Benzú son los chicos introvertidos del patio que se juntaron con algunos instrumentos y empezaron a hacer música. Reservados y algo tristes. Personas que nunca se integraron bien y que encontraron su nicho en la música. La típica historia hollywoodiense de los niños en los que nadie se fijaba en el colegio, pero que 20 años después triunfaron y se hicieron más populares que los populares del instituto. Y es que, en el fondo, todos los músicos tienen una historia de soledad e introspección parecida.

Benzú Camila Monsalve

Sus integrantes provienen de otros proyectos con bagaje como Quirkyoddgirl, Gentileza, The New System o Will In Ear, lo que les otorga una experiencia que les permite saltarse pasos que creen innecesarios. Reconocen que se han ahorrado fácilmente un año de divagar sin rumbo hasta encontrar la idea gracias a “saber cómo funciona esto”. El dinero también ha sido un factor importante, ya que Benzú no partía desde cero para financiarse como hacen la mayoría de bandas emergentes.

El nombre del grupo tiene una narrativa igual de bella que las capas de sonido que utilizan sus bases. Benzú es una pedanía de Ceuta donde los fundadores de la banda, los hermanos Migue Muñoz y José María Muñoz, crecieron e hicieron sus primeros “pinitos” en esto de la música. Su abuela vivía allí. Le cogieron prestado un cuarto y con unos cuantos aparatos y poca idea, fueron experimentando y grabando sus primeros temas.

No tienen prisa por hacer las cosas. Quieren ir lento, pero dar pasos firmes. Han sacado su primer EP homónimo y el pasado viernes dieron su primer concierto en la sala Velvet. A pesar de eso, no quieren volver a tocar en la ciudad para “no quemar a nuestro posible público”.

Benzú en su local de ensayo Adrián Gámiz

Los integrantes de Benzú tienen claro que las relaciones sociales y el networking son una parte fundamental para que un grupo crezca, seas de Málaga o cualquier otra ciudad. La música no es algo tan naif como tocar, ser bueno y que te llegue el éxito. Will, bajista de la banda y última incorporación, admite que, a pesar de llevar unos años tocando, no empezó a conocer gente hasta que contactó con sus compañeros y empezó a frecuentar bares de la escena como El Muro. “Nadie sabía de mi existencia, era invisible”. Sin embargo, todos coinciden en que es algo orgánico y que hay que aceptar las reglas del juego.

A pesar de este carácter tan endogámico de la escena malagueña, Benzú se sienten muy respaldado por grupos de la ciudad más veteranos como Sarria, La Trinidad o Lord Malvo. “Todos nos escribieron felicitándonos cuando sacamos las primeras canciones. Tuvo muy buena acogida, y creo que en parte fue porque la gente esperaba algo de nosotros y de esta unión de músicos de diferentes proyectos”, destaca Alex Lozano, teclista de la banda.

Benzú durante un ensayo Adrián Gámiz

Su música no es la moda mayoritaria dentro del indie español, eso lo saben. Sin embargo, Benzú quiere aprovechar esa saturación que hay de mainstream para alcanzar su nicho y destacar en un mar lleno grandes peces. Al fin y al cabo, sus influencias no son nacionales y pasan más por grupos como MGMT, Alvvays o Beach Fossils, lo que les otorga una visión más periférica de su proyecto.

Coinciden también en que la estética y la narrativa que se crea alrededor de un grupo es sumamente importante, pero que, por ahora, optan por algo mucho más sencillo y parco porque “cuesta mucho dinero construir ese universo y no lo tenemos”, admite entre risas Pablo Carmona, cantante y compositor de Benzú.

El joven estudiante de arquitectura ideó con sus conocimientos adquiridos en la carrera una estética para las portadas y fotos de la banda que se basaba en el Plan de Arquitectura racionalista Voisin de Le Corbusier. Para esto buscaron algunas de las obras arquitectónicas españolas del siglo 20 que había en Málaga, y eso los llevó a que varias de las edificaciones de Torremolinos, como el Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso, fueran el fondo de sus retratos.



Pablo Carmona, cantante de Benzú Adrián Gámiz

Pablo, junto a Migue Muñoz a la batería, es también uno de los creadores principales del universo literario de Benzú. Sus letras hablan de la depresión en primera persona, de lo cambiante de la vida de los jóvenes o de la vulnerabilidad. “Me gusta mucho invertirme escenarios hipotéticos con personajes equivocados que se sienten frágiles”, se abre el cantante de la banda.

No tienen planes más allá de seguir grabando música y de tocar en las ciudades aledañas para seguir sumando experiencia, que nunca está de más. Madrid, Sevilla, Granada. Quién sabe por dónde saldrán los jóvenes que recién arrancan su carrera profesional.

Benzú es una banda a tener en cuenta, no hay duda. Si te pierdes este tren ahora no intentes montarte más adelante. Su funcionamiento e idiosincrasia es tan singular hasta el punto de que no quieren enlazarse a ningún sello discográfico. Su música es suya y de nadie más, en términos de propiedad. El nuevo EP de Benzú es un delicado presente que Málaga debería acoger con una sonrisa y levantar en brazos para decirle al resto del país: “eh, mira lo que somos capaces de hacer aquí”.

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