En el mensaje que salía del vestuario del Málaga CF tras la dolorosa y casi definitiva contra el Racing de Santander se podía leer entre líneas que conseguir la permanencia, aunque los números sigan dando, ya es solo una cuestión de fe, algo remoto en lo que no se confía y que si llega será inesperada. Quedaba claro que el partido del domingo tenía un carácter de definitivo para el equipo, y de que una derrota abocaba a los blanquiazules al descenso. A diez puntos de la salvación, con el goalaverage perdido con los dos grandes rivales en la pelea por la permanencia, ya solo queda confiar en un milagro.
El primero en hablar fue Sergio Pellicer, que planteaba directamente la posibilidad de tirar la toalla, o por el contrario seguir luchando. Pero el lenguaje ya era diferente al resto de comparecencias. Reconocía el técnico que era un día "jodido", de ahí que el partido se planteaba también de puertas para dentro como un último hilo para agarrarse a la permanencia. "Hoy era un día señalado. Es un día para reflexionar, muy jodido para todos", llegó a decir para concluir que tocaba rendirse o luchar. Ya se habla, por tanto, de rendirse.
En la misma línea se pronunció el portero Rubén Yáñez, que aferrándose a las matemáticas, pero solo a las matemáticas aseguraba que todavía es posible. El lenguaje que acompañaba a sus palabras dejaba claro que esta derrota había sido la puntilla a la temporada.
Pero al Málaga, después del partido contra el Racing, le quedan doce jornadas de agonía, en las que efectivamente las matemáticas permiten la permanencia, pero rozando casi el pleno de victorias, una quimera para un equipo que solo lleva cinco en treinta jornadas.
La reacción que se necesita es inmediata para empezar a tejer el milagro. Pero en el horizonte cercando están nada menos que Las Palmas, líder, y Levante, aspirante. La primera parada de este Málaga ya muy tocado será el estadio Gran Canaria el próximo sábado a las 21:00 horas. Allí lo espera el líder, el equipo que empezó a cavar la tumba de este Málaga en la segunda jornada de competición, cuando lo humilló con un 0-4 y gracias en la segunda jornada de Liga en La Rosaleda.
Las Palmas no pierde un partido en Liga desde noviembre, porque un empate al Málaga ya no le vale, y su colchón con los puestos de playoff es escaso, por lo que no se puede permitir ninguna relajación.
Después del partido en Gran Canaria, a La Rosaleda llegará el Levante de Javi Calleja, que esta jornada ha sufrido un grave traspié en Huesca para salir de los puestos de ascenso directo. Aun así, los valencianos son unos de los equipos más solidos desde la llegada de Calleja al banquillo. Con la de Huesca, solo ha sufrido dos derrotas.
El horizonte a corto plazo es más desolador todavía, de no sacar ninguna victoria en estos encuentros, el Málaga estaría obligado prácticamente a hacer pleno en las diez últimas jornadas.
En el día de la resaca más dura para el malaguismo en mucho tiempo, tres camareros conversan sobre el Málaga CF detrás de una barra de un bar de la Cruz de Humilladero a la hora del café. "Le quedan doce partidos y tiene que ganar por los menos ocho", dice el que parece el dueño acariciándose la cara. "Trece", tercia una voz femenina desde la cocina. Pues eso.