Hubo un tiempo en el que, bajo los techos de piedra excavados en la roca, no sólo circulaban transeúntes, sino que también lo hacían vagones de tren repletos de personas que buscaban recorrer el litoral este de Málaga. Era 1908. El siglo XX acababa de comenzar y la provincia había puesto en marcha la conexión ferroviaria que unía la capital con Vélez-Málaga.
Su uso duraría 60 años, ya que en 1968 dejó de funcionar. Sin embargo, lo que hoy se conoce como los túneles de La Cala, situados en el paseo marítimo El Cantal (aunque su nombre real es paseo marítimo Blas Infante), guardan una historia muy relacionada con el dolor y el sufrimiento que vivieron miles de malagueños en plena Guerra Civil.
La entrada de las tropas franquistas en la provincia tuvo en febrero de 1937. Entre los días 6 y 8, miles de personas salieron huyendo de la Costa del Sol en dirección a Almería, pero lo que parecía ser una oportunidad para salvarse se acabó convirtiendo en una auténtica masacre, provocando la muerte de entre 3.000 y 5.000 personas, la mayoría de ellas civiles, que se convirtieron en el blanco de los barcos franquistas.
Estos túneles sirvieron de refugio durante La Desbandá, como popularmente se conoce a este momento. La prueba más fehaciente, que se conserva como una cicatriz imborrable, está en el impacto que todavía se puede ver del bombardeo que sufrió Málaga entre el 5 y 7 de febrero de 1937. En la otra punta del Paseo Blas Infante, junto al río Totalán, hay una placa de homenaje a los marinos que fallecieron en el submarino C-3.
Recientemente ha sido hallado frente a la costa de Málaga del torpedo nazi que hundió en 1936 el submarino republicano C-3, algo que confirma definitivamente la participación alemana en la Guerra Civil en el mar, como gran "banco de pruebas" de la Segunda Guerra Mundial, algo que oficialmente nunca se reconoció.
Murieron 37 tripulantes españoles y solo tres pudieron salvarse porque se encontraban en el puente de mando. El torpedo alemán alcanzó la parte más sensible del C-3 y lo hundió rápidamente. Para Alemania fue un éxito que sirvió para una gran instrucción, y pudo llevar su experiencia de combate para sus flotillas en la Segunda Guerra Mundial.
Como recuerdo a La Desbandá, hay en la entrada una placa que conmemora lo sucedido. En ella se puede leer: "Este orificio en la roca fue ocasionado por uno de los obuses lanzados desde los cruceros franquistas que bombardearon este lugar entre los 5 y 7 de febrero de 1937”.
Del mismo modo, añade: “Sirva esta placa de homenaje a las miles de personas que tuvieron que huir de las tropas golpistas en dirección a Almería. Y de manera especial a las que perdieron la vida en esta carretera".
Pero además, este lugar es una suerte de santuario para especies autóctonas. Aquí reside un buen número de siemprevivas de Málaga, una planta perenne, con tallos de hasta 40 centímetros y flores pequeñas, que dotan al lugar de tonos rosas y violetas. Su riqueza está en la exclusividad, ya que es uno de los pocos sitios donde todavía puede contemplarse en la provincia. Del mismo modo, en los extremos del paseo, hay dos capillas dedicadas a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, que sirve como punto de oración para decenas de personas cada día.