Este jueves, 6 de junio, el Teatro del Soho CaixaBank vuelve a vestirse de gala por un motivo especial: estrenan Tocando nuestra canción, su nuevo musical, con los actores María Adamuz y Miquel Fernández. Si bien para el segundo es su primera vez en teatro de calle Córdoba, Adamuz es ya una veterana de sus tablas. Interpretó sobre ellas durante meses a Abril, la encantadora azafata de Company.
Ahora vuelve "a casa" y está muy feliz por ello. Así lo confirma a EL ESPAÑOL de Málaga, sentada en una de las butacas de terciopelo rojo del teatro, y con su característica melena rubia escondida tras una peluca con flequillo de tono moreno.
El motivo de su atuendo es que se encuentra puliendo los últimos detalles de la protagonista del musical, Sonia Walsk, una letrista que trata de hacerse un hueco en el mundo de la música, totalmente enganchada a una relación tóxica con su exnovio. En el transcurso de la obra conoce a Vernon Gersch, un compositor de éxito y un fracaso en lo sentimental.
"Este personaje me llegó hace tiempo, cuando estábamos haciendo Antonio Banderas y yo Company. Me dijo que una compañera le había enseñado este musical, Tocando nuestra canción, y que me veía a mí haciendo de Sonia. No lo conocía, me puse a investigar un poquito y me di cuenta de lo mucho que me encantaba. Le dije que lo quería hacer... Y así nos pusimos a trabajar. Aún sorprendida y agradecida", explica la actriz. El malagueño, en esta ocasión no comparte tablas con su paisana, pero dirige la obra.
Pese a sus años de experiencia y haber protagonizado musicales como La Bella y la Bestia o Cabaret, la marbellí tiene los pies en el suelo y aún sigue sin creerse que "Antonio tuviera tan clarísimo mi nombre para este personajes. "Creo que nos entendimos muy bien en materia de comedia en Company y por eso lo tuvo tan claro. Antonio Banderas para mí es ya como familia, igual que este teatro, que es mi casa. A veces, me tengo que ir fuera para darme cuenta de lo fuerte que es esta situación, para decirme a mí misma 'Oye, mira dónde estás trabajando y con quién estás trabajando'", confiesa la artista.
Asegura que cuando empezó esta andadura jamás pensó que fuera a trabajar "codo con codo" con Antonio Banderas. "Yo me siento una afortunada", insiste. La malagueña se aficionó al teatro musical gracias a su padre, que cuando era pequeña le puso todas las películas musicales que existen. Así fue como se aficionó a esta modalidad teatral que la llevó a dar el salto a Madrid, donde interpretó su primer papel como protagonista con apenas 22 años.
En el momento que decidió que quería ser actriz, reconoce que no había escuelas en Málaga para estudiar, por eso optó por irse fuera. Así, pone en valor "la gran oportunidad que es Sohrlin para todos aquellos que quieren dedicarse a la industria teatral". "Ojalá yo hubiera tenido algo así. Hacer teatro aquí o en el espacio Sohrlin, es un lujazo con el que yo hubiera disfrutado mucho", dice.
Desde que dio el salto a la capital, ha ido encadenando diferentes historias y personajes que la han ido consolidando en su carrera como actriz. Así, explica que apenas hay cuestiones en común entre Company y Tocando nuestra canción. "Company tenía una estructura muchísimo más clásica, la música de Sondheim, que es otro genio... No era nada comercial. Yo creo que este va a llegar a más público y va a gustarle a mucha más gente", reconoce la actriz, que confiesa que en un principio le costaba pensar que Company fuese a tener el gran éxito que tuvo.
"Tocando nuestra canción es un homenaje a todas esas películas románticas que nos gustan y nos siguen gustando, o las series... Salen Los Bridgerton y ahí vamos todas como locas a verla. Pues eso es lo que queremos conseguir con este musical; esto es una comedia en la que los personajes se conocen, se enamoran, tienen sus conflictos, sus miedos...", narra.
Cree que una de las mayores virtudes de Tocando nuestra canción es la calidad de sus canciones. "La gente se va a ir a su casa con una sonrisa. En los tiempos que corren, yo creo que es muy necesario; es un musical muy bonito", dice. Aunque comparte escenario con prácticamente una decena de artistas, solo tienen dialogo ella y Miquel Fernández, por lo que han tenido que entenderse a la perfección para sacar adelante la obra.
"El resto solo aparecen en los momentos de las canciones como si fueran nuestra personalidad, nos hacen los coros de las canciones y algunas cosas más, pero nadie habla más allá de Miquel y yo", cuenta. Para ella es una "súper responsabilidad", pues aunque antes había protagonizado musicales, normalmente, siempre se veía "arropada" de otros personajes secundarios, de un elenco. "Aquí estamos dos horas y veinte minutos sin parar de hablar y de cantar. Yo salgo de camerino, entro en escena... Y hasta el final", expresa la actriz, que tiene una labor muy intensa en este musical.
Es por ello por lo que los ensayos han sido muy exigentes. El pasado lunes se enfrentaron al general, que se alargó 13 horas. Solo de esa manera se consigue la perfección en escena. "La época de ensayos es la más dura. Estamos cansados, la verdad. Son muchas horas bailando, hablando y cantando. Muchas horas en el cuerpo. Cuando uno estrena y empieza a hacer funciones, va bajando la presión, aunque reconozco que también es una etapa muy bonita", continúa.
Para Adamuz, en los ensayos comienzas a sentir a tu nueva compañía como "una familia". Comparten muchas horas juntos y eso les permite conocerse mejor y forjar amistades que, en ocasiones, son para toda la vida. Sin embargo, también cree que es la época en la que menos ves a tu familia, "la de sangre".
María es madre de un hijo y asegura que no puede conciliar. "Si es difícil conciliar para un trabajo, entre comillas, normal, para las mamás artistas esto es casi imposible. Los abuelos son nuestro salvavidas, abuelos por un lado, abuelos por otro, y así voy tirando, porque son tantas horas de ensayos que no puedo más. Cuando empezamos las funciones, la cosa va mejor, porque hasta que me marche al teatro puedo estar con él; ahora prefiero que se quede en casa con papá o con los abuelos", reconoce.
María Adamuz cree que hubiera sido muy complicado para ella hacer una obra de estas características con una persona con la que no hubiera congeniado. Califica a Miquel como "un pedazo de compañero". "En dos horas y pico tenemos que demostrar una complicidad abrumadora, me tengo que enamorar de él, jugar con la comedia... Si no nos hubiésemos llevado bien, difícil, la verdad. Es un compañero maravilloso, un artista como la copa de un pino y le admiro. Nos conocíamos, pero hasta ahora no habíamos estado juntos en escena", zanja. Para verles en acción, recuerden, a partir del 6 de junio, en el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga.
Funciones: de martes a viernes a las 20:00h, sábados a las 17:00h y 21:00h, domingos a las 19:30h. Precios: de 20 a 64 euros. Estarán en cartel hasta el 14 de julio.
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