paró la policía. Me vieron cara de sospechoso y me pidieron que abriera el maletero. Y le dije: "Igual es un poco raro lo que encuentran". Estaba lleno de tubos y bolsas de confeti. Me miraron mal, les expliqué que era para una fiesta y me dejaron marchar. No se me olvidará nunca", relata.
Al final de la charla en la céntrica cafetería hacen balance y se sienten "muy orgullosos" de seguir adelante con un festival tan divertido y único. Sin embargo, se han dado cuenta de que les conocen "más fuera de Málaga que dentro". "Aquí viene gente de Madrid, Barcelona y otras ciudades españoles. Aquí no se conoce el Canela tanto como se debería. Debemos mejorar eso", reconocen. Aún así, tienen vendido casi la totalidad del aforo. Un pequeño triunfo el del Canela Party que sabe a una gran victoria en plena burbuja de macrofestivales. Ni tan mal.
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