Juan Bonilla tiene 60 años y lleva 47 formando parte de la Hermandad de Nueva Esperanza ━empezó siendo un chaval y formó parte de la primera Junta de Gobierno━. Nada ni nadie le separa de sus Titulares, ni siquiera sufrir un accidente en plena procesión. El pasado Martes Santo, Juan Bonilla salió a las calles con su hermandad como capataz del trono del Cristo, el Nazareno del Perdón. A la altura del Malaga Palacio, Juan fue a recoger a la segunda banda que tocaba en la procesión ━por la longitud del trayecto hay un relevo de bandas al acabar el recorrido oficial━. En ese momento, debido al líquido anticera, según apunta Bonilla, resbaló "cayendo de cara" al suelo una primera vez y una segunda,"con la nuca". Tiene previsto tomar medidas legales contra "la organización que corresponda, porque el líquido anticera produce muchos accidentes".
"La primera vez me hice mucho daño, fue un follón. Me atendió la policía, el acomodador del sector y una señora que se identificó como médico y me trajo una silla. Con los nervios, no pude quedarme quieto y le supliqué que me dejaran seguir, que me estaban esperando. No anduve dos pasos cuando me volví a resbalar cayendo de espaldas y chocando con la cabeza en el suelo", relata.
Fue en esa segunda caída cuando Juan se asustó más. Hace tiempo lo intervinieron de un tumor cerebral y tiene "medio cráneo abierto", según cuenta él mismo. "Me revisaron, vieron que no tenía sangre y me acompañaron hasta fuera del pavimento resbaladizo donde estaba el líquido anticera para seguir dentro del cortejo, del que no me salí en ningún momento", recalca.
Lejos de dejarse atender por una ambulancia, Juan siguió su recorrido hasta el final de la mano de sus Titulares y hermanos. Lo tenía claro. "No iba a pasarme cuatro años sin mi procesión. De eso nada. Cualquiera hubiera seguido", explica Juan, quien a la altura de calle Bailén ya empezó a sufrir un dolor "muy grande" en todo el cuerpo que le provocó solo intervenir en el trono cuando se realizaran maniobras. "Me retiraba un poquito, me recuperaba y seguíamos. No me salí en ningún momento, no va conmigo. En 2015, estuve cuatro meses ingresado y unos días después de salir, también acompañé a mis Titulares, lo siento así", explica.
La labor de los hermanos de esta cofradía es casi heroica. Cabe recordar que la procesión sale desde el barrio de Nueva Málaga y recorre unos 7.250 metros aproximadamente. Históricamente ha sido siempre la hermandad malagueña que más metros recorre, pero desde que se agrupara Humildad y Paciencia, es la segunda. La Cofradía de Cruz de Humilladero recorre 7.570.
En cuanto llegaron a la casa hermandad y se encerraron, al filo de las cinco y media de la mañana del Miércoles Santo, Juan guardó y ordenó en el salón de tronos las túnicas y cíngulos de los hombres de trono, como hace siempre. "También me tomé un refresco, que no tomé nada en todo el recorrido; ni agua", manifiesta.
Tras ese pequeño descanso, se dirigió a Pilar Durán, hermana mayor de Nueva Esperanza y le dijo que ya sí iba a ir al hospital. La responsable de la hermandad estuvo pendiente y preocupada por él durante todo el recorrido. "Y allá que me fui. Yo creo que salí del hospital sobre las doce de la mañana", dice Juan, que no pierde el humor pese a todo.
Contusiones, un diente partido y una fisura de muñeca. Juan salió de urgencias con un brazo escayolado: "Me dijeron que tengo que hacer reposo y yo le respondí que ya lo haría cuando acabara la Semana Santa, que tengo que disfrutar de mi mundo cofrade".
De hecho, el propio capataz destaca la actitud que otro hermano, hombre de trono, vivió la procesión con amigdalitis y fiebre. "Se fue al hospital como yo, en cuanto acabó la procesión, y allí lo dejaron poniéndole antibióticos", lamenta. Otro hombre de trono, además, sufrió un pinzamiento en la espalda que le dejó "en forma de L" y que tras recuperarse volvió a la procesión. "Es sentir cofrade, no hay más", confiesa.
Líquido anticera
Juan cree que el líquido anticera puede ser necesario, pero "utilizándose de la manera adecuada". "Lo suyo es usarlo en la zona central de la calle, por donde van los nazarenos y por donde, precisamente, hay cera. No es lógico echarlo en todo el pavimento, de esquina a esquina, y más si no pones a una persona pendiente de que la gente no pase por encima hasta que se seque para evitar accidentes", critica.
Es precisamente por este motivo por el que Juan Bonilla ha decidido dar el paso de denunciar. "No sé si al Ayuntamiento de Málaga, a la Agrupación o a los servicios de limpieza. A quien sea el responsable. Mi abogado ya sabe de lo acontecido y en cuanto tengamos el atestado policial, procederé a denunciar. Las mismas fuerzas de seguridad me invitaron a hacerlo, porque se han producido más accidentes que el mío por culpa de este líquido y resbalones. Lo voy a hacer por todos ellos, por los hermanos cofrades que han sufrido lesiones, para que no vuelva a repetirse el año que viene y se tomen las precauciones pertinentes", zanja.
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