Eran las seis y cuarto de la tarde de este sábado en el Parque del Oeste. Junto al parque canino, dos grandes mesas llenas de comida -chuches, gusanitos y patatas varias, así como dos grandes palmeras de chocolate que rezaban un mensaje claro: "Te echaremos de menos"-.
Alrededor de la mesa, más de una veintena de niños correteaban, entre risas, con globos en las manos. Uno lleva un globo plateado en forma de J. Otro una A. Otro una D. Y el último, una E. J-a-d-e. Los globos formaban un nombre: Jade. Jade es una profesora muy especial para todos ellos. La conocieron en su colegio, un concertado de Málaga, en 2020, sin saber el vínculo tan especial que iban a tener con ella con el paso del tiempo.
Todos los niños presentes la tuvieron en el ciclo de preescolar. Concretamente, en tres y cinco años. Este curso, los más pequeños iban a tenerla de profesora en cuatro años, pero no ha podido ser. Jade estaba cubriendo la baja de una profesora que sufre una larga enfermedad. Esta persona no ha vuelto todavía, pero como no estaba previsto que vuelva pronto, de un día para otro, Jade se ha visto fuera de su puesto de trabajo. Este colegio, cuyo nombre no aportamos en protección a la maestra, le argumentó que "por no cumplir las expectativas" no podía seguir dando clases.
Sin embargo, los padres de sus alumnos han demostrado que "no es para nada así". Muchos aseguran que la profesora "se ha dejado la piel" desde que llegó a este colegio donde ha atendido incluso a un niño con autismo. La joven se interesó tanto por ayudar en todo lo posible a este alumno, acudiendo incluso a la terapia que este hacía por las tardes, fuera de su horario laboral. Jade hacía todo lo posible por convertirse en la "profe favorita" de todos, pero a él trataba de ayudarle como su 'asistente', aunque esta labor no le perteneciera del todo a ella.
Varios padres declaran a EL ESPAÑOL de Málaga que creen que el colegio simplemente ha tomado esta decisión por "motivos empresariales", alegando que no querían "invertir más dinero" en un contrato indefinido. "Lo peor han sido las formas. No puedes avisar a una profesional de que la echas a días de empezar el curso -se enteró de que "algo iba mal" el 2 de septiembre-, cuando las plantillas están completas ya. ¿Qué se va a buscar?", lamentan.
De hecho, lejos de acceder a la decisión del colegio, estos organizaron una reunión con la dirección para pedirles explicaciones al respecto y solicitarles que Jade tenía que volver, al menos, para terminar el ciclo de infantil con ellos. "Es que no piensan en los niños. Visto está. Si pensaran y fuese verdad eso de que prefieren que esté en Primaria, la hubiesen dejado acabar el ciclo de infantil con ella y hubiesen entrado a Primaria teniéndole a ella también, facilitándoles ese cambio tan brusco", relatan.
Creen que "para callarlos", le ofrecieron a Jade otro contrato que no tenía nada que ver con el que tenía, en todas las formas, y que, por razones obvias, rechazó. "Yo también lo hubiese hecho", dice asintiendo con la cabeza una de las madres. "Les pedimos en la reunión un solo motivo por el que la despedían. No supieron responderme", expresa otra con decisión. "Por la nueva ley, les salía más rentable económicamente echarla que hacerla indefinida", añade otra de las mamás del grupo.
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Dan las seis y media de la tarde. Por el arco que conecta la zona del estanque con la del parque canino aparecen Jade y su pareja, de la mano. De repente, se escucha: "¡Sorpresa!". Jade se echa las manos a la cara y se emociona al recibir el inesperado abrazo de "sus niños". Tras este momento tan especial, la joven consigue organizarlos para que se sienten alrededor de ella en el suelo, mientras abre unos detalles que le habían regalado como despedida. El más especial, una maceta con flores que guardaban cartas y dibujos de sus pequeños. "No he visto maceta más bonita en mi vida", decía la profesora con una sonrisa de oreja a oreja.
Su pareja la mira sonriente. Le alegra verla así de feliz tras haber podido celebrar una despedida en condiciones con su clase, como ella deseaba. "Cada mañana a las ocho y algo coge el teléfono y le pregunta a su compañera que tal están. Si han entrado contentos al cole... Lo suyo es vocación desde que era muy pequeña. No puede ir en el metro sin ir haciendo carantoñas a todos los pequeños que se encuentra. Es muy duro lo que le ha pasado y me ha costado sacarla de casa", relata a este periódico su novio.
Una de sus compañeras, también presente en la fiesta, sonríe y asiente. "Ella es maravillosa como compañera. Te da tu sitio, está pendiente de todo y trata a los niños por encima de todo. No puedo tener ni una palabra fea para ella. Es buenísima. Encima tiene una clase que es un encanto y así están, locos con ella", cuenta.
Jade es madrileña y llegó a Málaga hace tres años. En este colegio, que está situado en la zona norte de Málaga, los niños la conocieron en noviembre de 2020, con el curso empezado y después del confinamiento. Era un panorama muy peculiar para todos con unas medidas muy estrictas. Según los padres, hizo un curso "de 10" sustituyendo a esta profesora. "Ella es la vocación hecha persona", reconocen todos.
Después comenzó un nuevo curso en septiembre de 2021 con sus "bebotes", los de tres años. Recuerda con cariño como en el primer día de una de sus peques le dijo que se guardara "los besitos de papá y mamá en los bolsillos" para que cuando los necesitara pudiera tenerlos a mano y así no echarlos tanto de menos. También se emociona al ver cómo otra peque que apenas hablaba ahora es toda una charlatana y va de un lado para otro.
Para Jade, los niños son su motor de vida. "Cuando te pasa algo en la parte personal de tu vida, te refugias en la laboral. Por ello, en las malas rachas, mis alumnos son mi vida y yo he dado todo lo que he podido y más con ellos", cuenta la profesora, que siempre trata de quedarse con lo positivo de todo y así se lo muestra a sus niños.
"Ojalá llegues a un sitio donde te valoren mil por mil. No como aquí, aunque te prometan que 'tienes las puertas abiertas cuando quieras' y todos sepamos que no es verdad", añade otra madre en mitad de la conversación.
Jade y su positividad se quedan con una cosa de todo este conflicto, entre abrazo y abrazo a sus bebés, que casi no la dejan hablar requiriendo su atención: "Me quedo con que cuando piensas cosas sobre ellos y ves cosas que te gustan o no te gustan en ellos, te acabas viendo a ti misma, son tu reflejo. Y tienes la oportunidad de cuidarles como te han cuidado o como a ti te hubiese gustado cuidarles. Me gusta verles evolucionar. Ahora los veo enanos en el parque, pero en el cole les veo crecer y te prometo que los veo muy grandes y me digo "Madre mía, mis niños". Los quiero un montón".