Martin Parr, sentado en una hamaca de playa en su exposición.

Martin Parr, sentado en una hamaca de playa en su exposición. J. A.

Cultura

Martin Parr o el arte de convertir un espeto malagueño en un tótem museístico

El mítico fotógrafo de la agencia Magnum conversa sobre su exposición ‘MálagaEXPRESS’, visitable en la Aduana hasta el próximo 30 de diciembre.

16 noviembre, 2023 05:00

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Las fotos de Martin Parr (Epsom, Reino Unido, 1952) no tienen sombras. Están ahí, colgadas en la pared, esperando a ser observadas y resplandecientes de una luz que se cuela por todos los recovecos del plano. La teoría dice que este efecto se debe, especialmente en los enfoques más cercanos, al uso de un doble flash angular. La respuesta que ofrece el arte es bien distinta; y es que este estilo es solo la consecuencia de transformar lo cotidiano en una obra museística

Toda esta conceptualización de la imagen se puede ver en la exposición ‘MálagaEXPRESS’, un mosaico de 104 escenas en las que, quien fuera presidente de la mítica Agencia Magnum entre 2013 y 2017, trata de captar la idiosincrasia de un pueblo que vive abierto al mar. 

Aunque el nombre de Málaga no es nuevo en la vida de Parr (reconoce que es una ciudad que siempre le gustó y que ha visitado en varias ocasiones cuando ha estado de viaje en España), está aproximación a sus gentes sí que supone un nuevo ejercicio de “documentación social”, como se conoce la labor que realiza este reportero gráfico.

Málaga según el fotoperiodista de la agencia Magnum Martin Parr.

Málaga según el fotoperiodista de la agencia Magnum Martin Parr. J. A.

 

Martin, de pelo cano y sonrisa perenne que le sostiene las gafas de ver, se calza en la piel del turista para dejarse asombrar por todo. El quizá no sabe lo que es una loca, el típico dulce malagueño hecho a base de huevo, pero sí que tiene la perspicacia para convertirlo en un objeto de contemplación.

El director del Centro Andaluz de la Fotografía, Juan María Rodríguez, define este hito como la “capacidad de síntesis visual” que permite a cualquiera entender lo que se está retratando. No hay alegorías ni interpretaciones. Lo que se observa es lo que existe. Justo por eso, las imágenes de Parr tienen un valor añadido; porque permiten que elementos que el paisano obvia en su día a día adquieran una connotación “vibrante y saturada”, capaz de pasar de la pastelería al museo. 

Martin Parr explicando su obra; en el fondo se puede ver la imagen de la 'loca'.

Martin Parr explicando su obra; en el fondo se puede ver la imagen de la 'loca'. J. A.

En los cuatro meses que lleva la muestra abierta al público han pasado 90.000 personas. Visitantes que van y vienen, dejando huérfanas las aulas cuando las puertas cierran. Sin embargo, lo que permanece sostenido en los cáncamos es esa Málaga fascinante (y a la vez incomprensible) que quedó inmortalizada durante el verano. 

Le pregunta el periodista por las contradicciones que atisba en la sociedad, fruto de los tiempos modernos, y el artista devuelve la cuestión: “¿Cree que hay contradicciones?”. Pero la interrogación lleva implícita una respuesta en forma de defensa de la ciudad. 

“No es habitual encontrar en una ciudad la mezcla de visitantes locales con turistas. La ciudad ha ido cambiando y esto es algo que he intentado plasmar. La vida del malagueño y su modo de vida me resulta muy interesante”. Es ahí donde reside la riqueza que, de una forma irónica y algo kitsch, cursi y hortera pero sutil, refleja en este centenar de estampas que podrían enmarcar uno de esos artículos periodísticos que hablan de cosas 100% malaguitas

Tan de la Bahía como unas sardinas. Cuenta que le parece asombroso cómo un kilo de boquerones tan fresco y tan bueno puede costar solo 4 euros (cuando en su país por la misma cantidad le cobrarían 40 euros). Quizá por eso las sardinas al espeto son su comida favorita de Málaga; y quizá por eso lo inmortaliza en varias estampas. 

Visitantes contemplan la exposición de Parr.

Visitantes contemplan la exposición de Parr. J. A.

Su transparencia y legibilidad es la que ha permitido que ningún malagueño se haya extrañado al encontrarse con una tarde en la playa, unos chicos jugando al toro en el ruedo o unas monjas antes de entrar en la Catedral. Es el reflejo de una cultura que se adhiere al ADN, que permite que la gente se vea representada. Incluso se preocupa por saber adónde van los locales de vacaciones durante el encuentro con la prensa. 

“Martin Parr ha borrado la jerarquía entre alta y baja cultura, transita lo mismo por la comunidad fotográfica de tradición documental que por la comunidad de artistas y ha enarbolado el poder democrático del medio para dialogar con el espectador a través de propuestas coloristas, accesibles y comprensibles que a veces se han tildado de frívolas o banales, escribe sobre él Rodríguez.

Cuentan también que su acceso a la mítica Agencia Magnum en 1994 provocó una agria controversia entre los fotógrafos más clásicos de la agencia, en un episodio que se puede considerar el símbolo del triunfo de una mirada fotográfica contemporánea que aplica nuevas narrativas a los problemas de siempre. El humanismo hecho imagen que heredó de su abuelo George, inmerso en la tradición pictorialista.