No se quiebra la fe del malaguismo. La afición ha acudido este jueves 5 de enero, preludio de la Noche de Reyes, en masa al entrenamiento a puerta abierta celebrado en el estadio de La Rosaleda, donde los jugadores han repartido regalos y el club entradas infantiles que se agotaron rápido a verse desbordadas las previsiones.
Antes de que se abrieran las puertas del estadio de Martiricos, la cola, desde la puerta 6 en la Avenida de La Palmilla, bajaba hasta la fachada principal del edificio y giraba para pasar por encima del río y volvía a girar por la avenida Jorge Silvela. Prácticamente, rodeaba todo el estadio. Se superaron las previsiones y 5.000 malaguistas, muchos de ellos niños, no quisieron perderse la jornada festiva que se vivió en torno al equipo dos días antes de la crucial visita del Tenerife a Málaga, donde el club espera una buena entrada que aliente a los suyos para conseguir tres puntos que podrían sacarle de la zona de descenso.
Estaba previsto que abrieran dos puertas del estadio de La Rosaleda y hubo que abrir una más para que el público entrase antes del inicio del entrenamiento de poco más de una hora que dispuso Pepe Mel para sus jugadores, en el que predominó el balón, con muchos ejercicios de finalización, con lo goles jaleados por el público. No pudieron cantar ninguno en el partidillo a campo reducido que jugaron los malaguistas, que acabó con empate a cero, y se tuvo que resolver en una tanda de tres penaltis que se resolvió a favor del equipo sin petos, teniendo el resto que recoger la portería como castigo.
Como curiosidad, todos los delanteros fueron los encargados de lanzar penaltis, más Luis Muñoz.
Fue uno más del entrenamiento Juanfran Moreno, que no cuenta para Pepe Mel y a cuya salida se le busca una solución. El madrileño no estuvo este miércoles en Coín en el partido amistoso que jugó el equipo. Pero fue el primero que se acercó a las gradas para regalar una sudadera.
Al finalizar la sesión, los jugadores del Málaga CF lanzaron balones, bufandas y caramelos a las gradas alborotadas de La Rosaleda. Además, se sortearon dos camisetas oficiales del equipo. Alguno se pararon a firmar autógrafos, como el caso del último malaguista, Julián Delmas, y el capitán Luis Muñoz, acorralado en una esquina por los más jóvenes que no paraban de ponerle camisetas para firmar.
En el reparto de regalos estuvo Arvin Appiah, que no se ejercitó con sus compañeros aunque sí había salido antes a saludar. Confirmó Pepe Mel en rueda de prensa que falta un asunto por solucionar por parte del Almería, club propietario, para que el fichaje se confirme. No se mostró optimista con que pueda estar el próximo sábado con el equipo frente al Tenerife, donde ha estado cedido desde el Almería durante la primera vuelta.
Ahora el malaguismo, volcado con el equipo, espera otro regalo, aunque llegue el día 7 de enero. Una victoria y los tres puntos para comenzar la remontada de la segunda vuelta.