La relación que ha mantenido el Málaga CF con el gol esta temporada 21/22 ha sido la más difícil de los últimos años. Quizás haya marcado más o no, pero el hecho de encajar tanto ha puesto de manifiesto la falta de olfato de los delanteros. El equipo ha acabado infinidad de partidos sin superar al portero rival y no por grandes actuaciones de los guardametas rivales, sino por la dificultad que han tenido los jugadores blanquiazules de disparar a puerta. De ahí, los graves problemas para sumar puntos.
Lo cierto es que esas dificultades con Pablo Guede parecen haber desaparecido. El técnico en su rueda de prensa de presentación ya confirmó que iba a tratar de erradicar ese problema y vaya si lo ha hecho. Tan solo ha jugado dos partidos, pero es que en ambos el conjunto de Martiricos ha salido con dos goles como mínimo en el marcador. El primer ejemplo, y casi sorprendente, fue ante el Real Valladolid con Brandon y Vadillo. Mientras que ante el Leganés, se volvió a confirmar con el perico, Antoñín y Sekou Gassama. Cuatro jugadores que han estado peleados con el gol toda la temporada.
Todo parece haber cambiado y en estos dos encuentros la relación entre el gol y los jugadores es idílica. Toquemos madera. No obstante, que el balón toque el fondo de la red casi siempre ha traído buenas noticias. El Málaga CF ha puntuado (empate o victoria) en el 81.82% de partidos en los que ha conseguido anotar al menos un tanto. Lo ha hecho en 22 de los 36 que ha jugado hasta este momento, ejemplo claro de la negación ante la portería rival que ha tenido el club todo el año, y en 18 de ellos se ha asegurado como mínimo un punto.
Además de la victoria fuera de casa, en Butarque llegó una noticia inesperada: el sábado fue la primera vez de la campaña 21/22 en la que los jugadores conseguían marcar tres goles. Hasta este mes de abril no se había hecho con anterioridad. Ante Ibiza, Girona, Real Sociedad B, Las Palmas, Eibar, Sporting, Amorebieta y Valladolid se anotaron dos tantos a favor en el resultado. Mientras que en el resto (13/22), incluidas las cuatros derrotas con gol, se marcó en solo una ocasión y casi que dando gracias.
Otro punto a observar sería que en los 15 partidos en los que el marcador acabó en derrota, solo en 4 se adjudicó un gol: Sporting, Real Oviedo, Cartagena y Amorebieta, todos ellos en la primera vuelta y antes del descalabro de mitad de temporada. Estas cifras ponen aún más en valor lo importante que es el gol en el Málaga CF y lo valioso que es para conseguir los objetivos. Atrás quedan multitud de ocasiones que podrían haber acabado con el balón en el fondo de la red u oportunidades que quedaron en el vacío porque nadie remató.
Cinco disparos, tres goles
Las noticias positivas no solo llegaron con los tres goles, sino que también que se convirtieron en solo cinco disparos a puerta. Además del propio problema con el hecho de convertir un tanto, la tragedia llegaba con el número de tiros que necesitaban las futbolistas para marcar un tanto. Este sábado tuvo un 60% de acierto, pero no se queda ahí. El equipo tiró nueve veces y solo cuatro de ellas no fueron entre los tres palos. Por lo que tres goleadores, tres goles en cinco disparos y solo cuatro no necesitaron de intervención del portero.
¿Por qué son tan buenas noticias? Porque los datos de anteriores partidos habían sido absolutamente pésimos. Sí, el partido ante el Valladolid acabó con dos goles, pero las estadísticas asustan: solo 4 de los 16 disparos (25%) acabaron entre los tres palos. Aunque el problema no acaba ahí. En ese último encuentro de Natxo González en el campo del Girona fueron 3 de 11 (27.27%). Mientras que en La Rosaleda frente a la Ponferradina fueron 2 de 13 (15.38%). Son solo tres ejemplos, pero explican lo que ha sido el año de cara al gol.
La expresión dice que cualquier cosa suma y en el Málag CF va más allá: cualquier garantiza que en un 81.82% de las veces el equipo se asegure como mínimo un punto en cada partido. ¿Problema mental? ¿Problema futbolístico? ¿Problema de implicación? Las preguntas son muchas y casi que las respuestas pocas, pero lo cierto es que el panorama es más ilusionante. Quedan seis partidos en los que confirmar la permanencia cuanto antes es el principal objetivo y, tal y como ha quedado demostrado, el gol es clave para ello