Pili, 59 años con el Cautivo y la Trinidad: el empoderamiento femenino en un 'mundo de hombres'
Desde que miró a los ojos al Señor, no ha podido dejar de trabajar de la mano de su hermandad, de la que forma parte de la Junta Directiva.
3 abril, 2023 05:00"Yo soy una mujer empoderada. Mi nieta Alba, la mayor, me lo dice mucho". Estas palabras pertenecen a Pili, una hermana de la Cofradía de Cautivo y Trinidad de 76 años de edad. Pese a que cose y forma parte del equipo del economato de la Fundación Corinto, actualmente forma parte de la Junta Directiva y reconoce estar orgullosa por haberse hecho su hueco a base de trabajo y esfuerzo en lo que ella considera "un mundo de hombres, la Semana Santa de Málaga". "Mientras que yo pueda, yo le digo a todo el mundo que aquí me tiene para lo que pueda ayudar", dice.
Pili nació en la barriada de Fuente Olletas, pero su corazón es trinitario. Hace 59 años que los ojos del Cautivo la miraron y le dijeron que allí tenía que quedarse. Pese a que ella siempre fue de la Hermandad del Rocío y que aquel día simplemente pisó la Cofradía para recoger el puesto del que fuera entonces su marido, algo la embelesó.
Amante de la costura desde hace algo más de un par de décadas, a unas horas de que la procesión salga a la calle, retales y alfileres descansan alrededor de su máquina de coser en el salón. Son los últimos apaños para que todo esté a punto para el gran día. Tras la bata de color beige que dice siempre usar mientras pespuntea para guardar en los bolsillos el dedal y los hilos, asoman dos tatuajes: un delfín y una flor.
-¿Y esos tatuajes?
Me los hice hace poco. El delfín lo comparto con mi nieta mayor. Lo diseñó ella, que estudió Bellas Artes. Elegí ese animal porque me representa. Yo no quiero penas, solo felicidad, tanto para mí como para los de mi alrededor. Los delfines siempre te entretienen y acompañan cuando viajas por el mar, transmiten lo mismo. La flor de lis es la que tiene la Trinidad en el manto y, aunque están escondidas, también tengo tatuadas tres estrellas por las tres estrellas de mi vida, mis tres nietas: Yaiza, Candela y Alba, como tú.
-No es habitual ver a mayores tatuados, la sociedad cree que eso es de modernos
Un día le vi a un legionario que venía a rezar a la capilla que tengo en casa unos tatuajes que me fascinaban. Hacérmelos cuando estaba casada era impensable y cuando mi primera nieta era más pequeña no quería hacérmelos para que no dijera 'Mira, la abuela tiene un tatuaje, yo también quiero como ella'. En cuanto vi que ella se hizo el primero, no lo dudé y me tatué con ella el delfín.
Es una mujer moderna. En su trabajo de final de grado, su nieta Alba decidió fotografiar la vida cotidiana de Pili. Captó instantáneas cuando se hizo el tatuaje, mientras regaba las plantas o cuando cosía. "Fui con ella y con su padre cuando lo defendió y uno de los miembros del tribunal, que era un Risto Mejide, dijo que jamás había visto que se conjugaran mejor el barroco con lo modernista. Yo le dije que yo no era ninguna vieja para ser barroca", cuenta entre risas Pili.
Pili lamenta que los "peces gordos" de las cofradías siempre sean hombres. "Una vez que estás casada, o no, que yo defiendo que si dos personas se quieren se junten sin problemas, y tienes hijos, empiezan los problemas para poder llevar hacia delante todo. Pocas mujeres hay en la parte alta de las cofradías por desgracia por este motivo. Yo he visto a niños haciendo deberes en la cofradía mientras que sus madres están allí haciendo algo. Es la única forma que tienen. Si soy yo, a mi edad, que paso de todo... y me echo a temblar cada vez que me dicen que me necesitan para algo... Es un ritmo difícil de soportar", explica.
"Antes era todo muy machista. Eso sí, yo, por ejemplo, no permití ser 'la mujer de'. Me he hecho mi hueco estando allí para todo lo que necesitaran. Otra cosa que no entiendo es que haya cofradías que no dejen a las mujeres llevar un trono. Nosotros fuimos de los primeros en llevar... Es algo para hacérselo de mirar", critica.
Así, Pili pone en valor el trabajo de algunas mujeres de las cofradías malagueñas, concretamente el de Cari Ledesma. Fue pregonera de la Semana Santa en 2012 y hermana mayor de Amor y Caridad entre 2008 y 2021: "Para mí, de las personas más trabajadoras de la Semana Santa de Málaga. Ojalá algún día la podamos ver como presidenta de la Agrupación de Cofradías. Ya es hora de que una mujer sea presidenta de la Agrupación. Ella es una persona súper preparada. Adela Rubio, quien fuera hermana mayor de los Dolores de San Juan, también lo hizo genial".
También cree que es importante que la persona que llegue al puesto de hermano mayor en una cofradía debe haber trabajado antes en la albacería. "Mi hermano mayor, Mario Ortega, lo primero que hace al entrar en la casa hermandad es visitar la albacería. Él ha sido albacea general durante muchos años e insisto, lo más importante de una cofradía es la albacería. ¡Que se dejen de tantos protocolos!", espeta.
Pilar destaca, además, la necesidad de que los "egos" se marchen de las cofradías malagueñas: "Menos trajes azules y medallitas, que por cierto se usan solo para la salida procesional y no para salir por ahí, y así irá todo mejor".
Cautiva de la Trinidad
Para Pili, el día más especial de todos es el Sábado de Pasión. Para ella es "el inicio de todo", más incluso que el propio Lunes Santo. "Es el día del barrio. Ese día es el Cristo del pueblo y me encanta. La Trinidad va presumiendo de hijo y él presume de madre. El Lunes Santo el Cautivo es el Rey de Málaga, andando de esa manera", dice.
Este fin de semana ha acogido en su casa a varios familiares que saldrán de promesa tras él esta noche. "Yo estoy loca porque llegue el Martes Santo. Es que es un día demasiado intenso", confiesa. Pese a que ha salido en procesión en puestos como responsable de la guardería o de mantilla, desde hace unos años, suele caminar con el cortejo hasta que el cuerpo aguante tras su Virgen de la Trinidad y de la mano de algún familiar, concretamente uno de sus hijos, que también es muy devoto de la Virgen. "Lo hago así porque le cogí miedo tras la estampida. Yo tengo una edad y creo que así es mejor en caso de que ocurra algo. Algo que también me alegra, por cierto, es que mi Virgen de la Trinidad ya no va solita, porque es una reina", explica.
¿Qué tiene el Cautivo para tener tantos devotos que no tienen el resto?, le pregunto. A Pili se le eriza el vello de los brazos. Hace unos años, mientras que acompañaba al Señor en la procesión del Lunes Santo, vio cómo un chaval caminaba con los ojos vendados, las manos atadas y con las piernas encadenadas. No lo pudo evitar: "¿Qué te ha hecho, hijo mío?".
El chico respondió que "Muchísimo". "Me contó que su hija había caído desde una sexta planta, por la ventana. Rebotó en un toldo que le amortiguó la caída y luego cayó sobre un naranjo. La niña salió ilesa de una caída que era prácticamente mortal", sostiene Pili, que cree que estas historias explican lo que supone el Cautivo para la población. "Hay miles que llegan cada día a San Pablo. Yo misma viví de cerca como a una persona le detectaban una enfermedad grave y tras rogarle, en otra prueba, estaba absolutamente limpia. Para mí el Cautivo es el ministro de Sanidad y Trabajo de esta ciudad", zanja.