Juande, qué bueno que viniste. Eso mismo habrá pensado Natxo González en el momento en el que el árbitro dio el pitido final que confirmaba la sufrida victoria del Málaga CF. Lo habrán pensado sus compañeros, Peybernes y Lombán, al saber el jugador de garantías con el que comparten posición y que guarda sus espaldas. E incluso lo habrá pensado cualquier aficionado en su casa que temía que un Okazaki volviera a aparecer entre tanto balón colgado al área en los minutos finales, pero no. Este domingo no tocaba porque la defensa había recuperado a su dueño y señor.
El equipo acabó sufriendo, aunque algo menos que contra el Cartagena. El paso atrás fue evidente para proteger un resultado bañado en oro contra un rival directo en el intento de asegurar la permanencia lo antes posible. Y así fue. El Málaga CF ganó, marcó en dos de los tres disparos a puerta que tuvo en todo el partido y se mantuvo firme atrás para sacar beneficio del ataque. Sin embargo, y a pesar del buen partido de muchos futbolistas, la gran noticia es el regreso de Juande. Y qué regreso.
El gol del central es una mera anécdota y un detalle que engalana el partido que ha hecho. Su presencia en la convocatoria fue duda hasta última hora, las sensaciones del entrenamiento del sábado fueron decisivas. Visto el historial de lesiones que ha sufrido el cordobés esta temporada, podría haber sido lógica su ausencia en el once inicial para protegerlo. Sin embargo, las necesidades eran mucho mayores que mantener al cordobés en el banquillo. Además, ya había otro hueco fundamental en el campo sin Escassi.
Natxo González planteó una defensa de tres centrales para frenar los centros laterales del Amorebieta. ¿Fructificó el experimento? Sí, hasta tal punto que el equipo despejó un total de 35 balones con la gran presencia de Peybernes, Lombán y Juande. El técnico sabía del juego directo del rival y, viendo que el paleño cumplía sanción por el ciclo de tarjetas, usó todas sus armas defensivas desde el principio con una defensa de cinco jugadores y un equipo muy peleón en los intentos de robar la pelota.
El Málaga CF volvió a defender y, principalmente, con orden, algo de lo que puede presumir en cierta parte tras la llegada del técnico vitoriano. Ya fuese por mérito de la zaga malagueña o por demérito propio, lo cierto es que el Amorebieta disparó hasta en 17 ocasiones. Sin embargo, solo una de ellas fue hacia la portería de Dani Barrio y, precisamente, fue el gol de Orozko en los instantes finales. No obstante, el planteamiento de los tres centrales facilitó que se diera esta situación.
Además, no fue un partido fácil. No solo por el significado y la importancia que ha tenido la victoria, sino porque el rival dominó muchas de las facetas del juego ante su afición. Es más, no fue un dominio en campo propio ni excesivamente superficial. El equipo vasco aprisionó a los de la Costa del Sol en varios tramos del encuentro. De ahí que el 62.65% de los pases correctos que dieron se produjeran en el lado del Málaga CF.
Más allá de las estadísticas, es la jerarquía que ofrece en el centro de la zaga blanquiazul. No está siendo una temporada plácida para el cordobés. Ha sufrido tres lesiones desde noviembre que le han mantenido alejado de los terrenos de juego, pero basta atender a esos nueve partidos para comprender la importancia que tiene Juande sobre el campo: el Málaga CF tan solo ha ganado uno sin su central. Los ocho restantes se cuentan por cinco derrotas y tres empates.
La salud para el canterano es el principal deseo que puede pedir la entidad de Martiricos. No ha necesitado tiempo de adaptación al juego tras este parón por la lesión ni nada parecido, su efecto y su impacto han sido inmediatos en la defensa del equipo. Quizás la tranquilidad y el respiro vengan por recuperar su mejor versión, quien hace mejores a sus compañeros más cercanos. Quizás ese sea solo el principio de un camino que hoy está más llano. Por lo pronto, han llegado buenas noticias. Juande, qué bueno que viniste.
Peybernes
No obstante, no todo lo que deja la victoria contra el Amorebieta son buenas noticias. Mathieu Peybernes se tuvo que marchar del terreno de juego por unas molestias musculares. Ya se quejó durante la primera parte y no pudo permanecer más tiempo sobre el campo. Quizás solo sea un percance y nada más sin importancia, pero toda la fiabilidad defensiva pasa por recuperar a la pareja de gala para que vuelvan a coger confianza y levantar al resto de su equipo desde atrás.