Ser actriz a partir de los 60, por Marta Valverde y Carmen Conesa, las veteranas de 'Gypsy': "Las ganas nunca se pierden"
- Ambas interpretan a Mazeppa y Tessie Tura, dos strippers desternillantes que son uno de los grandes puntos de la obra dirigida por el malagueño Antonio Banderas.
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El camerino está perfectamente iluminado con las bombillas que acompañan a sus espejos. Esos que solo las divas poseen y que muchas hemos deseado tener en nuestros tocadores. La luz que irradian es cálida y suave, pero suficiente para que Marta Valverde pueda observar bien si ha dado el punto al derecho o del revés. La actriz está tejiendo con lana de color azul antes de atender a EL ESPAÑOL de Málaga, un ritual que suele seguir en el camerino desde hace décadas. "Me gusta mucho, me relaja. Aprendí cuando hacía El diluvio que viene, con 14 años... Y sigo haciéndolo", sostiene.
Valverde es una de las veteranas de Gypsy, la última producción del Teatro del Soho CaixaBank, donde interpreta a Mazeppa, una de las strippers con las que se encuentra la joven Gypsy en su recorrido por el mundo de la farándula. También la acompaña sobre las tablas --y en el camerino-- Carmen Conesa, la mayor del elenco, quien encarna a Tessie Tura. A sus 62 y 64 años respectivamente, defienden de una manera absolutamente impresionante sus papeles, convirtiéndose en las más divertidas del espectáculo junto a la tercera stripper, Lorena Calero, quien termina de redondear las actuaciones de las anteriores con su interpretación de Electra.
Para Valverde el papel de Mazeppa es un "regalo", porque cada noche se lo pasa "bomba" sobre el escenario y cree que esa actitud se transmite al público, que se "empapa" de la energía de las tres strippers. Desde que supo que iba a hacer el casting para este musical, tuvo claro que el personaje que quería era el que finalmente está encarnando, una perla que le faltaba a su amplio currículum.
Pese a sus casi cinco décadas de experiencia en el mundo de la interpretación, nunca había coincidido con Antonio Banderas, que dirige la obra. "Coincidí con él en los castings. Me pareció un ser encantador, sencillo y humilde. Muy generoso. Tiene un talento y una experiencia brutal. Es tan cercano que parece nuestro amiguete, pero es uno de los actores más cotizados a nivel mundial y es de admirar lo que está haciendo no solo en Málaga, sino por la cultura de este país... Y la de trabajo que está dando, y las grandes producciones que está generando... No se le puede poner una pega", declara la actriz.
La que conoce a Banderas de algo más es Carmen Conesa, quien coincidió hace ya cuarenta años con el actor malagueño en Madrid, cuando Banderas llegó al Teatro María Guerrero en una de sus primeras veces en la capital. "Se hizo muy amigo de un novio mío y él venía a hacer de Eduardo II de Inglaterra con Luis Pascual. Nos hicimos muy amigos a partir de ahí y compartimos muchas cosas juntos. Madre mía, quién nos lo iba a decir entonces que nos íbamos a reencontrar ahora aquí", declara la actriz con una sonrisa.
No quiso decirle que se presentaba a la audición. Cuando la vio, declara la actriz, Banderas "se meaba de risa". Para ella, lo mejor que le ha regalado el teatro malagueño del Soho con esta obra son sus compañeras, las actrices que se transforman cada noche en cada función de Gypsy, una obra que en febrero viajará a Madrid. "Es que cada jornada de trabajo es distinta. El público responde de diferente manera. Es impresionante la relación que tenemos todos los compañeros", dice.
En este sentido, Marta Valverde asegura que es "una maravilla" estar rodeada de chavalería en la obra, encabezada por una perfecta Marta Ribera a la que acompañan dos rostros de una nueva generación del musical, Laia Prats o Lydia Fairén. Reconoce que, en el fondo, mirándolos se enfrenta a un precioso espejo que le hace viajar en el tiempo.
"Me recuerdan a mí con su edad. Yo tuve sus mismas inquietudes y ganas. De hecho, diría que estas nunca se acaban. Dan igual los años que tengas, las ganas de subirte al escenario las tienen igual estos pequeñines de 20 que las de 60", dice Valverde. Su compañera concuerda con ella y añade que ella se ve como "la más joven de todos". No se queja "de nada" y le ilusiona todo lo que hacen. "En serio, creo que soy más joven de espíritu que todos ellos juntos", insiste Conesa entre risas.
Valverde pone en valor, además, la gran cualificación que tienen los más jóvenes de la compañía, "preparadísimos" para desempeñar sus personajes. Tanto, que ella siempre trata de ser una esponja para aprender de ellos. La actualización de contenidos es clave para ella, que es profesora de teatro musical. "Siempre les digo a mis alumnos que han de estar muy alerta y muy pendientes de todo lo que pueden hacer para aprender y de lo que tienen que aprender para no hacer", sostiene.
Su hijo Blas, de 26 años, precisamente, ha querido seguir sus pasos y está girando con el musical de Coco y de Chicago Life. Blas dio sus primeros pasos con solo ocho años en La Bella y la Bestia, hizo Los Miserables con 12 y ya es "otro Valverde en la saga". "Mi hijo se ha criado como me crie yo, en una familia de artistas donde el niño estaba en el camerino desde pequeño, aprendiendo a hacer pestañas postizas de cartón y mamándolo desde muy chiquito", dice su madre. Está orgullosa de los pasos que ha seguido, aunque no esconde que es "un mundo muy duro donde no todo el mundo tiene la suerte que he tenido yo", pero cree que con "constancia y trabajo" todo es posible.
Sobre la conciliación, asegura que siempre tuvo que llevar a su hijo a cuestas allá donde iba. "Desde que era un bebé con el calienta biberones, el maxicosí y todo y cargada a hacer un bolo o hacer una gira. Pero ya ha crecido y lo vamos llevando mejor. Es duro porque sientes que te pierdes cosas de tu hijo, pero luego creo que los hijos de actrices viven experiencias que otros niños no han podido vivir", declara.
El teatro para las veteranas
En cuanto a las oportunidades que llegan cuando una alcanza una cierta edad, Conesa cree que disminuyen bastante "porque no hay tantos personajes de mujeres maduras y mayores buenos". "Hay muchos secundarios, pequeños, pero no protagonistas", lamenta. En esta obra ambas salen un poco al inicio del primer acto, pero su escena principal tiene lugar en el segundo. Aunque es breve, ambas lucen plataformas altas y un modelazo donde muestran vientre, escotes y piernas.
"En el escenario siempre parece todo mucho más que en la realidad. Tú te pones unas buenas medias, taconazo... Y solo te falta el escenario, que siempre es potenciador de todo... De la tontería, pero también de la belleza. Nuestra strippers son mujeres maduras que siguen luciendo sus cuerpos y que deben tener la actitud que tienen", añade Carmen.
Sin embargo, para Marta Valverde es ahora cuando tienen los mejores papeles que les puedan ofrecer. "Cuando eres joven, los papeles son más livianos, sin tanto peso o carga dramática. Los papeles de cierta edad siempre son mucho más interesantes y yo cada día de mi vida doy las gracias de que no me falte el trabajo, aunque tenga que aprender a tocar la trompeta como he aprendido para este papel", expresa.
Pese a que Marta ha mamado lo de ser actriz de su familia, empezando a estudiar en el conservatorio muy pequeñita y con el apoyo de sus padres, que siempre tuvieron claro que tanto su hermana Loreto como ella iban a dedicarse al mundo de la interpretación, Carmen realmente estudió Bellas Artes y se define como "una pintora que hace de actriz para ganarse la vida".
"Yo soy multidisciplinar. Estudio piano y saxo, pinto, corro, soy capitán de barco... Pero no entra en mí la idea de tener redes sociales. Me quita tiempo para hacer mi vida y vivir, yo creo que hay que vivir la vida y no mirar a una pantalla, me parece lo más absurdo del mundo", critica Conesa, con la que debe ser imposible aburrirse si la tienes al lado. "Soy la primera que no se aburre con ella misma nunca. No existe la palabra aburrimiento en mi diccionario. Mi próximo proyecto es dar la vuelta al Mediterráneo con mi barco... Y sueño con nadar con ballenas", declara.
Marta por su parte, cuando se le pregunta por las metas por cumplir que una tiene a partir de los 60, reconoce que tiene la espinita clavada de un disco de boleros, un estilo musical que le apasiona.
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"Creo que tengo la edad suficiente para darle el empaque que necesita. Los boleros se cantan con los órganos que están más abajo del estómago. Entonces, creo que sería un reto y ojalá pronto se dé. Sobre las tablas, hay un musical que me fascinaría hacer y lo pienso desde pequeña: Sunset Boulevard. Si yo algún día soy Norma Desmond... Me daría satisfecha en la vida", zanja Valverde, quien ante la sorprendente respuesta de su compañera recuerda entre risas que ella también tuvo su vivencia aventurera en Supervivientes, reallity en el que participó en 2006.