El musical de 'Cantando bajo la lluvia' es mucho más que un chaparrón: el significado de la felicidad
La compañía estará en Málaga hasta el próximo domingo 25 de junio. Los televisivos Ángel Llàcer y Manu Guix dirigen un montaje que resulta impresionante.
23 junio, 2023 02:27Noticias relacionadas
Emoción, comedia y una puesta en escena brillantísima que hizo que Málaga se trasladara a Broadway. En esas palabras se resume el estreno del musical Cantando bajo la lluvia en el Teatro Cervantes de Málaga, donde permanecerá hasta el próximo domingo 25 de junio. La obra no ha dejado indiferente a ninguno de los asistentes, pues se trata de un montaje que roza la perfección, y eso que no es nada fácil adaptar al teatro musical un filme que gran parte de la población ha disfrutado en cientos de ocasiones.
Tras la producción del musical se encuentra Nostromo Live, la misma compañía que llevó hace un año al Cervantes La jaula de las locas. El conjunto de Ángel Llácer y Manu Guix, directores de la obra (escena y musical), y la magia de la coreógrafa Miryam Benedited lo ha vuelto a hacer en la capital de la Costa del Sol y en toda España, pues allá por donde van arrasan en la venta de entradas. En Málaga no podía ser de otra forma y prácticamente han llenado todos los pases previstos hasta que acabe la semana. Quedan muy pocas disponibles.
Este musical lo tiene todo. El sentimiento de la película entremezclado con la guasa de Ángel Llácer, que ha sabido llevarse el libreto a su terreno. Como bien indicó a los compañeros de EL ESPAÑOL de Alicante Mireia Portas, la actriz que da vida a una de las protagonistas, Lina Lamont, a Ángel Llácer no le gusta nada hacer personajes antipáticos en sus obras y esta es puro ejemplo de ello. Cada uno de los artistas ha logrado llenar de personalidad a cada uno de los personajes de la adaptación. Los dotan de una energía brutal en lugar de optar por el camino sencillo de caer en la imitación.
Impecable estuvo Portas, por cierto, que se llevó la gran ovación de la noche con un papel muy complicado, sobre todo en lo técnico. Merecidísimo tiene el Premio Talía a la 'Mejor actriz de musical' que le otorgaron por interpretar a la particular Lina Lamont.
Tener que fingir durante casi tres horas que tienes problemas de dicción, que eres torpe y cantas y bailas mal no es sencillo cuando tienes un currículum como el de Mireia, lo cual le hace tener aún más mérito. Además, la actriz defiende todo el musical con una gracia muy natural que provoca que el espectador no borre la sonrisa de su rostro durante toda la noche. En este sentido, bien le ayuda el actor Ricky Mata, al que Málaga ya pudo disfrutar en La jaula de las locas. Pese a su juventud, ha conseguido coronarse como uno de los grandes de la comedia teatral de nuestro país (y eso que empezó como bailarín).
La realidad es que el casting está medido a la perfección, pues el gran protagonista, Adrià García, que encarna a Don Lockwood, es uno de esos actores que lo tiene absolutamente todo en escena: baila, canta, hace piruetas, tiene una dicción absolutamente brillante y consigue enamorar al espectador con la mirada.
Ese pack completo se ve bien reflejado en el último número de la primera parte, el clásico Singin' in the rain, que es el momento que deja boquiabierto al espectador. Es cierto que 60.000 lúmenes de proyección y un sistema de última tecnología que permite que lluevan 1.000 litros de agua sobre el escenario cada noche deben ayudar a hacer crear ese impacto, pero la realidad es que aún, mientras escribo estas líneas, me pregunto cómo no se ha resbalado ni una vez para todos los saltos que ha dado bailando mientras afinaba hasta la última nota. Solo por ser testigo de esa perfección de Adrià y el resto del equipo ya merece la pena adquirir una entrada.
La partitura del musical también ha ayudado a que todos los presentes en el estreno se marcharan a casa con una gran sonrisa puesta de oreja a oreja. El director de la orquesta Andreu Gallén hizo un magnífico trabajo con todo el equipo desde debajo de las tablas en esta comedia de Gene Kelly y Stanley Donen. Hay que destacar también la labor de coordinación entre los actores y la orquesta en determinados momentos del espectáculo. Todo estaba sincronizado al dedillo.
En algo menos de tres horas y un espacio reducido, pero muy bien aprovechado --nunca me dejará de sorprender cómo puede hacer tanto con tan poco y tan rápido esta productora en lo que a escenografía se refiere-- se cuenta mucho más que la historia de cómo tiene que reinventarse una estrella del cine mudo como Don Lockwood (pero se hacen guiños a la película original como el giro del sofá). La trama lleva al espectador por diversos episodios de amor, celos y amistad con Don, Kathy, Cosmo y Lina como protagonistas. Porque Cantando bajo la lluvia es mucho más que un chaparrón, sino que te enseña a ver que en la vida, por muchos goterones que caigan, lo que siempre ha de imperar es el amor y la amistad, lo único que nos aporta la felicidad que necesitamos.