La asamblea general de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga ha aprobado esta noche por unanimidad la memoria de concesión, a título póstumo, de la medalla de oro de la institución a Antonio Baena Gómez, primer presidente y cofundador del centenario organismo cofrade con sede en San Julián.
Dicha memoria ya fue avalada por la junta de gobierno en sesión celebrada el pasado 4 de marzo, tras ser presentada por la comisión al efecto, estando constituida esta por José Carlos Garín, vicepresidente primero; Salvador Pozo, secretario general; Arturo Fernández, fiscal; Antonio de la Morena, hermano mayor de la Congregación de Mena; y Laura Berrocal, hermana mayor de la Archicofradía de la Sangre.
Medalla de oro y busto
El acto de entrega de la máxima distinción tendrá lugar el próximo 21 de enero en San Julián, coincidiendo con el 101 aniversario de la constitución de la Agrupación.
Igualmente, dentro de la misma celebración y tras la ceremonia religiosa al efecto, se llevará a cabo en el vestíbulo de la sala capitular el descubrimiento de un busto fundido en bronce que inmortalizará el recuerdo de Antonio Baena Gómez, obra del imaginero malagueño Juan Vega.
Un elaborado y atractivo documento de 18 páginas, con numerosas ilustraciones fotográficas, el cual ha contado en su materialización con la colaboración del archicofrade José María de las Peñas -estudioso de Antonio Baena-, ha vuelto a dar cuerpo a la memoria en cuestión, siendo nuevamente presentada en la sesión de esta noche por Laura Berrocal. En ella se plasma con todo detalle la vida y obra del histórico cofrade, significándose las siguientes consideraciones textuales:
Vida personal y familiar
Don Antonio nació en Málaga, el 27 de abril de 1873, en la pequeña casa de calle Parras n.º 8, corazón del barrio del Molinillo y en el seno de una familia modesta. Su padre, Andrés Baena Ribera, natural de Casabermeja y de profesión cabo de Serenos; y su madre, Manuela Gómez Cívico, de familia veleña y costurera de oficio. Del matrimonio nacieron cinco hijos, siendo él el primero de ellos.
Con 11 años, se integra como aprendiz en un taller de marmolistas, labrando el mármol y la piedra. A los 13 años, desea ampliar sus conocimientos y pasa a depender de un buen maestro de obras, llamado José Hidalgo Espíldora. Éste observa el talento natural del joven y lo ingresa en su equipo de albañiles. Trabajador incansable, fue ascendiendo en su oficio de albañil hasta llegar a maestro y contratista.
A partir de 1903, empieza una nueva etapa de su vida, relacionándose con arquitectos, industriales y grandes comerciantes como Félix Sáenz Calvo, quien le encargará su primera obra importante en el centro de la ciudad.
Con 26 años de edad, conoce a una joven llamada Ana María Ruiz Luque, con la que contrae matrimonio el 25 de diciembre de 1899 en la iglesia parroquial de San Felipe Neri, instalando su primera vivienda en la calle Pozo del Rey, al lado de la Plaza de la Merced. El matrimonio Baena-Ruiz no tuvo descendencia, pero sí vivió con ellos su sobrina Manolita, hija de su hermana María. A esta niña siempre la tuvieron considerada como su hija.
Vida cofrade
Antonio Baena inicia su andadura cofrade como hermano del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Ntra. Sra. de la Soledad. Su entusiasmo y generosidad económica lo encumbran pronto a los más altos puestos de responsabilidad. Entre 1918 y 1920, es nombrado mayordomo del trono de la Virgen. C
uando en 1919 se realiza un nuevo manto para la Soledad, Baena lo sufraga íntegramente. Pero también, su corazón está repartido con la Archicofradía de su barrio, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Sangre (Cristo de La Sangre). En el mes de agosto de 1920, sale elegido como Hermano Mayor de la Sangre Antonio Baena Gómez, que ejerció dicho cargo durante 16 años, hasta su muerte en 1936.
A partir de entonces, empieza la gran escalada de la Archicofradía de la Sangre. Baena, con gran empeño, quiere que además de abolengo e historia, la cofradía sea una de las más suntuosas en los desfiles procesionales.
La Agrupación de Cofradías
El proyecto de la Agrupación de Cofradías de Antonio Baena no era otro que el de unir esfuerzos, buscar fuentes comunes de ingresos y compartir gastos y beneficios. En resumen, reunir a las hermandades de pasión malagueñas en una misma entidad que organice y financie la Semana Santa de la capital.
Convocados por Baena, el 21 de enero de 1921, se reúnen en la sacristía de la desaparecida iglesia de la Merced, los Hermanos Mayores y otros representantes de las catorce cofradías que realizaban el culto externo. A continuación, se procedió al nombramiento de la primera Junta de Gobierno. Por unanimidad, fue designado como presidente, Antonio Baena Gómez.
Antonio Baena Gómez contaba con cuarenta y seis años cuando inició su gestión al frente de la Agrupación de Cofradías, de la cual fue fundador y primer presidente, favoreciendo así la creación de una nueva Semana Santa en Málaga, más suntuosa y espectacular, dejando a un lado la espontaneidad y la modestia que presentaban las procesiones en los años anteriores a su fundación.
Llevó a la Agrupación a su punto más alto desde su fundación, de unos ingresos fijos, de una legalidad civil y eclesiástica, de un reglamento, de un orden e itinerario, instalaciones de tribunas y sillas, así como, incentivar la incorporación de nuevas cofradías y como hito relevante de la centenaria historia de la Agrupación de Cofradías, nombró como Titular de la Entidad al Stmo. Cristo Resucitado.
Llevó el nombre de Málaga y su Semana Mayor a los puntos más lejanos del mundo, gracias a la labor propagandística que inició la Agrupación, lo que favoreció que en pocos años las Cofradías y Hermandades de la ciudad se revistieran de esplendor y fama. En 1935, dimitió de su cargo como Presidente de la Agrupación de Cofradías, dedicándose a la administración de sus fincas y a la labor benéfica que siempre llevó a cabo.
Trágico fin de su vida
El 22 de agosto de 1936, con motivo de la Guerra Civil Española fue fusilado en las tapias del cementerio de San Rafael, siendo enterrado en una fosa común. En 1941, sus restos, fácilmente identificados, fueron trasladados a la cripta del Cristo de la Victoria en la Santa Iglesia Catedral de Málaga, donde reposan en unión de mil cien personas más. De esta manera tan triste acabó su vida Antonio Baena Gómez, el eterno trabajador, constructor de sí mismo y amante de Málaga, su Semana Santa y las obras sociales.
"Según se establece en el artículo 99 de los vigentes estatutos de la Agrupación de Cofradías, una vez cumplimentada la aprobación en cuestión por la asamblea general, en próximas fechas dicho acuerdo será trasladado al Obispado para recabar la preceptiva autorización eclesiástica", explican desde la Agrupación.